El Primer Ministro Mark Carney será observado de cerca por los canadienses indignados por Donald Trump, y por una comunidad empresarial ansiosa en busca de alivio arancelario, cuando se reúna con el presidente de EE. UU. el martes en Washington.
Después de meses de amenazas de anexión de Trump, el recién elegido primer ministro tendrá la tarea de realizar un delicado acto de equilibrio, mostrando fortaleza mientras mantiene el lugar de Canadá en un pacto comercial norteamericano crítico que los aranceles del presidente han intentado desbaratar.
“Mi gobierno luchará para obtener el mejor acuerdo para Canadá”, dijo Carney el viernes en su primera conferencia de prensa desde las elecciones.
El Acuerdo de Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, llamado CUSMA, fue negociado durante la primera administración de Trump. En ese momento, Trump lo calificó como el mejor acuerdo y los funcionarios canadienses lo declararon una victoria para Canadá.
El CUSMA se revisará el próximo año, pero después del regreso de Trump a la Casa Blanca, rápidamente quedó claro que el presidente pretendía sacudir el pacto comercial continental.
Canadá y México fueron golpeados temprano con aranceles que el presidente vinculó al flujo de fentanilo y personas a través de las fronteras. Los datos del gobierno de EE. UU. muestran un volumen mínimo de fentanilo interceptado en la frontera entre EE. UU. y Canadá. Ambos países también fueron golpeados por los aranceles del acero, aluminio y automóviles de Trump.
Las provocaciones de Trump incluyeron llamar al entonces primer ministro Justin Trudeau un “gobernador” y decir que el país estaría mejor como un estado de EE. UU.
Mientras que los aranceles alarmaron a los vecinos más cercanos de América, han surgido señales de que el presidente aún valora el CUSMA, un logro clave de su primera administración.