Andrew Mountbatten-Windsor, formalemente conocido como “príncipe”, enfrenta una renovada presión por parte de legisladores estadounidenses que exigen su testimonio en relación con el delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein. Aunque el Congreso de EE. UU. no puede obligar directamente al exmiembro de la realeza a viajar a los Estados Unidos para declarar, análisis jurídicos indican que cualquier comparecencia voluntaria conlleva un riesgo que podría potencialmente derivar en cargos criminales y un intento de extradición.
El Congreso no puede citar a un ciudadano extranjero
Las actuales exigencias, formalizadas en una carta de los demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, solicitan que Mountbatten-Windsor se someta voluntariamente a una entrevista. Esta es una distinción crucial.
Ausencia de poder coercitivo: Al no ser ciudadano ni residente en EE. UU., el Congreso estadounidense carece de la potestad legal para emitir una citación válida que obligue su asistencia o testimonio. Por lo tanto, la carta constituye una petición de cooperación de índole política y diplomática.
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Cooperación nula: A pesar de promesas anteriores de colaborar con los fiscales federales, se ha acusado a Mountbatten-Windsor de haber brindado “cero cooperación” en el pasado, lo que sugiere que es improbable que acepte cualquier invitación de forma voluntaria.
El riesgo clave: Perjurio y extradición
El camino hacia una potencial condena carcelaria en EE. UU. para Mountbatten-Windsor depende enteramente del riesgo legal que asumiría al acceder a cooperar. Si decidiera testificar voluntariamente bajo juramento en los Estados Unidos, proporcionar información falsa podría dejarlo expuesto a ser procesado.
Cargos por perjurio: Cualquier persona que acepta declarar ante el Congreso debe prestar juramento de decir la verdad. Si Mountbatten-Windsor realizara declaraciones que posteriormente se demostraran falsas, por ejemplo, sobre la cronología o naturaleza de su relación con Epstein, podría enfrentar cargos criminales en EE. UU. por perjurio.
Desencadenante de extradición: Un cargo criminal formal en EE. UU., como el perjurio, constituiría la base legal necesaria para que el Departamento de Justicia estadounidense iniciara una solicitud de extradición al Reino Unido. El perjurio está clasificado como un delito extraditable bajo el Tratado de Extradición entre el Reino Unido y EE. UU.
¿Qué nueva evidencia impulsa la exigencia estadounidense?
La renovada presión sobre Mountbatten-Windsor proviene de documentos recientemente divulgados que detallan su conexión continua con Epstein mucho después de que afirmara haber terminado su relación.
El correo de 2011: Se reveló un intercambio de correos electrónicos de 2011 en el que Mountbatten-Windsor le decía a Epstein: “Parece que estamos en esto juntos y tendremos que salir adelante”. El mensaje fue enviado en febrero de 2011, contradiciendo su afirmación pública de que ya había puesto fin a la amistad en diciembre de 2010.
Registros financieros: Investigadores del Congreso han citado registros financieros con anotaciones como “‘masaje para Andrew‘”. Los registros, unidos a la longeva amistad, llevan a los legisladores a creer que posee conocimiento relevante para auxiliar su investigación sobre los “coconspiradores y facilitadores” de Epstein.
Las acciones mitigadoras del Rey Carlos: Una “amputación real”
Para proteger a la institución monárquica del “daño profundo” causado por el escándalo, el Rey Carlos III ha tomado medidas decisivas y sin precedentes para cortar de raíz los vínculos de su hermano con la estructura de la Familia Real.
Privación de todos los títulos y tratamientos: El Rey Carlos ha removido formalmente todos los títulos y tratamientos de su hermano, incluyendo “Príncipe” y “Su Alteza Real”, un proceso descrito como una “rara amputación real”. Mountbatten-Windsor es ahora conocido únicamente por su nombre de pila y carece de privilegios reales formales.
Desahucio de la residencia real: El Rey ha iniciado el proceso formal para desalojar a Mountbatten-Windsor de Royal Lodge, su residencia de treinta habitaciones de larga data en la finca de Windsor, reubicándolo en una propiedad de financiación privada en la finca de Sandringham del Rey.
Simpatía pública hacia las víctimas: En la declaración que anunciaba las censuras, el Rey dejó claro que las acciones se consideraban “necesarias” y enfatizó las “máximas simpatías” de la Familia Real “con las víctimas y supervivientes de cualquier y toda forma de abuso”. Esta medida busca directamente alinear a la Corona con la opinión pública y parlamentaria, distanciándose de la conducta de su hermano.
El destierro de Mountbatten-Windsor es considerado por expertos en la realeza como un intento de “salvar el todo” sacrificando la parte, priorizando la integridad y la supervivencia a largo plazo de la Corona sobre la lealtad familiar. No obstante, mientras la Familia Real continúa luchando por salvar su reputación tras una seguidilla de escándalos, la cuestión de Andrew permanece en el aire. Si el Congreso de EE. UU. decide finalmente hacer públicos los tan esperados “correos de Epstein”, y si estos no están fuertemente redactados, ¿podría Andrew ser de algún modo forzado a testificar por su propia familia?
