A los no hispanos, el término “Día de la Hispanidad” quizás les resulte un tanto peculiar, pero lo cierto es que el 12 de octubre constituye una efeméride de gran relevancia en el calendario nacional.
En realidad, se trata de una amalgama de diversas festividades menores, agrupadas para justificar otro día de asueto.
Fue un 12 de octubre de 1492 cuando Cristóbal Colón avistó tierra, hito que marcó la entrada del Nuevo Mundo en la historia de Occidente.
Asimismo, se conmemora el Día de la Lengua Española —hablada por 600 millones de personas— y nada menos que dos festividades religiosas consagradas a la Virgen, bajo las advocaciones del Pilar y de Zapopan. Si conocen a alguna mujer llamada Pilar, felicítenla, pues celebra sus santos. Para completar el cuadro, el 12 de octubre también es el Día de las Fuerzas Armadas.
¿Y por qué se añade el lunes 13? Para formar un puente, como es habitual. La costumbre española estipula que, si un festivo coincide en domingo, se tiene derecho a disfrutar del lunes, a fin de no perder el beneficio. (¡El viernes anterior, el 10 de octubre, también corre peligro!).
Para el 12 de octubre de 1492, Colón y sus hombres, navegando hacia el oeste en sus tres carabelas, ya llevaban cinco semanas en alta mar. Aunque el propio Colón estaba seguro de que la tierra aparecería pronto, la tripulación comenzaba a inquietarse. Escaseaban el agua potable y los víveres en condiciones.
La noche anterior habían avistado una bandada de pájaros, y Colón dedujo que era un buen presagio, pues las aves suelen anidar en tierra firme. Un marinero, Rodrigo de Triana, gritó “¡Tierra a la vista!” a las dos de la madrugada. Se había descubierto América y el destino de la humanidad tomaría un rumbo radicalmente distinto.
Colón no era ajeno a ciertas triquiñuelas. Los Reyes Católicos habían ofrecido una recompensa al primero que avistase tierra firme, así que, en las anotaciones de su diario del 12 de octubre, afirmó haber estado paseando por la cubierta, incapaz de conciliar el sueño, y haber vislumbrado una hoguera en la distancia una hora antes del grito.
De este modo, Rodrigo fue privado de su recompensa por su capitán, quien se atribuyó el hallazgo.
A lo largo de los siglos, han sido numerosos los conflictos entre Gran Bretaña y España, pero quizá el más absurdo de todos fue la Guerra del Asiento, que concluyó el 12 de octubre de 1748. Gran Bretaña pretendía, sin ambages, arrebatar el imperio español del Caribe y lo que hoy son los Estados Unidos.
Guardacostas españoles abordaron un navío británico cerca de las costas de Florida y se produjo una reyerta. Se alega que al capitán británico, Robert Jenkins, le fue seccionada una oreja durante el altercado.
Ya en Londres, Jenkins compareció ante la Cámara de los Comunes para exhibir su mutilación y avivar el sentimiento antiespañol. El resultado fue una guerra de nueve años que no reportó ningún logro significativo.
Los británicos esperaban obtener la soberanía de Florida como compensación por la oreja del capitán, cosa que nunca sucedió. Una generación después, Gran Bretaña obtuvo el control de Florida, pero únicamente mediante un trueque: España recibió Cuba. Para 1783, Florida había vuelto a ser española.
No fue sino tras el declive del poder español en el Nuevo Mundo durante la década de 1820 cuando la nueva potencia emergente, los Estados Unidos, intervino. Florida se convirtió finalmente en el vigésimo séptimo estado de la Unión en 1845.
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