Una familia en duelo acusa a la Policía Nacional de haber «asesinado» a un hermano fallecido tras ser reducido por agentes en Torremolinos.
Mientras fuentes oficiales sostienen que el joven de 35 años –identificado localmente como «Haitam»– intentaba robar un locutorio en la calle Hoyos, sus familiares y amigos relatan una versión diametralmente opuesta.
Grabaciones difundidas en redes sociales parecen contradecir directamente la narrativa policial, que describía a Haitam en un «estado de agitación avanzado» al llegar las patrullas.
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El video muestra a Haitam de pie, con calma, dentro del locutorio, apoyado en la counter y revisando su teléfono móvil. Su actitud no parece amenazante ni consciente de ningún conflicto inminente.
No obstante, la situación se precipita en el instante en que un agente entra en escena. Este parece llevar ya una pistola táser amarilla en la mano al aproximarse al hombre, que no espera la intervención.
El fragmento salta luego a una grabación caótica de una lucha violenta, donde se escuchan gritos fuera de cámara.
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Decenas de pancartas manuscritas han aparecido en el lugar de su muerte, transformando el local cerrado en un santuario que exige «Justicia para Haitam».
«El infarto no fue natural como dice la policía», declaró la familia. «Había ocho agentes con cuatro pistolas táser. Eso paró su corazón… ningún corazón resiste esa descarga».
La Policía Nacional indica que acudieron al locutorio el domingo por la noche tras una denuncia por robo.
Críticamente, el primer parte señalaba que el personal del local había «encerrado al sospechoso» para impedir su huida antes de la llegada policial.
Fuentes policiales confirmaron a la prensa que fueron necesarias varias patrullas para reducirlo debido a su estado. Según los informes, sufrió un paro cardíaco durante la esposamiento y no pudo ser reanimado por los servicios médicos.
La comunidad local ha mostrado su apoyo a la familia, rechazando la etiqueta de «ladrón» y acusando a las autoridades de racismo.
Desgarradoras notas pegadas en las persianas metálicas insisten en que Haitam solo pedía prestado un cargador de móvil cuando la situación se descontroló.
«No robó un cargador, solo pidió un favor», reza una. Otra afirma: «Lo dejaron morir».
El memorial improvisado se ilumina con decenas de velas rojas, entre mensajes de amor y rabia. «Te quiero, mi pez globo», se lee en un homenaje personal, junto a letras mayúsculas que claman: «Asesinado por racismo a sangre fría».
Otra nota señala también al personal del local: «La policía lo mató… y este sitio lo consintió».
La Policía Nacional ha abierto una investigación para dilucidar las causas exactas del fallecimiento, a la espera de la autopsia.
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