Daniel’s Gotta Die, dirigida por Jeremy LaLonde y escrita por Matthew Dressel, es una comedia de intriga peculiar que se deleita en el caos de la avaricia familiar. Esta joya independiente es un relato humorístico oscuro que gira en torno a Daniel Powell (Joel David Moore), un optimista ingenuo que hereda la inmensa fortuna de su padre, solo para descubrir que sus hermanos quieren verlo muerto para reclamarla.
La premisa es simple: Daniel, el hijo de buen corazón del multimillonario Edward Powell (Iggy Pop), tiene la tarea de reunir a sus hermanos distanciados—Mia (Mary Lynn Rajskub), Jessica (Carly Chaikin) y Victor (Jason Jones)—para un fin de semana en la casa de playa familiar. Si se unen, se reparten la herencia; de lo contrario, Daniel se queda con todo. Sin que él lo sepa, sus hermanos tienen pensado asesinarlo. LaLonde, conocido por The Go-Getters, se sumerge en la vibra hitchcockiana que evoca el guion de Dressel, creando un tono que es igualmente suspense y satírico.
Joel David Moore brilla como Daniel, encarnando una sinceridad nerviosa que hace que su ingenuidad sea entrañable. Su actuación es el pilar de la película, especialmente a medida que la trama se descontrola. La Mia de Rajskub, con su actitud imperturbable, es un punto destacado, su fría apariencia resquebrajándose en momentos que son tanto hilarantes como inquietantes. La obsesionada con las redes sociales Jessica de Chaikin y el despreciable Victor de Jones completan el cuarteto disfuncional. El fallecido Bob Saget, en su papel final como el astuto asesor Lawrence, demostrando a todos que su timing cómico sigue siendo impecable.
El guion de Dressel, originalmente titulado Killing Daniel, coquetea con las vibraciones de intriga al estilo de Knives Out pero traza su propio camino. Se trata menos de resolver un misterio y más de ver cómo la familia Powell se desmorona bajo el peso de la avaricia. La habilidad de Dressel para entrelazar el humor impulsado por los personajes con las apuestas crecientes mantiene el ritmo de los 91 minutos de duración.
Como despedida final de Bob Saget, la película lleva un peso emocional. Su interpretación, llena de encanto y amenaza, nos recuerda su rango más allá de Full House. LaLonde ha destacado el amor de Saget por el proyecto, y esa pasión brilla, haciendo que sus escenas sean una despedida conmovedora. Daniel’s Gotta Die es un viaje sangriento y descabellado que no se alarga más de lo necesario. LaLonde y Dressel entregan una película que trata tanto de reírse de las fallas humanas como de animar a la redención.
Email:[email protected]