Un guión de Anthony Shaffer, uno de los escritores más importantes del Reino Unido, y un reparto encabezado por Christopher Lee y Edward Woodward deberían haber sido un sueño para el director Robin Hardy al filmar The Wicker Man hace más de medio siglo.
Aunque hoy es reverenciada como una obra maestra de culto del terror, cartas y borradores del guión inéditos revelan ahora la gran miseria que vivieron los cineastas.
La película de 1973 trata de un policía puritano, interpretado por Woodward, que llega a una remota isla escocesa en busca de una niña desaparecida, solo para encontrarse con siniestros paganos locales que niegan su existencia. Britt Ekland fue elegida como la hija sexualmente liberada de un posadero, quien intenta seducir al oficial temeroso de Dios, y Lee interpreta a Lord Summerisle, un aristócrata pagano.
Pero la atmósfera creativa era tensa y conflictiva, según muestran los documentos. En una carta a Shaffer, Hardy escribió: "¿Cómo te atreves a tratarme así?".
Shaffer ya era famoso por obras maestras como Sleuth, pero su borrador mecanografiado de The Wicker Man muestra los brutales cortes que Hardy hizo a su trabajo. Entre las muchas partes tachadas están las líneas de Summerisle en la escena final, que hubieran comenzado así: "La niña era solo la punta del iceberg – la parte visible. No te reproches, no había forma de que lo supieras".
Las tensiones también afectaron a otros. Un productor escribió: "El talento de Shaffer ha sido opacado por una autoindulgencia que lo impulsa a demostrar que es demasiado listo". En otra carta, Lee describió la película como "atractiva y misteriosa", a pesar de "tener que lidiar con un productor gárrulo, un escritor mal pagado y acosado, y un director hostil y sobrepagado".
Una extensa correspondencia sobre la película fue encontrada en el ático de la antigua casa de la tercera esposa de Hardy, Caroline. También había guiones inéditos, storyboards, fotos del set y cuentas financieras que reflejan las luchas de los cineastas.
Los hijos de Hardy, Justin y Dominic, han usado este material para un próximo libro, Children of The Wicker Man. Revela las presiones extremas que enfrentó Hardy, desde un ataque al corazón hasta la bancarrota. Inicialmente, la película fue un fracaso de taquilla y, tras su fallo, Hardy abandonó a su familia para comenzar una nueva vida en Estados Unidos. Cartas legales revelan que Caroline fue la productora ejecutiva no acreditada y que Hardy le debía el equivalente a un millón de libras actuales. Ella tuvo que vender la casa familiar y murió en 1984, sin saber que la película finalmente se convertiría en un éxito mundial.
Justin, un historiador y cineasta nominado al Bafta, describió The Wicker Man como "la película que arruinó a mi familia". Su hermanastro Dominic, historiador del arte, dijo: "Todos los grandes personajes están ahí. Descubrimos un guión original de Shaffer con las anotaciones de nuestro padre, ‘conteniendo’ su entusiasmo excesivo. Se querían y se odiaban al mismo tiempo".
Escribir el libro ha traído algo de "cierre", según Justin. Su familia nunca se benefició económicamente de la película. "Esta maldita película ha generado tanto dinero para otra gente. Es increíble. Mi padre aceptó cobrar cinco mil libras. Nunca recibió nada más. Christopher Lee tampoco recibió dinero, a pesar de haberla hecho gratis para salir de Hammer Horror. En muchos sentidos, ha sido una película muy desagradable".
