Una marca personal: cómo las danesas están redefiniendo las reglas de la moda

Los fanáticos del fútbol estarán familiarizados con el juego de las sillas musicales entre directores técnicos, pero en la moda el fenómeno ha sido extrañamente similar durante el último año. Desde mediados de 2023, 17 nuevos diseñadores han sido nombrados al frente de grandes casas, incluyendo Gucci y Dior. Pero, en una industria impulsada por la ropa femenina, solo cuatro de estos nombramientos corresponden a mujeres.

Las estadísticas son aún más desalentadoras. De las 30 principales marcas del Índice de Negocios de Vogue, solo cinco tienen directoras creativas. En Kering, el conglomerado dueño de Balenciaga y Valentino, solo hay una: Louise Trotter en Bottega Veneta. En LVMH, propietario de Loewe y Dior, nuevamente solo una marca es dirigida por una mujer: Sarah Burton en Givenchy.

En febrero, un estudio de 1 Granary reveló que mientras el 74% de estudiantes en los mejores programas de moda son mujeres, el 88% de los puestos creativos senior son ocupados por hombres. La última vez que una mujer ganó el premio al Diseñador del Año en los Fashion Awards fue en 2012. Y no solo ocurre en diseño: la mayoría de CEOs y ejecutivos en la industria siguen siendo hombres.

Sin embargo, existe una excepción. Esta semana, la 19° edición de Copenhague Fashion Week (CPHFW) –considerada la semana de moda más sustentable– se celebra en Dinamarca. De 42 marcas participantes, 26 fueron fundadas y son dirigidas por mujeres.

Stine Goya, cuya marca homónima se vende en 30 países, describe la dominación masculina como “arcaica”. Destaca que las políticas danesas de igualdad salarial y apoyo a madres trabajadoras han impulsado este cambio: “Copenhague se ha convertido en un ecosistema para marcas independientes lideradas por mujeres. Hay colaboración y ganas de hacer las cosas distinto”.

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Stephanie Gundelach, cofundadora de la marca sustentable Opérasport, menciona: “Existe un sesgo tácito donde las mujeres deben trabajar el doble para ser valoradas igual. Aquí, estamos construyendo nuestras propias plataformas en lugar de esperar permiso para sentarnos a la mesa”.

Mientras en otras capitales menos del 1% de modelos son tallas grandes, en CPHFW alcanzan el 1.4%. Cecilie Bahnsen, conocida por sus vestidos románticos combinados con zapatillas, dice: “Diseño para mujeres reales. Mis piezas priorizan comodidad sin sacrificar estilo”.

Anne Sofie Madsen, quien relanzó su marca con la estilista Caroline Clante, comenta: “Las diseñadoras abordamos la moda desde una mirada femenina. Nuestras clientas visten para expresarse, no solo para ser admiradas”. Su nueva colección incluye “jeans nocturnos” y bolsos inspirados en memes.

Estas creadoras rechazan la cultura tóxica de la moda: horarios flexibles, equilibrio vida-trabajo y apoyo mutuo son clave. Como resume Gundelach: “Aquí prima la colaboración sobre la competencia. Es raro encontrar una comunidad tan sólida de mujeres empoderándose entre sí”.

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