Después de un año increíble de cambios creativos en las casas de moda más grandes e importantes, con rumores de Demna Gvasalia de Balenciaga a Gucci, de Jonathan Anderson de Loewe a Dior, de Matthieu Blazy de Bottega Veneta a Chanel, y muchos más, realmente pensamos que el juego de las sillas musicales finalmente había terminado. ¿Cuanto puede aguantar la industria? Resulta que la mayor sorpresa quizás estuvo esperando a noviembre. El legendario Olivier Rousteing deja Balmain después de casi quince años, y se siente personal.
¿Quién Fue el Hombre que Hizo Latir a Balmain Otra Vez?
Nacido en 1985 en Burdeos, Francia, y adoptado al año de edad, estudió diseño de moda en ESMOD París. Su carrera comenzó poco después de graduarse en 2003, en Roberto Cavalli, donde más tarde le asignaron el rol de director de moda femenina. En 2009 se unió a Balmain para trabajar bajo Christophe Decarnin, a quien más tarde sucedería como director creativo de la casa, con solo 25 años. Rousteing se convirtió en el creativo más joven en asumir y reemplazar un rol así después de que Yves Saint Laurent entrara en Dior, y el primer diseñador negro en liderar una de las históricas Maisons de Francia. Transformó 30.4 millones de euros en 2012 en alrededor de 300 millones el año pasado. Diez veces el crecimiento. Diez veces el impacto. Escalofriante, la verdad.
La Era Dorada de Balmain: Cuando la Alta Costura Encontró a la Cultura
Siluetas, selfies, declaraciones… Rousteing lo hizo todo importante. Híbridos de streetwear y alta costura llenos de metal, chaquetas estructuradas con los hombros acolchados más atrevidos, vestidos esculturales y ajustados al cuerpo cubiertos de tachuelas y cristales, y patrones cosidos a mano que no podíamos dejar de mirar durante años. Claro que sabía mover sus manos por los cuadernos de bocetos, lápices e hilos, pero también sabía cómo hacer que se deslizaran por Instagram. Olivier básicamente inventó la alta costura digital, pasando de los showrooms y las revistas brillantes directamente a los feeds sociales en tiempo real, creando el legendario Balmain Army. Celebridades, influencers, fans… lo que sea, todos eran parte de su fandom, no solo espectadores sino participantes activos en sus campañas. Puso la alta costura en las alfombras rojas con Beyoncé, Kim Kardashian, Rihanna y muchas más iconos de la cultura pop, transformando sus diseños en momentos de moda virales. ¿El resultado? Un alcance digital masivo y un conocimiento de la marca de otro nivel entre audiencias jóvenes y globales, mucho más allá de la clientela tradicional de alta costura de Balmain. Rousteing no solo consiguió que la moda se hiciera viral, la hizo inclusiva. Elegir modelos de todas las etnias, edades y tallas no era una tendencia en aquel entonces, era una declaración muy esperada. Abrió la casa a una audiencia mundial, reformulando lo que una histórica Maison francesa podía ser. No solo cambió Balmain, sino la moda de lujo en sí misma.
El Silencio Después del Narrador
“Estoy profundamente orgulloso de todo lo que he logrado, y profundamente agradecido a mi excepcional equipo en Balmain, mi familia elegida, en un lugar que ha sido mi hogar durante los últimos 14 años. Mientras miro hacia el futuro y al próximo capítulo de mi viaje creativo, siempre llevaré este tiempo tan preciado cerca de mi corazón”, declaró Olivier en Vogue, marcando su salida. Rousteing hizo a Balmain humano, ahora la casa se enfrenta a su reflejo. El latido digital, las campañas virales, el Balmain Army, ¿todo ese ruido icónico? Ahora hay un espacio vacío. La casa entra en un territorio desconocido tratando de mantener ese pulso audaz, fuerte y global con vida. El mundo de la moda que él formó, hiperconectado, rápido y socialmente consciente, sigue moviéndose, y tendrá que arreglárselas sin su voz más potente.
Y, sin embargo, hay algo en esa pausa. Capítulo terminado. Ciclo cerrado. Le debemos la forma en que vemos la moda de lujo hoy. Más grande, más fuerte, más amplia, inclusiva. La historia no ha terminado, solo está en pausa, haciendo espacio para lo que venga después, y de alguna manera, esto todavía se siente poderoso.
