Viendo, o más bien aguantando, la nueva comedia romántica sin ningún encanto de Amazon-MGM, *Maintenance Required*, estaba tan convencido de que era una reinterpretación oficial de *Tienes un e-mail* que busqué en los créditos una confirmación. Seguro que, incluso en esta maldita era de IA donde se erosionan los derechos de autor, ¿nadie regurgitaría tan descaradamente la estructura de esa película tan querida sin dar el crédito necesario?
Pero por más que intenté, no pude encontrar un “basado en” o incluso un “gracias a”. La película es una copia de una película que a su vez era un remake (legal) de una película inspirada en una obra de teatro (el guión incluso menciona, con descaro, “una dulce tienda en la esquina”). En una película que ojalá se use como evidencia en una demanda futura, una mujer intenta mantener con vida su negocio local mientras un competidor grande abre al otro lado de la calle. Mientras tanto, ella chatea en secreto con un hombre que resulta ser su rival. ¿Escena donde él le dice que luche por lo que es suyo y eso la lleva a aparecer en la televisión? Sí. ¿Escena donde él descubre quién es ella realmente mientras ella espera su primera cita en persona? Sí. ¿Escena siguiente donde él aparece, no le dice la verdad y ella lo critica por ser un vendido corporativo? Sí. ¿Química ganadora, ingenio agudo y un final romántico y alegre? Ah, espera.
Porque por más que ChatGPT pueda replicar la forma básica de un plagio de *Tienes un e-mail* (la película supuestamente está escrita por tres humanos), no puede capturar nada de la humanidad o el encanto básico de esa película. Las actualizaciones de la trama solo lo empeoran: esta vez no son librerías rivales sino mecánicos, y en vez de conocerse en un chat de AOL, es un foro de Reddit para entusiastas de los coches. Esto solo muestra lo poco adecuada que es esta historia para una era más digital. Realmente no hay razón para que Charlie (Madelaine Petsch) y Beau (Jacob Scipio) retrasen un encuentro en la vida real, aparte de que ella no tiene mucho interés en citas y él medio que está saliendo con una Mujer Mala mal definida.
Comparten detalles banales sobre arreglar coches en línea (lo cual es, sip, aparentemente más fácil que arreglar personas) y discuten sin energía en persona, pero no hay calidez en lo primero ni mordisco en lo segundo. La trama no tiene una progresión incremental, por lo que no está claro cómo le va realmente al negocio de Charlie y qué significaría su quiebra para ella. Igual que con la exitosa comedia romántica que todos quieren replicar, *Anyone But You* (una película que al menos le dio crédito a Shakespeare), el casting se basa menos en la simpatía y más en la estética de Instagram. Los dos actores guapos se ven bien estilizados y entrenados en el gimnasio, pero les falta el carisma tan necesario para el género.
Es más chocante con Petsch, que debería interpretar a una mecánica práctica que desprecia el glamour (“Prefiero las ruedas a los tacones”, dice), pero incluso cuando trabaja en un coche, está tan impecablemente arreglada como una influencer con un smoothie de Erewhon, con solo una pequeña mancha de grasa colocada con cuidado en su frente.
En un guión más inteligente, habría algo más que explorar con la dinámica de la rivalidad comercial, donde un conglomerate liderado por hombres intenta aplastar a una competidora más pequeña dirigida por una mujer en un campo sin mucha diversidad de género. Pero la película no piensa en nada más que en juegos de palabras con coches. También es muy difícil tragarse su postura anti-gentrificación y anti-capitalista cuando está hecha en colaboración con los jefes malvados de Amazon y llena de *product placement*.
Realmente no hay nada que ver aquí. Solo otra simulación sintética de una película y un género que solíamos amar. No requiere mantenimiento, sino una renovación completa.