Jenny Erpenbeck escribió los textos recopilados en este libro compacto y a la vez kaleidoscópico para una columna en el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung. Publicados en alemán en 2009, ahora aparecen en una traducción al inglés de Kurt Beals, tras el inmenso éxito de la novela de Erpenbeck Kairos, que ganó el premio International Booker en 2024.
Es interesante y educativo reflexionar sobre qué pensaron los lectores de periódicos alemanes de la columna en los primeros años del nuevo milenio, casi dos décadas después de la caída del Muro de Berlín. Porque aunque Erpenbeck adoptó algunas características de la forma –observaciones aparentemente superficiales sobre la vida cotidiana, como una irritación menor por la dificultad de encontrar auténticos *splitterbrötchen*, un pastel sencillo ahora mejorado para una clientela más elaborada y adinerada– ella consistentemente lo amplió y complicó. En ese tono reconocible de aburrimiento y leve queja, con el cual los periodistas esperan atraer a un público con poco tiempo pero desencantado o nostálgico, Erpenbeck introdujo metafísica, política e historia.
Como en su ficción, su atención se centra en el poder irrefutable de la contingencia. De niña y adolescente, ella era una alemana del Este; al entrar en la edad adulta, descubre que su país ya no existe y que las historias personales, familiares, sociales y políticas se han comprimido en un momento que aparece de repente. Si la caída del Muro de Berlín fue un símbolo fácil de entender, dramático en su intensidad e inmediatez, ¿qué pasó con los lugares y las personas en las horas, días y años que siguieron? En términos filosóficos más abstractos, ¿cuál es el estatus de un objeto después de que ha desaparecido, una persona después de que ha muerto, un estado renombrado y reconfigurado, una identidad alterada?
La contingencia nos dice que depende. Ese *splitterbrötchen*, por ejemplo: un artículo dulce y sencillo “bastante revuelto, como si el panadero hubiera pegado todos los restos de masa sobrantes” es ahora un asunto mucho más refinado, que involucra capas de hojaldre, técnicas y procesos, un pulgar presionado en la masa “para dejar entrar aire”. “¡¿Aire?!”, exclama Erpenbeck. “Por primera vez, se me ocurre que la palabra *desaparecer* tiene algo activo en su núcleo, que hay un perpetrador en la palabra.”
Los textos son necesariamente cortos, y Erpenbeck deja que el lector complete lo que ella implica y solo ocasionalmente hace más explícito, como en la cuestión del desaparecido recogegotas: un artilugio una vez ubicuo y de baja tecnología utilizado para salvar los manteles de la Alemania Oriental de los derrames de café, ahora obsoleto ya que las cafeteras han sido reemplazadas por máquinas de espresso italianas.
Estas preocupaciones domésticas se matizan con ironía y humor, pero varios de los textos abordan ausencias más grandes y más significantes. Cuando Erpenbeck visita el sitio del Gueto de Varsovia, describiendo el hotel moderno donde “los ascensores de vidrio suben y bajan dentro de un tubo de vidrio” y los castaños florecen solo en áreas más allá de la zona reconstruida, revela un detalle memorable: que “a menudo hay una pequeña pendiente a la derecha e izquierda de la acera, cubierta de hierba y arbustos, y los edificios en sí se sientan un poco más alto”, porque han sido construidos sobre los escombros y los cimientos de las casas viejas quemadas hasta los cimientos por los alemanes.
Escribir en miniatura exige lo ejemplar y lo material: algo concreto para evocar una imagen, para anclar un pensamiento. Pero a Erpenbeck le preocupa igualmente cómo tales alteraciones profundas afectan al intelecto y a la emoción, cómo redibujan los paisajes mentales y la vida interior. Recordando a personas que ha perdido –”R.”, cuya maquinilla de afeitar completamente cargada recogió del hospital el día después de su muerte, o las manos nudosas de su abuela– considera cómo su instinto de preservar está tomando forma. Está formando un hábito, nos dice, de intentar capturar aspectos de las personas “perfectamente vivas” que la rodean e imaginarlos como trozos de película, “como si pudiera seleccionar mis recuerdos por adelantado y aprenderlos de memoria, para poder estar segura de recordarlos después”.
*Cosas Que Desaparecen: Reflexiones y Recuerdos* de Jenny Erpenbeck y traducido por Kurt Beals es publicado por Granta (£12.99). Para apoyar al Guardian, pide tu copia en guardianbookshop.com. Pueden aplicar cargos de entrega.
