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Lai está en juicio por violar la seguridad nacional y colaborar con fuerzas extranjeras.
Algunos lo consideran un héroe y otros un traidor. Jimmy Lai, magnate de los medios prodemocráticos de Hong Kong, está en la etapa final de su juicio por seguridad nacional.
Los alegatos finales comienzan este jueves para Lai, acusado de conspirar con potencias extranjeras bajo la ley de seguridad nacional impuesta por Pekín.
El caso ha captado atención internacional. El primer ministro británico, Keir Starmer, pidió su liberación. Lai, de 77 años, tiene ciudadanía británica y china, aunque China no reconoce la doble nacionalidad, por lo que lo considera exclusivamente chino.
Detenido desde diciembre de 2020, enfrenta cadena perpetua si es condenado. Críticos dicen que el caso muestra cómo el sistema legal de Hong Kong se usa para silenciar opositores políticos.
Lai ha sido una espina para China. A diferencia de otros magnates, se convirtió en un feroz crítico del país y defensor de la democracia en el ex territorio británico.
"Soy un rebelde nato", dijo a la BBC en 2020, horas antes de ser acusado. Es el personaje más prominente juzgado bajo la polémica ley de seguridad nacional, creada en 2020 tras las protestas en Hong Kong.
La ley criminaliza actos que Pekín considera subversión o secesión. Pekín defiende que es necesaria para mantener la estabilidad, pero críticos dicen que prohíbe la disidencia.
Su hijo Sebastien ha pedido su liberación, advirtiendo que su salud "se está deteriorando".
De la pobreza a la riqueza
Lai nació en Guangzhou en una familia adinerada que perdió todo cuando los comunistas tomaron el poder en 1949. A los 12 años huyó a Hong Kong escondido en un barco pesquero.
Trabajó en empleos precarios y aprendió inglés por su cuenta. Pasó de trabajos humildes a fundar un imperio millonario, incluyendo la marca Giordano.
Tras la represión en Tiananmén en 1989, se convirtió en activista prodemocracia. Escribió columnas criticando la masacre y fundó una editorial influyente.
Ante amenazas de China, vendió su empresa y lanzó medios prodemocracia como Apple Daily. En un entorno mediático cada vez más controlado, Lai siguió criticando a las autoridades.
Para muchos en Hong Kong es un héroe que defendió las libertades de la ciudad. En China, lo ven como un traidor. Ha sufrido atentados, pero siguió expresándose.
En 2020, dijo que la ley de seguridad nacional era el "toque de difuntos" para Hong Kong. Advirtió que sin estado de derecho, perdería su estatus como centro financiero.
Conocido por su franqueza, en 2021 pidió ayuda a Donald Trump. Apple Daily publicó: "Señor Presidente, ayúdenos".
Lai ha declarado: "Llegué sin nada, la libertad de este lugar me lo dio todo… Tal vez es hora de devolver esa libertad luchando por ella".
Desde 2020 enfrenta cargos como fraude y reunión no autorizada. Su caso genera reclamos internacionales por su liberación.
Sebastien Lai ha viajado denunciando el arresto de su padre: "Está en prisión por la verdad en sus labios, el coraje en su corazón y la libertad en su alma".
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Lai es uno de los más prominentes acusados bajo la ley de seguridad nacional de Hong Kong.
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Apple Daily no tuvo miedo de criticar abiertamente al Estado chino.