Oliver P. Desaparecido a principios de julio en Marbella. Crédito: CNDES
La desesperada búsqueda de Oliver Pugh, un niño británico de tres años de rizos rubios y apasionado por los Lego, entra en su cuarto mes, un período angustiante. Su desaparición de la Costa del Sol junto a su madre rusa, Anastasiia Chikina, ha desencadenado una crisis transfronteriza de custodia, marcada por el desgarro familiar y obstáculos geopolíticos. Mientras los progenitores, Matthew Pugh y Chikina, se enfrentan por el destino del pequeño, el caso subraya los peligros de las sustracciones parentales internacionales, atrayendo el escrutinio global hacia los tribunales de familia españoles y la negativa rusa a la extradición.
Nacido el 3 de noviembre de 2021 en Marbella, Oliver se convirtió en el epicentro de este turbulento drama tras la separación de sus padres en mayo de 2024. Matthew Pugh, el padre británico de 36 años, obtuvo la custodia completa por un tribunal de Marbella durante el verano, con una orden expresa que prohibía a Chikina, de 32, sacar al niño de España. Sin embargo, el 4 de julio de 2025, Oliver fue visto por última vez en su domicilio familiar para, acto seguido, desvanecerse sin dejar rastro. Chikina, una influyente de relaciones en Instagram con predilección por publicaciones crípticas, huyó con su hijo y su madre, la abuela de Oliver, en lo que las autoridades califican ya como una flagrante sustracción parental.
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El padre no alertó a la policía de la desaparición de Oliver Pugh hasta agosto
Pugh, presa de la inquietud, no alertó a la policía española hasta el 7 de agosto; una demora que ha suscitado numerosas especulaciones en la red, pero que él atribuye a los frenéticos esfuerzos privados por localizarlos. El Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES) emitió de inmediato una alerta, describiendo a Oliver como un niño de 85 cm de estatura, 15 kg de peso y brillantes ojos grises, vestido la última vez con una camiseta azul y shorts. La petición desapareció de su web días después, si bien el Ministerio del Interior insiste en que la investigación continúa con ímpetu.
Para el 1 de septiembre, los investigadores ya señalaban a Rusia como el probable refugio. “Creemos que la madre ha abandonado España y se ha llevado al niño a su país de origen”, reveló un portavoz policial, aludiendo a ciertos rastros digitales como manifiestos de vuelo y registros fronterizos. La falta de cooperación de Rusia, unida a las gélidas relaciones ruso-británicas, convierte la extradición en una quimera. Los expertos comparan el caso con perseguir sombras en una niebla diplomática.
Chikina rompió su silencio el 5 de septiembre con una bomba en Instagram: “La verdad saldrá a la luz”. Según publicaciones no verificadas, se cree que se encuentra refugiada en Moscú, pero evitó cualquier mención directa a Oliver, lo que aviva la preocupación por su integridad. El 9 de septiembre surgieron rumores de una escala en Tailandia, con geolocalizaciones en redes sociales que sugerían un desvío por Asia antes del arribo a Moscú. Para el 23 de septiembre, el rastro digital de Chikina la situaba de vuelta en su base rusa, aunque no se hicieron públicas fotografías del niño, lo que llevó a Matthew Pugh a suplicar en público: “Oliver es listo, le encantan los aviones y los coches. Que lo devuelvan a casa”.
El bebé desaparecido Oliver Pugh – un campo de minas legal internacional
Los expertos jurídicos tildan el suceso de llamada de atención sobre la necesidad de reforzar los convenios globales en materia de derecho de familia. El 12 de octubre, varios especialistas destacaron cómo las sustracciones transfronterizas explotan los vacíos jurisdiccionales, especialmente con países no signatarios como Rusia. En la actualidad, Interpol y diplomáticos británicos colaboran con los investigadores españoles, pero los avances son prácticamente nulos. Pugh, que sigue en Marbella, se aferra a la esperanza en medio de lo que un medio ha denominado un “enigma legal”.
La desaparición de Oliver Pugh no es solo el titular de un niño perdido; es un crudo recordatorio de las familias fracturadas en un mundo sin fronteras. ¿Prevalecerá la diplomacia, o este niño de tres años, peón en una guerra parental, caerá en el olvido? Mientras las pesquisas se extienden por continentes, la vigilia de un padre no cesa, con la mirada de todos puesta en el paradero del pequeño Oliver hoy.
