Orihuela Costa – ¿Un cáliz envenenado para sus concejales?

De escándalo a dimisión, de marginación a sabotaje político descarado, los concejales de Orihuela Costa se han enfrentado a un sistema enquistado que resiste al cambio y socava el progreso.

A lo largo de los años, Orihuela Costa ha visto un desfile de concejales, cada uno prometiendo cambios, pero dejando siempre tras de sí un rastro de polémica, frustración o potencial incumplido. Entonces, ¿algún concejal ha logrado verdaderamente algo para la Costa en los últimos años, o es el cargo en sí mismo un cáliz envenenado político?

Martina Scheurer (Los Verdes)
Como Concejala de la Costa, Scheurer se vio envuelta en la polémica por los contratos de los chiringuitos. Junto a un empresario local, enfrentó acusaciones de irregularidades en el proceso de adjudicación, algo que ella siempre negó. El escándalo eclipsó su mandato, dejando poco espacio para logros duraderos.

Bob Houliston (CLARO)
Houliston, representante del partido de residentes extranjeros CLARO, ocupó el cargo durante dos años antes de dimitir en medio de turbulencias políticas. En su carta de renuncia, culpó a sus socios de coalición y a desafíos internos, incluyendo disidencias dentro de su propio partido. La caída de la cooperación en la coalición llevó a su salida y puso de relieve la inestabilidad que marcó su liderazgo.

Sofía Álvarez (PP)
Aunque el puesto específico de Concejala de la Costa se eliminó durante su mandato, Álvarez ejerció como Concejala de Turismo y Residentes Internacionales entre 2015 y 2019. A pesar de la falta de presupuesto y autoridad directa, destacó por su apoyo a las Asociaciones Culturales de la Costa, proporcionando equipamiento y participando activamente con grupos locales.

Sin embargo, sus esfuerzos a menudo fueron bloqueados por el entonces alcalde Emilio Bascuñana, cuya actitud despectiva hacia la Costa ("vivimos en un paraíso") contribuyó al abandono continuo. Pese a la energía y compromiso de Álvarez, la voluntad política de Orihuela para atender las necesidades costeras simplemente no existió.

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Manuel Mestre (Vox)
El actual concejal, Manuel Mestre —un general retirado y residente local— parecía traer credibilidad y determinación. Al asumir el cargo, reconoció la necesidad de una inversión superior a 50 millones de euros para modernizar Orihuela Costa. No obstante, desde el principio, sus esfuerzos parecían condenados a ser socavados por la política interna. El alcalde Pepe Vegara (PP), socio de coalición, ha marginado a Mestre y limitado su capacidad de avanzar, según múltiples versiones.

Ahora, Mestre no solo lucha contra la indiferencia del PP, sino también contra desafíos dentro de su propio partido. Su eficacia se ve más comprometida por colegas como Rocío Ortuño, Concejala de Basuras y Festejos, cuya falta de cualificaciones y bajo rendimiento perjudican la imagen de toda la administración.

Conclusión
De escándalo a dimisión, de marginación a sabotaje político descarado, los concejales de Orihuela Costa han lidiado con un sistema enquistado que resiste al cambio y frena el progreso. El cargo se ha vuelto simbólico—utilizado solo para la fachada política, pero vacío de poder real o apoyo.

Hasta que el gobierno local, especialmente la alcaldía, deje de tratar a Orihuela Costa como una ocurrencia tardía y empiece a brindarle los recursos, infraestructura y respeto que urgentemente necesita, cualquier concejal —por cualificado o motivado que sea— está condenado al fracaso. El tiempo de las excusas ya pasó. Lo que la Costa necesita ahora es acción, responsabilidad y un rompimiento definitivo con el ciclo del abandono.