Orihuela Costa se acerca a un momento decisivo en su historia

Hacia mediados de 2025, se estima que el coste para restaurar y preservar los edificios históricos e iglesias de Orihuela superará los 41,4 millones de euros.

Por fin, un voz destacada del sector empresarial ha confirmado públicamente lo que los residentes de Orihuela Costa llevan años denunciando. La Cámara de Comercio de Orihuela lo ha dicho sin tapujos: «Orihuela Costa—el mayor motor económico y fuente de ingresos del municipio—está cada vez más desconectada, olvidada y corre el riesgo real de romper los lazos que nos unen. Si perdemos Orihuela Costa, la viabilidad financiera del Ayuntamiento se desmoronará; no puede sostenerse por sí solo».

Estas palabras reflejan las advertencias del actual alcalde, Pepe Vegara, durante su campaña, cuando reconoció abiertamente que «el mayor problema de Orihuela es la gestión—especialmente en Orihuela Costa». Lamentablemente, su mandato ha demostrado lo acertado que estaba: debido a su mala gestión y falta de avances, la costa sigue ignorada.

Durante décadas, los líderes de Orihuela han mantenido una mentalidad obsoleta: tratan a Orihuela Costa como un conjunto de urbanizaciones desconectadas y ven nuestra costa como un simple activo financiero. Más del 55% de los ingresos del municipio provienen de Orihuela Costa—cifra que sigue creciendo gracias a la alta demanda inmobiliaria, nuestro estilo de vida envidiable, cinco campos de golf de élite y un microclima único que atrae residentes y turistas todo el año.

Mientras tanto, el casco histórico de Orihuela se deteriora más rápido de lo que se repara. Gran parte de estos costes recaen en los contribuyentes de Orihuela Costa.

En contraste, la ciudad histórica—a pesar de su rico patrimonio, museos y bibliotecas—no logra atraer visitantes ni generar dinamismo económico. Su mantenimiento depende casi por completo de fondos externos, incluidos subsidios europeos. Sin los impuestos de la costa, Orihuela enfrentaría una grave inestabilidad financiera.

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De hecho, solo la restauración de 29 proyectos patrimoniales—iglesias, palacios y otros monumentos—requerirá 41,4 millones en los próximos cinco años.

La realidad es clara: Orihuela Costa es ahora el centro social, económico y demográfico del municipio. Sin embargo, sigue marginada políticamente, en parte por la baja participación electoral en la costa. Cuando el poder económico y social reside en un lugar, pero el control político está en otro, el desequilibrio y el abandono son inevitables.

Este problema va más allá de la negligencia burocrática; es un fracaso estructural. Los líderes de Orihuela ignoran los problemas cotidianos de la costa, ya sea por arrogancia, negación o mentalidad anticuada. No brindan los servicios, infraestructura ni representación que esta comunidad vibrante merece.

Y no se trata solo de crear un partido político costero. Se necesita liderazgo: alguien que unifique, con credibilidad y enfoque. No figures polarizantes ni populistas que manipulan la verdad, sino una voz respetada que represente a toda Orihuela Costa con claridad e integridad.

Es hora de dejar atrás la división, la desinformación y la frustración pasiva. Orihuela Costa está en una encrucijada. Con visión, unidad y participación ciudadana—empezando por las urnas—esta comunidad puede tomar las riendas de su futuro.

El momento de actuar es ahora.