Como salido de una película de terror, en una escalada escalofriante de las interacciones en curso entre orcas y embarcaciones, un yate perteneciente a un club náutico de Lisboa se hundió frente a la costa de Costa da Caparica el sábado 13 de septiembre por la tarde, tras ser embestido repetidamente por un grupo de orcas, según las autoridades marítimas portuguesas y testimonios de testigos oculares.
Un segundo navío que intentó auxiliar a la tripulación también resultó dañado en un incidente separado cercano, por lo que las tripulaciones de ambos barcos requirieron operaciones de rescate. Los hechos, captados en video y ampliamente difundidos en las redes sociales portuguesas, muestran la persistente y creciente amenaza que representan estos mamíferos marinos de gran inteligencia en las aguas de la región y reabren el interrogante de por qué lo hacen.
El hundimiento del yate por orcas comenzó temprano y sin previo aviso
El ataque inicial ocurrió alrededor de las 12:30 p.m. hora local, aproximadamente a cinco millas náuticas de la playa de Fonte da Telha, al sur de Lisboa. El yate en cuestión, un velero del club Nautic Squad en Oeiras, sufrió daños tan graves en el timón y el casco tras solo “dos o tres golpes” de las orcas, declaró el patrón de un tour de avistamiento de delfines cercano que desvió su embarcación para ayudar: “Vi el velero moviéndose de manera errática. Entonces me di cuenta de que estaba siendo atacado por una orca”, relató Filipe al periódico portugués Notícias ao Minuto. Dijo que la interacción duró solo minutos pero fue absolutamente devastadora: “Intentamos reflotarlo, pero los daños eran demasiado grandes, y se hundió lentamente porque entraba demasiada agua… Todo tardó poco más de una hora—unos cinco minutos de interacción, luego el tiempo de entrada de agua y el hundimiento del barco”.
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La Autoridad Marítima Nacional (AMN) confirmó que los socorristas de la estación de Cascais y la Capitania del Puerto de Lisboa fueron movilizados inmediatamente, asegurándose de que todos a bordo estuvieran a salvo y que no se necesitara asistencia médica en ese momento.
Otro yate atacado por orcas el mismo día
Agravando el dramatismo, un segundo velero con cinco personas a bordo fue golpeado por orcas a unas cinco millas náuticas de distancia, frente a Fonte da Telha. Su timón quedó destrozado, dejándolo ingobernable, aunque la embarcación permaneció a flote. La AMN informó de que fue remolcado con éxito al puerto de Oeiras, y los miembros de la tripulación fueron reportados como físicamente bien y ilesos. Las autoridades subrayaron que en ambos casos, las tripulaciones ya se habían refugiado en embarcaciones de auxilio para cuando llegaron los rescatadores, evitando cualquier peligro inmediato para la vida humana.
Estos incidentes forman parte de un aumento preocupante de encuentros con orcas en aguas ibéricas desde 2020, con más de 700 casos documentados que involucran a la subpoblación ibérica de orcas, en peligro crítico de extinción. Si bien la mayoría de las interacciones resultan en timones dañados y yates inmovilizados en lugar de hundimientos, el evento de Caparica es una de las raras pérdidas totales de un navío, exponiendo los riesgos para los navegantes en el Estrecho de Gibraltar y las áreas costeras adyacentes. Estos encuentros con orcas aumentaron a 207 en 2023 antes de descender a 136 en 2024 y solo 67 hasta el momento este año, posiblemente debido a las nuevas directrices de las autoridades españolas para alentar a los barcos a permanecer en aguas poco profundas (menos de 20 metros) o evitar por completo los puntos críticos notorios. Sin embargo, la persistencia preocupante de los ataques, a menudo involucrando a un pequeño grupo de orcas liderado por individuos como la hembra conocida como White Gladis, continúa alarmando a expertos navales, biólogos marinos y navegantes.
¿Qué podría estar causando los ataques de orcas a yates?
Los biólogos marinos han especulado que el comportamiento podría provenir de una mezcla de factores, incluido el aprendizaje social lúdico entre los juveniles, la curiosidad hacia los timones de los barcos o las respuestas a factores estresantes ambientales como la disminución de las reservas de atún rojo y la alteración del hábitat. De manera más controvertida, algunos investigadores señalan la intensificación de la actividad de sónar militar en la región desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia en 2022, que ha incrementado las patrullas navales de la OTAN a través del Estrecho de Gibraltar. Se sabe que el sónar de alta intensidad, utilizado en la guerra antisubmarina, causa daños auditivos, desorientación y cambios de comportamiento en cetáceos como las orcas, lo que potencialmente las lleva a atacar embarcaciones civiles como sustitutos de las fuentes de ruido dolorosas.
Eventos similares recientes respaldan este patrón. Hace solo dos semanas, un par de orcas atacaron dos barcos frente a la costa de Galicia, España, lo que provocó que un buque de Salvamento Marítimo español remolcara las embarcaciones dañadas hasta el puerto. Y en julio de 2024, el navegante británico Robert Powell compartió un video angustiante de su barco, el Bonhomme William, volcándose en el Estrecho de Gibraltar tras un asalto de orcas, lo que obligó a él y a dos compañeros a esperar el rescate de la guardia costera.