Una mancha complicada en el legado del Papa Francisco se explora más en “Monjas vs el Vaticano”, un documental sensible e inquietante que sigue a mujeres cuyas alegaciones de abuso sexual fueron ignoradas por mucho tiempo por la iglesia Católica, y el sistema más amplio que protege y permite a los depredadores dentro.
Dirigido por la ganadora de un Emmy Lorena Luciano y producido por la estrella de “Law & Order: SVU” Mariska Hargitay, “Monjas” se estrenó en el festival de cine de Toronto y se centra en Gloria Branciani y Mirjam Kovac, quienes se encuentran entre las docenas que fueron supuestamente víctimas de Marko Rupnik, un ex sacerdote jesuita que actualmente espera un juicio canónico por abuso sexual, espiritual y físico.
Rupnik fue excomulgado en el 2020 por absolver los pecados de una novicia con la que tuvo sexo. Pero esa excomunión fue levantada en el mismo mes después de que Rupnik se arrepintió. Una voz experta en el documental señala que la excomunión solo pudo ser levantada con autorización del Papa Francisco.
Rupnik también era un artista renombrado, pintando mosaicos que colgarían en el Vaticano. Se le refiere en el documental como el Miguel Ángel del papado de Juan Pablo II, usando mucha de esa influencia para cometer sus supuestos crímenes.
En el documental, Branciani, quien junto con Kovac era parte de la comunidad Ignacio de Loyola que Rupnik co-fundó en Eslovenia, relata cómo el sacerdote jesuita supuestamente la manipuló y luego abusó de ella sexual y psicológicamente de maneras que se volvieron más agresivas y violentas a principios de los 90.
Él la convenció de unirse a Loyola para no perder su conexión con Cristo. Hablaba de arte e iconografía religiosa de manera sugerente, describiendo pinturas de la virgen madre revelando la pierna del bebé Jesús de forma sensual, por ejemplo. Decía que conectar con el Catolicismo involucra el espíritu y el cuerpo, sugiriendo que el sexo con él era como tocar lo divino. Eventualmente, citó a la Santísima Trinidad para buscar una orgía con Branciani y otra monja.
Según Branciani, cuando reportó el abuso, fue castigada por la madre superiora de Loyola, la hermana Ivanka Hosta, y forzada a salir de la vida religiosa por el Padre Tomáš Špidlík en Roma, quien incluso escribió la carta de renuncia en su nombre. Estas acciones la dejaron marginada por la comunidad que consideraba su familia y lidiando con ideas suicidas, dice Branciani.
Branciani se une a varias otras en “Monjas” que han experimentado abusos similares en la iglesia Católica, incluyendo a Barbara Dorris, directora de la Red de Sobrevivientes de Abuso por Sacerdotes (SNAP), quien describe ser abusada sexualmente, embarazada y forzada a soportar un aborto peligroso con lejía por un doctor que la avergonzó viciousmente.
Ella es una de las voces en el documental que pinta un cuadro de lo extendidos que pueden ser estos crímenes – un estudio de 1994-95 con respuestas anónimas reportó que una de cada tres monjas experimenta abuso sexual por un sacerdote – y cómo el sistema asegura que las víctimas se callen. Las monjas, después de todo, toman votos de pobreza, castidad y silencio, un sistema que las aísla y las hace presa fácil, especialmente para los mismos sacerdotes a quienes se confiesan, teniendo poder no solo sobre ellas sino sobre sus familias y comunidades. Se dice que Rupnik mismo reforzó esa dinámica de poder comparando la relación de Dios con el hombre a la relación del hombre con la mujer.
Añadiendo al problema, Dorris señala, es cómo los sacerdotes culparían al abuso a la homosexualidad, estigmatizando la orientación sexual y borrando la victimización de las mujeres en el proceso.
El patriarcado en la iglesia está a plena vista en el documental cuando manifestantes se acercan a un sacerdote sobre la revelación de más arte de Rupnik a pesar de las alegaciones en su contra – su arte, ante el cual los católicos se arrodillan y rezan, fue creado mientras él supuestamente perpetraba abusos. Un sacerdote simplemente responde en cámara que hay malicia detrás de tales alegaciones.
El Vaticano desde entonces ha ordenado que todo el arte de Rupnik sea removido de sus sitios web, parte de su lenta respuesta a las alegaciones desde que el Papa Francisco admitió públicamente por primera vez el abuso de monjas en una conferencia de prensa en su avión en 2019 antes de una cumbre sobre el tema en el Vaticano.
En 2021, el Papa Francisco amendó el Código de Derecho Canónico del Vaticano para permitir el procesamiento de sacerdotes acusados de abusar de adultos. En 2023, en respuesta a la reacción pública, levantó el estatuto de limitaciones en el caso Rupnik, permitiendo que los reportes de Branciani y Kovac sean presentados.
Aún así, el caso de Rupnik, después de años de que el sacerdote fuera movido entre diócesis, todavía será juzgado bajo la ley canónica del Vaticano, que ha operado por mucho tiempo para proteger a la iglesia, en oposición a una corte criminal. La diferencia, como señala un experto en el documental, es que sus abusos no serían tratados como un crimen, sino como un pecado.