Un delfín nariz de botella conocido localmente como ‘Manoliño’ está causando cada vez más frustración entre los buceadores de mariscos en Galicia, en el norte de España, quienes dicen que el comportamiento juguetón del animal está interfiriendo en su capacidad para trabajar y les está costando sus medios de vida.
El delfín, avistado por primera vez en 2019, se ha convertido en una presencia conocida a lo largo de la costa norte de Galicia.
Ampliamente destacado en clips de redes sociales y videos virales, Manoliño a menudo se ve interactuando estrechamente con nadadores, kayakistas y buceadores.
Mientras los turistas y locales quedan cautivados por la aparente amistosidad del delfín, los recolectores profesionales de mariscos dicen que su presencia en la Ría de Ferrol está teniendo consecuencias serias.
Juanjo Iñiguez Piñeiro, un recolector de mariscos de Ferrol, ha resumido el sentimiento en videos publicados en Facebook.
“Bueno, solo otro día en la oficina… el famoso delfín se ha asegurado de que tenga que regresar a casa antes de las diez de la mañana”, afirmó.
El famoso delfín de Galicia nada frecuentemente entre buceadores y tripulaciones de pesca, acercándose mucho, empujándolos, jugando con su equipo e incluso haciendo nudos en sus mangueras de aire.
Los buceadores de mariscos dicen que estas interrupciones a menudo los obligan a abandonar su trabajo mucho antes del mediodía.
“Ahora que la gente viene durante la Semana Santa y lo alimenta, se queda aquí toda la noche, y tenemos que irnos a casa”, añadió Iñiguez, culpando a los turistas por alentar el comportamiento del delfín.
Algunas tripulaciones incluso han recurrido a trabajar por turnos, con un buceador distrayendo a Manoliño mientras el otro intenta recolectar mariscos.
En un día normal, un buceador podría esperar ganar entre 60 y 80 euros, pero cuando Manoliño está presente, Iñiguez dice, “non gañamos un pesiño” – “no se gana ni un céntimo”.
A pesar del estatus protegido del animal, ha habido llamados repetidos desde la comunidad pesquera para que las autoridades encuentren una solución.
Algunos sugieren reubicar al delfín en otra parte de la costa.
“No sé qué tenemos que hacer para que alguien actúe y lo retire para que podamos trabajar”, dijo Iñiguez, enfatizando que ninguno de los buceadores dañaría al animal.
El caso destaca la creciente tensión entre la actividad humana y la vida silvestre en entornos costeros.
Manoliño, que se cree que fue separado de su manada a una edad temprana, ha desarrollado una fuerte atracción por la interacción humana.
Los expertos advierten que el contacto repetido puede alterar el comportamiento natural de un delfín, haciéndolo más vulnerable a lesiones o explotación.
De hecho, Manoliño fue visto anteriormente con una herida de arpón, un incidente que conmocionó a la comunidad local pero no lo disuadió de buscar a los humanos.
Aunque muchos ven a Manoliño como un símbolo de un ecosistema marino próspero, otros lo ven como una víctima de la interferencia humana, un animal salvaje que ha sido condicionado involuntariamente a depender de las personas para atención y comida.
Por ahora, los buceadores de mariscos en Ferrol simplemente están pidiendo espacio y esperando que el delfín más famoso de Galicia eventualmente nade hacia aguas más tranquilas.
