El domingo, decenas de miles de brasileños se unieron a protestas en ciudades de todo el país para manifestarse contra un proyecto de ley que podría resultar en que el ex presidente Jair Bolsonaro reciba amnistía.
Bolsonaro fue declarado culpable de planear un golpe de estado a principios de este mes y fue condenado a 27 años de prisión. Permanecerá bajo arresto domiciliario hasta que sus abogados agoten todos los recursos.
Sin embargo, los aliados del ex líder en la Cámara de Diputados han acelerado un proyecto de ley que podría evitar la cárcel para Bolsonaro y sus coacusados.
Los manifestantes también expresaron su enojo porque la cámara baja aprobó una enmienda constitucional que dificultaría iniciar procesos penales contra legisladores.
Según la propuesta, los miembros del Congreso tendrían que dar su aprobación -en una votación secreta- antes de que un legislador pueda ser acusado o arrestado.
Los críticos la han llamado la “Ley de la Delincuencia”, pero los congresistas que la apoyaron dijeron que era necesaria para protegerlos de lo que llamaron “excesos judiciales”.
La propuesta de enmienda constitucional ahora pasará al Senado.
Las protestas del domingo contaron con el apoyo de sindicatos, grupos sociales y partidos políticos de izquierda, y reunieron a decenas de miles de asistentes en varias ciudades importantes.
Muchos coreaban “no a la amnistía” y levantaban pancartas llamando al Congreso “sin vergüenza”.
En el evento en Río de Janeiro, los cantantes veteranos Chico Buarque, Gilberto Gil y Caetano Veloso animaron a la multitud.
Las manifestaciones también recibieron el apoyo del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien escribió en X: “Estoy con el pueblo brasileño. Las protestas de hoy demuestran que la población no quiere impunidad ni amnistía.”
El Presidente Lula también ha dicho que vetaría el proyecto de ley de amnistía si fuera aprobado por el Senado.
Las protestas contra la amnistía ocurrieron dos semanas después de que simpatizantes del ex Presidente Bolsonaro salieran a las calles para denunciar los procesos legales en su contra.
Las marchas rivales son una señal de lo divididos que siguen los brasileños respecto al juicio de Bolsonaro.
La mayoría de los jueces del Supremo Tribunal consideró que Bolsonaro y sus siete coacusados conspiraron para intentar aferrarse al poder después de que él perdiera las elecciones frente a Lula en 2022.
El tribunal dijo que, aunque sus esfuerzos por dar un golpe fracasaron por la falta de apoyo de los altos mandos militares, culminaron en el asalto al Congreso, al Supremo Tribunal y al palacio presidencial el 8 de enero de 2023 por miles de seguidores de Bolsonaro.
El orden se restauró rápidamente y más de 1,500 personas fueron arrestadas, y algunas recibieron largas condenas.
El Partido Liberal de Bolsonaro ha estado abogando por una amnistía para ellos y para el ex presidente desde entonces.
Pero aquellos que se reunieron el domingo en las protestas gritaban “prisión para Bolsonaro” y muchos dijeron a periodistas locales que estaban “luchando por la democracia de Brasil”.
Una encuesta publicada por Datafolha el 16 de septiembre sugirió que el 50% de los encuestados pensaba que Bolsonaro debería ir a la carcel, mientras que el 43% de las 2,005 personas encuestadas dijeron que no debería ser encarcelado.