El presidente Javier Milei aseguró a los argentinos que “lo peor ha quedado atrás” este lunes, durante un discurso en el que desveló los lineamientos del proyecto de ley de presupuesto para 2026, aprovechando la ocasión para lanzar un llamado electoral ante los medios y los votantes.
Milei, de 54 años, anunció planes para incrementar las partidas destinadas a pensiones, sanidad, educación y apoyo a la discapacidad para el próximo año en el anteproyecto, una respuesta a los sectores más golpeados por los casi dos años de rigor fiscal de su gobierno.
“Lo peor ha terminado”, afirmó Milei en una transmisión nacional de 15 minutos titulada ‘Cadena Nacional’, en la que esbozó el borrador del presupuesto 2026.
El discurso de Milei se produjo tan solo ocho días después de que su partido sufriera una derrota en las elecciones regionales de la provincia de Buenos Aires.
“Esta vez, el esfuerzo que están realizando todos los argentinos vale la pena”, aseguró Milei a los votantes, al tiempo que admitió: “Entendemos que muchos aún no han percibido los resultados en su vida material”.
“Este presupuesto, al igual que el presentado el año pasado, mantiene el equilibrio fiscal. Hoy, el futuro de Argentina depende fundamentalmente de una cosa: de que la ciudadanía y la clase política se comprometan con el orden fiscal”, declaró el presidente.
“No se trata solo de un proyecto de ley, es la ratificación de nuestro compromiso para que el país vuelva a ponerse de pie”, añadió.
Pidiendo más tiempo para que sus reformas surtan efecto, Milei afirmó: “Roma no se construyó en un día”.
A pesar de todo, el Jefe de Estado vaticinó que el PIB de Argentina podría crecer un cinco por ciento el próximo año, y alcanzar entre el siete y el ocho por ciento si se implementan sus reformas.
A ese ritmo, aseguró, en 10 años Argentina podría asemejarse a uno de los países de altos ingresos del mundo, y en 20 figurar entre las naciones más ricas. En 30, predijo Milei, Argentina sería una de las principales potencias mundiales.
El gobierno no logró consenso en el Congreso para aprobar sus dos proyectos de ley de presupuesto anteriores. Desde entonces, se ha limitado a prorrogar el presupuesto de 2023.
Extender el antiguo presupuesto año tras año ha otorgado discrecionalidad al ejecutivo en la gestión de fondos.
Se anticipa un acalorado debate en el Congreso para esta versión, con bloques de oposición interesados en enmendar la propuesta gubernamental.
Aumento del gasto
El discurso de Milei tuvo un claro tono electoral. Prometió incrementos por encima de la inflación para salud, pensiones, discapacidad y educación.
Incluso expresó su deseo de trabajar “codo a codo” con gobernadores y legisladores, siempre que acepten el equilibrio fiscal.
Aunque anunció alivio para algunos de los más afectados por sus profundos recortes de gasto, Milei insistió en que equilibrar el presupuesto, su objetivo primordial desde que asumió el poder en diciembre de 2023, seguía siendo “innegociable”.
Lo describió como la “piedra angular” de su gestión, afirmando que su gobierno había realizado “el mayor ajuste en la historia de la humanidad”.
“Ningún país en el mundo puede funcionar sin un presupuesto equilibrado, por lo que los políticos de todas partes generan consenso para aprobar la ley de leyes. Entendemos que el equilibrio fiscal puede parecer un capricho, pero no es nada menos que la solución definitiva a los problemas que han afectado a Argentina durante décadas”, dijo Milei.
El presupuesto contempla “el nivel más bajo de gasto nacional en relación con el PIB en 30 años”, señaló.
Por primera vez desde la década de 1990, el gasto nacional será inferior al gasto provincial, según el gobierno.
El proyecto de ley impediría que el Estado se financiara mediante el banco central e introduciría una regla de estabilidad fiscal, que exige recortes en otras áreas del gasto público si los ingresos caen o los costos superan las proyecciones.
En cuanto a asignaciones, Milei anunció aumentos en términos reales para educación, salud y discapacidad.
“Este presupuesto asigna 4,8 billones de pesos a las universidades nacionales, incrementa el gasto en pensiones mediante indexación porcentual y el gasto en salud en un 17%, ambos por encima de la inflación proyectada. El gasto en educación también aumenta un 8% por encima de la inflación. Las pensiones por discapacidad subirán un 5% en términos reales.
“En resumen, si el presupuesto es el plan del gobierno, entonces el 85% se destinará a educación, salud y pensiones”, afirmó el presidente, buscando contrarrestar algunas de las críticas más duras de la oposición hacia su gestión.
Vientos en contra
El líder de La Libertad Avanza se enfrenta a considerables vientos en contra de cara a las cruciales elecciones de medio término del próximo mes.
Su partido sufrió una contundente derrota de casi 14 puntos a manos del movimiento peronista opositor en los comicios para la gobernación de Buenos Aires, considerados un termómetro de la popularidad de Milei.
La votación del 26 de octubre definirá la composición del Congreso durante los próximos dos años de su mandato.
El gobierno de Milei ya se adentra en la recta final bajo la sombra de acusaciones de corrupción, tras revelarse que su hermana y jefa de gabinete, Karina Milei, habría recibido participaciones en contratos estatales de medicamentos para discapacitados. Otros altos funcionarios también han sido implicatedos.
El presidente ha desestimado dichas acusaciones, aunque su hermana no se ha pronunciado directamente en público al respecto.
Milei cerró su discurso con un mensaje personal: “Han hecho un gran esfuerzo por aguantar hasta aquí. Todos hemos hecho sacrificios para salir del pozo en el que estábamos cuando assumimos el cargo”.
“Sabemos que el camino es arduo, pero también sabemos que es el correcto”, concluyó.
Los críticos de Milei, sin embargo, no se mostraron convencidos. Algunos en la oposición señalaron que el “lo peor ha pasado” del presidente era la misma frase pronunciada en marzo de 2018 por el entonces presidente Mauricio Macri ante el Congreso.
Días después de aquella declaración, estalló una crisis cambiaria que se aceleró rápidamente. En aquel entonces, el peso cotizaba alrededor de 20 por dólar estadounidense; hoy, la moneda ronda los 1.450 por billete verde.
– Times/AFP/Perfil
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