Instagram y Facebook de Meta te espían y Mark Zuckerberg se enriquece monetizando tus datos
Por Olivier Acuña Barba • Publicado: 15 Jun 2025 • 21:53 • 3 minutos de lectura
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¿Cómo te sentirías si tu historial de búsqueda en internet se hiciera público? Pues eso ya podría estar pasándole a algunos usuarios de Meta AI, y pronto a muchos más, sin que ni siquiera lo sepan.
Según un informe de la BBC, un experto en seguridad lo describió como "un grave problema de experiencia de usuario y seguridad", ya que ciertas publicaciones pueden rastrearse hasta cuentas de redes sociales. Es decir, sin quererlo, algunos estamos revelando al mundo qué buscamos en línea.
Meta alega que los chats son privados por defecto y que, si un usuario publica algo, puede eliminarlo después. Sin embargo, la realidad es que la presión por el uso de tus datos aumenta, y crece la alarma ante cómo este gigante prioriza sus ganancias sobre las personas que lo hicieron posible, añade el informe.
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Meta añade una nueva herramienta de recopilación de datos
Esta semana, Meta introdujo discretamente una funcionalidad en su chatbot Meta AI: una herramienta alimentada por cantidades masivas de datos, muchos extraídos directamente de sus usuarios.
El mayor temor ya no es solo lo que Meta ya recopila —tus "me gusta", mensajes y fotos—, sino que ahora accede cada vez más a tu historial de búsquedas.
Según informes, Meta planea usar estos datos junto con otra información para perfeccionar su algoritmo, haciendo su "asistente virtual" más inteligente y reforzando su control sobre cómo pensamos, buscamos y nos conectamos.
Esto ocurre en medio de crecientes preocupaciones por la mercantilización de nuestros hábitos más íntimos.
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Meta lo sabe todo sobre sus usuarios
Meta no es solo una red social, sino una poderosa máquina de recolección de datos con una capacidad ilimitada para analizar preferencias, rutinas, comportamientos de consumo e incluso vulnerabilidades de sus usuarios.
La inmensa fortuna de Mark Zuckerberg le permite contratar a los mejores ingenieros del mundo, quienes ajustan el algoritmo de Facebook para asegurarse de escuchar a los usuarios y recopilar datos que permitan al CEO seguir enriqueciéndose con la información de sus 3 mil millones de usuarios activos mensuales.
No es de extrañar, entonces, que Facebook e Instagram sean máquinas de vigilancia masiva que operan sin suficiente supervisión, regulación o consentimiento real.
Algunos reguladores han alzado la voz. La Oficina del Comisionado de Información del Reino Unido (ICO) exigió mayor transparencia en el manejo de datos y que los usuarios mantengan el control. En Europa, activistas piden sanciones más duras para empresas que abusan, advirtiendo sobre la creciente mercantilización del comportamiento humano.
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Fracaso en frenar los excesos de Meta
El Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) y la Ley de Servicios Digitales de la UE se crearon precisamente para limitar estos abusos. Sin embargo, Meta no muestra señales de detenerse.
No se trata de una polémica teórica. Es una ampliación masiva de su capacidad para monetizar datos sin consentimiento, sin opciones claras para evitarlo y sin que la mayoría de usuarios entienda el riesgo real.
Meta dirá que mejora sus servicios, pero lo que realmente está haciendo es acumular un océano de datos para rastrear, perfilar y manipular decisiones, casi siempre sin que nos demos cuenta.
Es hora de que reguladores, legisladores y el público exijan respuestas. Meta debe rendir cuentas, y debemos demandar mayor control y justicia en el uso de nuestra información más privada.
Porque cuando las empresas acumulan tanto poder sin frenos, el peligro es claro: ellos se convierten en los amos, y nosotros, en el producto.
