El editor de Olive Press, Jon Clarke, recuerda la semana en que empezó a investigar al pedófilo alemán durante el confinamiento por Covid en junio de 2020
HACE exactamente cinco años esta semana que un sospechoso alemán fue señalado como el principal implicado en la desaparición de Madeleine McCann en 2007.
Mientras la policía empieza a recoger tras una exhaustiva búsqueda de tres días en Portugal esta semana, vinculada a la niña británica, no sé si esto es un último intento desesperado o solo otro esfuerzo por conseguir una condena.
Fue el miércoles 3 de junio de 2020 cuando la policía alemana y el fiscal Hans Christian Wolters ofrecieron una explosiva rueda de prensa en Braunschweig, Baja Sajonia.
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Jon Clarke esta semana en Portugal
En lo que parecía un punto de inflexión en el caso de desaparición más famoso del mundo, a la mañana siguiente ya estaba rumbo a Portugal—en pleno confinamiento por Covid—para buscar pistas.
Los investigadores alemanes lo habían catalogado como un caso de asesinato, y mis antiguos jefes del Mail on Sunday en Londres me pusieron en acción de inmediato.
Era un momento increíblemente complicado para viajar a Portugal. Aunque el viaje seguía durando unas cuatro horas, las draconianas normas pandémicas en España impedían salir de tu propia ciudad, ni hablar de la provincia.
Así que necesité una carta oficial de acreditación desde Londres, y al llegar a la frontera hubo que llamar al Ministerio del Interior en Lisboa para confirmar que era un periodista autorizado.
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Un cajón de bebidas es llevado por miembros de los equipos de búsqueda al finalizar la jornada cerca de Praia da Luz. Crédito: Cordon Press
Increíblemente, era solo la quinta vez en la historia que la frontera entre España y Portugal se cerraba, y llegué para encontrar SOLO cinco vehículos, todos camiones, haciendo cola.
Ambos lados tenían policía armada, y ambas nacionalidades me bombardearon a preguntas. Pero finalmente entramos, y la mañana del 5 de junio, dos días después, llamé por primera vez a la puerta de la casa que Brueckner alquiló durante 10 años cerca de Praia da Luz.
Como el primer periodista en llegar, conocí a su vecina Monika, una alemana de unos 60 años, que me dijo que él había sido el vecino “más encantador”, con quien tomaba café regularmente.
En otra casa donde había vivido, al otro lado del pueblo en Bensafrim, los nuevos inquilinos británicos fueron mucho menos amables y pronto colgaron un cartel: “Periodistas: no toquen el timbre ni llamen a la puerta. NO MOLESTAR”.
En el lugar de la última búsqueda de Maddie
Fue el comienzo de otro período intenso para descubrir quién había secuestrado a la niña en mayo de 2007, lo que finalmente llevó a mi libro Mi búsqueda de Madeleine, que está a punto de actualizarse y reeditarse.
Para cuando se publicó en 2022, Brueckner ya había sido nombrado “sospechoso oficial” en Portugal, y la policía británica respaldó a la BKA alemana, insistiendo en que tenían al culpable.
En apariencia, todo indicaba que era así: encontraron pruebas de que un móvil prepago registrado a Brueckner se usó en Praia da Luz durante media hora la noche que Maddie desapareció.
También era un ladrón habitual, había vivido en la zona más de una década y tenía antecedentes por delitos sexuales y abuso de menores.
Actualmente en prisión por siete años por la violación filmada de una jubilada estadounidense en Praia da Luz en 2005, el fiscal alemán lo describió como extremadamente peligroso.
Pronto descubrí que había sido acusado de golpear a una novia inglesa en un bar del resort una Navidad, y había hecho lo mismo en Alemania.
Jon Clarke entrevistando a medios internacionales
Luego surgió que se le investigaba por cinco delitos sexuales más en el Algarve entre 2000 y 2017.
También se dijo que le comentó a otra novia la noche antes de la desaparición de Maddie que tenía un “trabajo horrible” que hacer al día siguiente y que estaría fuera un tiempo.
Aunque al principio pensé que era un bulo del Sun, ahora creo que esa conversación ocurrió.
Y finalmente, esa semana me llegó un soplo sobre otra casa donde pasaba tiempo, con una novia en 2007: una alemana que cuidaba a huérfanos adolescentes.
Se llamaba Nicole Fehlinger, y el Olive Press estaba frente a su deteriorada casa rural en Foral la mañana del 6 de junio.
La dueña, una excéntrica portuguesa-australiana llamada Lia, me dijo que Nicole era una inquilina que se fue “debiéndole miles” y que Brueckner era un hombre muy peligroso que llevaba pistola.
Fue el comienzo de los meses más emocionantes de mi carrera, mientras intentaba descifrar quién era este alemán misterioso.
Un hombre que, pese a vivir en Praia da Luz más de diez años y con historial de crímenes sexuales, no fue incluido en la lista de 600 sospechosos de la policía portuguesa en 2007.
Un hombre que también cometió delitos en Portugal e incluso admitió ante un juez tener antecedentes por pedofilia en Alemania.
Cuando recibí un tip para visitar a un excompañero de piso suyo en Órgiva, Granada, dos semanas después, empecé a estar seguro de su culpabilidad.
Michael ‘Micha’ Tatschl, su excompañero en Praia da Luz, me dijo en su única declaración: “Estoy seguro de que secuestró a Maddie. Lo sé. Era un pervertido y muy extraño”.
Fue el primero de varios exasociados, compañeros de celda y amigos que insistieron en que había cometido uno de los crímenes del siglo.
Ahora, mientras terminan las nuevas búsquedas lideradas por la BKA, me pregunto si veremos al enemigo público número uno de Alemania condenado por Maddie.
Aunque dicen que los detectives alemanes y portugueses no encontraron “nada de valor” esta semana, es muy pronto para decirlo.
Obviamente, estas búsquedas debieron hacerse semanas después de la desaparición, y citando al respetado exjefe policial Jim Gamble, la Policía Judiciaria “metió la pata”.
Pero al menos se están haciendo ahora, arrojando luz sobre los movimientos de un peligroso delincuente sexual que vivió bajo las narices de la justicia en Portugal (y España) por más de una década.
Y dado que tras la apelación en junio de 2020, solo en Inglaterra recibieron 270 llamadas y correos vinculando a su principal sospechoso, aún hay esperanza de que alguien clave aparezca.
Pero al final, la policía necesita saber: 1) ¿Con quién habló Brueckner esa noche antes de que Madeleine desapareciera? y 2) ¿Dónde está enterrado su cuerpo?
Contacta a [email protected] si puedes ayudar.