“
El jinete belga Matthias Geysen no es un entrenador típico. No hay sillas de montar a la vista, ni riendas, ni órdenes estrictas. En cambio, encontrarás a un hombre montando a pelo y sin bridas, guiando a su caballo con presencia, calma y conexión. Su filosofía no se basa en el control, sino en la comprensión, no solo de los caballos, sino de nosotros mismos. El próximo mes, Geysen llevará su enfoque único a Mallorca para un retiro de tres días agotado y un seminario público diseñado para profundizar la conexión entre humanos y caballos y, en última instancia, nosotros mismos.
Desde senderos forestales hasta lecciones de vida
La relación de Geysen con los caballos comenzó en los bosques de Bélgica, donde montaba con su padre desde los diez años. “Nunca tomamos lecciones, nunca seguimos ningún método”, recuerda. Mi papá simplemente compró dos caballos, y salimos a explorar. Cometimos errores. Fue hermoso, un vínculo entre padre e hijo.
Pero a la edad de doce años, montar ya no le parecía cool, y Geysen cambió los caballos por las tablas de skate. Pasó su adolescencia compitiendo y estudiando antes de regresar a los caballos en la edad adulta. Lo que comenzó como un intento de reconectar con su padre se convirtió en algo mucho más profundo. “Él ya había dejado de trabajar con caballos para entonces, pero yo seguí”, dice Geysen. “Y una cosa llevó a la otra.”
Actualmente, a los 33 años, Geysen ha pasado su vida adulta desarrollando un enfoque intuitivo, holístico y profundamente personal hacia los caballos. Sus métodos desafían una fácil categorización. No son un sistema o una técnica. “No se trata de arreglar problemas”, explica. “Se trata de entender la energía, el equilibrio y la conexión.”
En el núcleo del trabajo de Geysen está la creencia de que los caballos reflejan el estado de sus contrapartes humanas. “La vida consiste en encontrar el equilibrio entre las energías masculina y femenina, pensamientos y emociones, acción y quietud”, explica. “Los caballos son unos maestros increíbles para esto. Si estás demasiado en tu cabeza, te lo mostrarán. Si estás demasiado emocional, también lo reflejarán.”
Esto no es una charlatanería espiritual. Geysen se apresura a distanciarse de etiquetas como ‘sanador espiritual’. “No me gusta la palabra ‘espiritualidad'”, dice. “Esa palabra fue creada por personas que habían perdido su conexión con ellos mismos. Para las personas que están verdaderamente conectadas, como las culturas aborígenes o nativas, esa palabra ni siquiera tiene sentido. Ellos simplemente viven. Yo intento vivir.”
Desde su base en los Alpes suizos, donde vive de manera sencilla y sin electricidad ni agua corriente, Geysen trabaja con caballos traumatizados, dirige retiros y comparte su filosofía a través de videos, seminarios y encuentros tranquilos y transformacionales con humanos y animales.
Lecciones de Cleo: Confianza y transformación
Una de sus asociaciones más notables es con Cleo, un caballo que describe como “el más difícil” que ha conocido. Cuando llegó por primera vez, estaba tan traumatizada que incluso el simple acto de montarla la hacía encabritarse y caer. “Ella me enseñó mucho sobre calma, sobre confianza. Cuando le quité la silla de montar y las riendas, todo cambió. Se sintió libre. Se sintió segura.”
Esa noción de seguridad, tanto para el caballo como para el humano, está en el corazón del método de Geysen. Él cree que la mayoría de las personas que trabajan con caballos lo hacen con buenas intenciones: proporcionan comida, refugio, aseo y cuidado. “Pero olvidamos la esencia”, dice. “Como en cualquier relación, lo más importante es ver realmente a alguien tal como es. Aceptar su carácter. Los caballos se sienten seguros cuando son vistos. Ahí es cuando comienza la conexión.”
El próximo mes, Geysen llevará esta filosofía a Mallorca por primera vez. El retiro privado, que ya está completamente reservado, implicará solo a tres participantes y una inmersión total en el mundo de Geysen. “Vivimos juntos durante tres días. Comenzamos el día conectando, y terminamos el día de la misma manera. No se trata solo de caballos, se trata de cómo vivimos.”
Para aquellos que no asistan al retiro, un seminario de un día titulado Caballos y Humanidad se llevará a cabo el 10 de mayo. Está abierto a cualquier persona curiosa sobre los vínculos más profundos entre humanos y animales. “Un seminario nos permite explorar mucho más que una clínica”, explica Geysen. “Con las clínicas, estás limitado a los caballos y jinetes en la arena. Un seminario abre la puerta a temas más amplios como el carácter, la energía, la intención y la presencia.”
En lugar de demostraciones con caballos, el seminario contará con videos, historias y perspicacias personales, seguidos de una sesión abierta de preguntas y respuestas. “Las personas a menudo vienen pensando que aprenderán a arreglar algo con su caballo”, dice. “Pero al final, se dan cuenta de que se trata de ellos mismos. Si puedes conectarte contigo mismo, el caballo responde. El resto se vuelve simple.”
La simplicidad es un tema recurrente en el trabajo de Geysen. No es un truco. No es minimalismo performático. Es un despojo deliberado del exceso. “Nos complicamos demasiado”, dice. “Un participante en Rumanía me dijo: ‘Es tan simple que es difícil de entender’. Eso es exactamente. La simplicidad es poderosa.”
Esta simplicidad también se aplica a la forma en que Geysen ve su propio viaje. Después de años estudiando a otros jinetes, tomó una larga pausa de influencias externas. “Vi una foto de Klaus Ferdinand Hempfling montando en libertad, y pensé que era hermoso”, recuerda. “Pero luego me di cuenta de que estaba tratando de copiar. La conexión con mis propios caballos no era la misma. Así que, durante tres o cuatro años, dejé de ver a nadie más. Solo me escuchaba a mí mismo.”
Esa escucha interna ha moldeado no solo su trabajo con los caballos, sino también su visión de la humanidad. “Somos la última creación de la existencia. Es un honor ser humano. Pero la gente ha olvidado. Aprendemos de los caballos y los árboles y los perros porque estamos desconectados de nosotros mismos. Pero si realmente podemos estar presentes, vivir verdaderamente nuestra esencia, entonces cada animal quiere estar cerca de nosotros.”
Él cuenta la historia de una mujer de 92 años en Francia que tenía dos caballos, de 41 y 42 años. “Eran sus únicos compañeros”, dice. “La conexión era tan profunda. Creo que los caballos vivieron tanto tiempo porque sabían que eran necesarios. Fueron vistos. Fueron amados. Esa es la fuerza de la conexión.”
Aplicando las lecciones: Viviendo la conexión diariamente
Mientras Geysen se prepara para llevar su mensaje a Mallorca, también está mirando hacia el futuro. Él y su pareja están trabajando para establecer un nuevo centro de retiro en el sur de Francia. “Hemos encontrado una propiedad hermosa; parece un castillo, y queremos crear un lugar donde las personas puedan volver a la esencia, un lugar donde los caballos y los humanos puedan prosperar.”
Puede ser un encuentro breve para aquellos lo suficientemente afortunados como para asistir a los eventos del próximo mes en Mallorca, pero Geysen es muy consciente de que volver al mundo real después de tal retiro a menudo es la parte más difícil.
“La gente siempre me dice, ‘Allí fue tan fácil, pero cuando regreso a casa, se desmorona’. Así que ahora dedicamos el último día a prepararnos para ese regreso, a cómo aplicar las ideas a la vida cotidiana. Ahí es donde realmente comienza el trabajo real.”
Para obtener más información sobre el seminario Caballos y Humanidad del 10 de mayo, visite www.matthiasgeysen.com.
“