En el mundo actual, lo único constante es el cambio. Las tendencias globales están en flujo constante, hay una creciente volatilidad y escuchar la palabra "sin precedentes" parece ser algo alarmantemente común. Este nivel casi perpetuo de impredictibilidad nos obliga a plantear una pregunta compleja: ¿cómo pueden las empresas biofarmacéuticas mantenerse a la vanguardia? La respuesta, como para muchas de las preguntas difíciles de nuestro tiempo, radica en tener una misíon clara y auténtica que sirva de faro en las aguas turbulentas del cambio.
En lugar de reaccionar a cada variación en el entorno, las empresas que "mantienen la calma y siguen adelante", adaptándose intencionalmente a las necesidades de los clientes y apegándose a los principios probados del desarrollo terapéutico, están mejor posicionadas para construir resiliencia y emerger más fuertes.
El tiempo puede cambiarme: El cambio es la norma en la biofarma
Aunque la época actual pueda parecer particularmente tumultuosa, el cambio no es nada nuevo. El mundo siempre ha estado en una etapa de transformación y así seguirá; es parte del encanto y el desafío de vivir en este planeta.
Los retos de hoy son múltiples y vastos: desde cambios dramáticos en el panorama geopolítico hasta marcos regulatorios inconsistentes, e incluso la IA, que trae tanto facilidad a través de la automatización como inestabilidad en su estela. Un ejemplo relevante de este cambio en acción es el aumento de inversión en infraestructura en EE. UU.. Muchos factores podrían explicarlo, pero es imposible determinar exactamente cuál es el responsable. ¿Se debe a cambios políticos? ¿A lecciones aprendidas tras interrupciones previas en la cadena de suministro? ¿O tal vez a otro factor invisible? No lo sabemos, y así ha funcionado siempre el mundo.
Para prosperar en este entorno no basta con resiliencia; se requiere enfoque y acción deliberada. Ya sea al desarrollar terapias innovadoras o apoyando a quienes lo hacen, el éxito llega al alinear valores con ejecución y construir confianza, tanto internamente como con socios externos. Estos fundamentos permiten mantenerse flexibles, decisivos e innovadores ante el cambio constante.
Enfrenta la presión: Las empresas biofarmacéuticas deben aferrarse a lo que funciona
Hay que abordar los problemas de frente, con valores sólidos que anclen a la empresa en la corriente cálida de la impermanencia. El éxito surge de alinear valores con acciones y fomentar la confianza.
Enfoque en el cliente – En biofarma, ser paciente-céntrico sirve de ancla, guiando el desarrollo de tratamientos transformadores, ampliando el acceso y mejorando resultados de salud. Para fabricantes por contrato, CROs y otros proveedores, la misión puede variar, centrándose en ayudar a los clientes a navegar desafíos científicos y operativos. Pero, en todos los casos, mantenerse fiel al propósito central ayuda a sostener el ímpetu, incluso ante la incertidumbre.
Para proveedores externos, un pilar clave será siempre entender y satisfacer las necesidades del cliente. Ser verdaderamente cliente-céntrico significa reconocer que no hay soluciones universales; lo que funciona con un cliente puede no servirle a otro. Los socios más exitosos son receptivos y adaptables, empoderando a sus equipos para tomar decisiones rápidas e informadas.
Se trata de moverse a la velocidad de la confianza. Construirla lleva tiempo, pero una vez establecida (al ser cliente-céntricos), actúa como un acelerador poderoso. Con confianza, los equipos pueden pivotear rápido, alinearse sin fricciones y reducir riesgos mediante decisiones ágiles. En un entorno impredecible, la flexibilidad no es solo deseable, sino una necesidad empresarial.
Principios probados del éxito – A pesar de que el tiempo corre salvaje con estos cambios (desde políticas evolutivas hasta costos crecientes), la esencia de lo que hace prometedora una terapia no ha variado. El desarrollo de fármacos aún depende de una tesis científica sólida, una prueba de concepto robusta y decisiones informadas basadas en datos. Aunque enfrentemos costos más altos de ingredientes farmacéuticos activos y estándares regulatorios cambiantes, el núcleo de la biofarma permanece intacto. En vez de perderse en callejones sin salida intentando reinventar la rueda, las empresas deben empezar en pequeño y validar enfoques temprano. Estas prácticas no son nuevas, pero sí funcionan.
La biofarma debe mantener la calma y seguir adelante
Aunque parezca un consejo antiguo, la icónica frase británica sigue siendo una de las estrategias más efectivas. Las empresas deben aferrarse a sus valores centrales y a lo que saben que funciona, respondiendo con ciencia, priorizando la colaboración y manteniendo flexibilidad. En un entorno de cambios rápidos y fascinaciones efímeras, el tiempo puede alterar los desafíos que vemos, pero no cómo debemos responder a ellos.
Foto: gorodenkoff, Getty Images
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