Los residentes están frustrados por el abandono continuo del mantenimientro costero. Imagen: Unidos por la Costa
Las playas de Orihuela Costa, antes reconocidas por su alta calidad, ahora enfrentan críticas tras perder una Bandera Azul y aumentar los reportes de problemas como basura, duchas rotas y accesibilidad deficiente.
Aunque el municipio sigue liderando en la Comunidad Valenciana en número de Banderas Azules—diez de once playas las mantienen—, recientemente perdió la certificación para Cala La Mosca mientras la recuperó para Cala Estaca.
La Bandera Azul se supone que es un símbolo internacional que premia estándares estrictos de medioambiente, seguridad y accesibilidad, incluyendo agua limpia, gestión de residuos, baños públicos y servicios de socorrismo.
La Departamento de Asuntos Costeros activó los servicios de socorrismo temprano este año, de mediados de junio a mediados de septiembre. Sin embargo, desde 2023, problemas de calidad del agua, especialmente por vertidos desconocidos, amenazan el estatus de Cala La Mosca y Cala Estaca. El Departamento Costero local alega incertidumbre sobre el origen de la contaminación, pese a que los vertidos persisten.
Otra preocupación es la ausencia de servicios de chiringuitos en Cala La Mosca y Cala Estaca, cerrados desde enero de 2023 por problemas contractuales. Además, la playa de Punta Prima sigue inaccesible para personas con movilidad reducida debido a un ascensor averiado, y los planes de renovación aún no comienzan.
Los residentes están frustrados por el abandono crónico del mantenimiento costero. Tareas esenciales, como reparar duchas y pasarelas, no se realizan desede febrero, pese a que el ayuntamiento asignó el trabajo a una empresa municipal. Barandillas oxidadas e infraestructura corroída representan riesgos, especialmente en el paseo costero entre Cala Capitán y Cala Bosque.
La comunidad ve estos problemas como resultado de años de negligencia, agravados en los últimos dos años bajo la actual administración del PP y Vox.
A pesar de disponer de más de 50 millones de euros, un proyecto de mantenimiento costero de 160.000 euros aún no inicia. Playas como Cala Cerrada y Cala Capitán están abandonadas, con basura, escombros y desprendimientos que generan peligros.
Las duchas son especialmente problemáticas: muchas no funcionan y tuberías expuestas aumentan el riesgo de caídas. La accesibilidad para personas con movilidad reducida también es crítica, pues varias playas tienen áreas designadas inalcanzables por pasarelas faltantes o ascensores sin funcionar, incluso con el aumento de visitantes en verano.
Estos son los problemas clave que los residentes esperan que el ayuntamiento aborde en las próximas inspecciones playeras, presupuestadas en 36.000 euros para esta temporada alta.
