Muchas de las mejores novelas gráficas del 2025 miraron al pasado con emociones mezcladas. Al crecer en California en los años 70, Mimi Pond encontró a las aristocráticas hermanas Mitford, nacidas a principios del siglo XX, compelantemente exóticas. Comparte su fascinación de toda la vida en Do Admit! (Jonathan Cape), un espléndido libro de geopolítica, chicas deportistas y chismes, donde las hermanas eligen entre el fascismo y el socialismo y ayudan a formar actitudes sobre todo, desde la clase social hasta los ritos funerarios.
El fotógrafo pionero William Henry Jackson capturó el viejo oeste para la posteridad, pero la popularidad de sus imágenes aceleró su destrucción. El veterano dibujante Bill Griffith relata la vida de su bisabuelo en Photographic Memory (Abrams), que abarca la guerra civil, la esclavitud, la obliteración de los pueblos de las Grandes Llanuras y la inauguración de los parques nacionales de EE. UU., además del duro trabajo y la peligrosa alquimia de la fotografía del siglo XIX. La narrativa a veces es un poco torpe, pero la historia es tan buena que cuesta importar.
La inspiración de Gareth Brookes va aún más atrás. Su adaptación del manual de pesca de 1653 de Izaak Walton, The Compleat Angler (SelfMadeHero), combina grabados en linóleo y dibujos con tinta junto a la prosa poética de Walton, evocando un paisaje de crueldad y abundancia en un libro meditativo de carpas sutiles, ranas maliciosas y anguilas delicadas.
Varios nombres importantes regresaron este año. La memoria ficticia de Alison Bechdel, Spent, es un retrato agradable de radicales que envejecen, mientras que The Once and Future Riot (ambos de Cape) de Joe Sacco indaga con persistencia meticulosa en la violencia comunal del norte de la India. Pero quizás el regreso más entretenido fue Ginseng Roots (Faber), donde Craig Thompson vuelve a su hogar de infancia en Wisconsin (descrito primero en Blankets, del 2003) para explorar el ginseng que brota en su suelo rico en minerales. Las raíces nodosas del tubérculo conectan la comida saludable asiática, la independencia estadounidense, la guerra de Vietnam y los mitos chinos; es un encantador relato de los hilos que nos unen entre nosotros y a la tierra.
La memoria Precious Rubbish (Fantagraphics) de Kayla E tiene un tono muy diferente. Su poderosa ópera prima narra el abuso, la negligencia y el alcoholismo que sufrió durante su infancia a través de páginas brillantes que imitan anuncios y juegos de mesa, mientras que sus viñetas de estilo vintage están salpicadas de sangre y alcohol. Es una lectura traumática, contada con una creatividad y audacia vigorizante.
El debut del 2021 de Lee Lai, Stone Fruit, obtuvo elogios merecidos, y Cannon (Drawn & Quarterly) confirma a la dibujante con base en Montreal como un talento serio. La protagonista, Cannon, cuida de su abuelo, trabaja en un caótico restaurante y ve como su relación con su mejor amiga Trish se desmorona mientras la ciudad sufre una ola de calor. Lai construye un drama tierno y muy natural a partir de catástrofes en la cocina, conversaciones incómodas, podcasts de autoayuda y urracas imaginarias.
La lluvia nunca para en Dry Cleaned (Cape), un estudio sobre el trabajo, el crimen y las consecuencias del novelista gráfico belga Joris Mertens (traducido por Julia Blackburn y Sandra van Beek). François es conductor para una lavandería que toma a un aprendiz incompetente antes de encontrar un fajo de billetes en una mansión. El drama es secundario frente a la atmósfera: adoquines húmedos y brillantes, bistrós con luz rosada, palabras escuetas y humo de cigarrillo.
¿Buscas algo más maximalista? Los grandiosos y inventivos paneles y desplegables de Tongues I (Cape) de Anders Nilsen, cargados de mitos y drama, presentan dioses, una niña pequeña, un pollo parlante, pistoleros enmascarados y un turista penitente. El titán Prometeo intenta romper sus ataduras en un acantilado antes de que su hermano destruya a la problemática raza humana, mientras distintas facciones persiguen un teseracto mágico por Asia central; se promete una secuela.
De hecho, si la rareza épica es lo tuyo, los cómics de este año te respaldan. En Big Pool (Breakdown), Chris Harnan se desata con un retrato mayormente abstracto y sin palabras del ascenso y caída de la civilización, desde rayos de luz y sinapsis destellantes hasta cúpulas, rascacielos, muerte y decadencia. Cambios de estilo discordantes y colores gloriosos hacen que la obra sea tan fascinante como misteriosa.
The Witch’s Egg (Avery Hill) de Donya Todd, espeluznantemente chillona, narra la historia de una bruja que se enamora de un ángel y debe luchar para proteger a los hijos resultantes. Con sus sapos, gusanos y rincones oscuros, este salvaje relato sobre maternidad, peligro y desafío se lee como una mezcla entre El Libro Egipcio de los Muertos y un montón de compost maduro.
Hay más narrativa fantástica del ilustrador con base en Birmingham Michael D Kennedy, cuya colección debut Milk White Steed (Drawn & Quarterly) presenta a músicos de blues, espíritus extraños y jóvenes vaqueros. Kennedy explora el proceso creativo y la experiencia de crecer siendo negro en la región de Black Country en fábulas surreales llenas de energía e imaginación.
The Weight (Drawn & Quarterly) recopila los webcómics de Melissa Mendes sobre una niña que crece en una remota comunidad agrícola donde los horizontes son amplios pero las opciones son pocas. Es una épica vívida y lírica de días largos y duros, violencia doméstica y momentos de alegría desgarradora: una novela gráfica que devorarás, con tus emociones sacudidas en el camino.
Pocos relatos sobre la juventud suenan tan auténticos como el semi-autobiográfico Raised By Ghosts (Fantagraphics) de Briana Loewinsohn. Notas manuscritas y entradas de diario se combinan con escenas observadoras de la joven Briana mirando con esperanza la nevera vacía de su familia, riendo con sus amigos o bañada por la luz de su televisor mientras navega su adolescencia con padres mayormente ausentes. Es un retrato conmovedor de sentimientos estremecedores y nostalgia de los 90.
En Misery of Love (New York Review of Books, traducido por Donald Nicholson-Smith), el célebre artista francés Yvan Alagbé utiliza aguadas de acuarela y diálogo escaso para contar la historia de una pareja blanca que envejece, su hija y el hombre negro del que se enamora. Breves vislumbres de intimidad, conflicto y reflexión se suceden en una obra cuya carga conmovedoramente alusiva crece con cada relectura.
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