El sector hostelero de la Costa del Sol se prepara para una temporada complicada ante el debilitamiento del poder adquisitivo europeo, lo que sugiere la necesidad de ajustar precios en alojamientos para adaptarse a la realidad económica.
La Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos) reporta una ocupación proyectada del 88,32% en agosto de 2025—una cifra no mala, pero inferior en 4,57 puntos porcentuales respecto al 92,89% de agosto de 2024. Esto sigue una tendencia preocupante observada en julio, donde el Impacto Bruto Medio por Cliente (IBCA) cayó de 198,61€ a 157,18€ pese a un ligero aumento de ocupación al 87,82%. *”Llenamos habitaciones casi igual, pero ganamos mucho menos”*, explicó Javier Hernández, vicepresidente ejecutivo de Aehcos, destacando el problema central: la caída en el gasto de los consumidores.
La reducción del gasto afecta a los beneficios de la Costa del Sol
El menor poder adquisitivo es evidente en ciertos mercados europeos. Datos recientes muestran un declive generalizado, con países como Francia, Reino Unido, Italia y Rumanía enfrentando un marcado pesimismo económico. Por ejemplo, el 70% de los franceses expresa preocupación económica, reduciendo gastos en moda, mientras que solo el 34% de los británicos planea darse algún capricho vacacional en el extranjero—el porcentaje más bajo entre los países analizados.
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En Italia, el 81% de los consumidores gasta más en rebajas pero menos el resto del año, y Rumanía muestra comportamientos similares de caza gangas. Estas tendencias impactan al turismo en Málaga, donde el 70% de los huéspedes hoteleros en julio fueron internacionales, pero el gasto por persona bajó más del 20%, mermando la rentabilidad tras la apuesta pos-COVID por modelos de lujo y alto standing.
La Costa del Sol, demasiado cara para muchos turistas españoles
Los españoles también optan por destinos extranjeros más económicos en lugar de la tradicional Costa del Sol, algo atribuible a la inflación y menor poder de compra, lo que reduce su contribución al turismo local. Aehcos espera que el turismo nacional suba al 40% en agosto (desde el 30% en julio), pero sigue lejos de niveles prepandemia. Además, más de la mitad de las reservas se hacen de últma hora, complicando estrategias de precios y plantillas. Hernández subraya que la fuerte caída del IBCA es la métrica más alarmante, pues amenaza la viabilidad financiera a largo plazo pese a altas ocupaciones en Fuengirola (92,58%), Benalmádena (92,37%) y Torremolinos (92,20%).
Para seguir competitivos, los negocios deben moderar expectativas y ajustar precios a niveles prepandémicos. Hernández señaló que destinos como Punta Cana (México) ofrecen menores costes gracias a mano de obra y materiales más baratos, presionando a Málaga a reajustarse.
Aun así, la región mantiene un atractivo sólido, con una ocupación anual del 76% e inversiones recientes como el nuevo Meliá de cinco estrellas en Marbella. No obstante, zonas del interior como Axarquía o la Serranía de Ronda sufren más que los destinos costeros.
Beneficios a la baja, pero no desaparecidos
Las previsiones para septiembre indican una ocupación del 86,96% (-1,78 puntos frente a 2024), con solo Benalmádena y Torremolinos superando el 90%. Francisco Salado, presidente de Turismo Costa del Sol, mantiene el optimismo: resalta los 155.000 empleos turísticos y nuevas rutas como Málaga-Nueva York o los futuros vuelos a Pekín, que podrían diversificar mercados. Aun así, reconoce la necesidad de “reflexión” en precios, pues los turistas nacionales buscan alternativas más asequibles.
Con el poder adquisitivo europeo en caída, hoteleros y restauradores malagueños buscan equilibrar precios competitivos y rentabilidad para sostener la economía turística de la región.
