La fuerza primigenia del arte cinematográfico de Apichatpong Weerasethakul: “Arrollador y sublime”

De niño, mientras los otros chicos jugaban con juguetes, Apichatpong Weerasethakul se conformaba con una linterna. "Eso era suficiente: las sombras en la pared o en la manta", dice. "Escogí trabajar en el cine por esa sensación de volverme a la infancia, a esa libertad y curiosidad".

Esta fascinación primaria con la luz y la sombra ha impulsado una carrera de tres décadas, a través de películas experimentales y obras de video, aclamada por festivales como el de Cannes y la Tate Modern de Londres. También ha producido algunas de las imágenes más cautivadoras y desconcertantes del cine contemporáneo – desde los animales parlantes de su drama psicológico de 2004, Tropical Malady, hasta los fantasmas y el sexo entre humano y pez-gato en su onírico ganador de la Palma de Oro de 2010, Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives. Su película más reciente, Memoria del 2021, protagonizada por Tilda Swinton como una mujer perturbada por un estruendo que solo ella puede oír, incluye una imagen sorprendente de una nave espacial alienígena surgiendo de la jungla colombiana.

Lo más extraordinario de estas imágenes es su presentación natural. Weerasethakul muestra lo fantástico con el mismo estilo realista con que observa la vida cotidiana, y sus personajes reaccionan a lo extraño con una aceptación zen. Como en la lógica de los sueños, las escenas incomprensibles tienen un perfecto sentido emocional.

Esta sensualidad onírica se siente fuertemente en su nueva obra: Una Conversación con el Sol (Afterimage), una monumental instalación de video en el Museo de Arte Contemporáneo de Sídney. En la vasta oscuridad de la galería Macgregor del museo, una selección aleatoria de clips con imágenes cotidianas – hojas de palmera contra el cielo, un puerto por la noche, amigos de Weerasethakul, incluida Swinton – se reproducen en una gran pantalla mientras una cortina de tela blanca flotante se mueve lentamente arriba y abajo frente a ella. El efecto acumulativo de estos fragmentos de imagen, superpuestos y disociados del contexto narrativo, es la sensación de nadar en un mar de recuerdos o sueños revueltos.

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Como con toda su obra, Weerasethakul se resiste a asignar un significado, no solo para los espectadores, sino también para sí mismo. "Con los años, me siento inconscientemente atraído por ciertos objetos o motivos circulares, como el sueño y el dormir. No era realmente consciente de esto hasta que los académicos y críticos escribieron sobre ello. Yo estaba como, ‘Oh, ¿yo soy así?’", dice. "Intento intencionalmente no analizar o pensar sobre el trabajo porque prefiero algo muy espontáneo y orgánico".

Una Conversación con el Sol (Afterimage), concebida con sus colaboradores de siempre Rueangrith Suntisuk y Pornpan Arayaveerasid, se nutre principalmente del archivo de diarios de video de Weerasethakul de los últimos 10 años, grabados con una pequeña cámara de baja resolución que Weerasethakul llama sus "ojos particulares". La sensibilidad a la luz de la cámara transformaba lo que veía; escenas de un perro moviendo la cola o un largo paseo por un jardín a menudo se sobreexponían o se desintegraban en una irresolución granulada. Intercalado con el archivo personal de Weerasethakul está el metraje de Suntisuk y Arayaveerasid de cuevas indonesias – un símbolo potente: el lugar de los primeros esfuerzos narrativos humanos, en pinturas rupestres e historias contadas alrededor de las llamas titilantes de fogatas comunales.

El movimiento de la cortina dentro de la instalación atrae la atención de los espectadores hacia la delicadeza de las imágenes; también llama la atención sobre los haces del proyector, llevándonos a una conciencia más aguda de que la luz es un vehículo para la memoria y la ilusión, y también una fuerza impermanente y cambiante.

"Su obra nos acerca a apreciar las cosas a las que los humanos respondemos – cosas básicas como la luz, la naturaleza – de una manera en que casi pierdes la conciencia de que en realidad estás viendo arte", dice la curadora Jane Devery. "Se acerca mucho a la experiencia de estar frente a algo abrumador y sublime en la naturaleza. Creo que a eso es a lo que la gente responde, y yo ciertamente lo hago".

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Weerasethakul, a veces llamado un proponente del cine lento, es conocido por su ritmo glacial y sus planos estáticos y amplios. La sensación alargada del tiempo y las composiciones exuberantes fuerzan al espectador a prestar mucha atención a detalles que típicamente pasamos por alto – y, en el proceso, descubrir maravillas sorprendentes. Un cambio en la calidad de la luz revela la llegada de un fantasma, o una transformación completa de identidad. Puede que te fascines por el golpeteo meditativo de la lluvia y una lenta caminata por un antiguo cementerio, o puede que te inquietes, esperando que emerjan respuestas, consciente de que eres un cuerpo inquieto experimentando una compleja ilusión creada por un artista.

Este tipo de observación consciente y activa es el objetivo de Weerasethakul: "[Mi trabajo] juega con la conciencia del público sobre la ilusión, sobre el material, sobre el espacio también", dice. "Incluso en mis películas, hay muchos momentos en los que me gusta que la audiencia sea consciente de que estás sentado con otras personas en la cueva – ¡una cueva moderna! No es como el cine clásico donde te pierdes a ti mismo".

En Afterimage, este sentido de agencia se intensifica: hay libertad para moverse alrededor del baile de la tela, para perseguir un espectro convincente antes de que desaparesca. Las imágenes aleatorias actúan como una especie de test de Rorschach, conectando con el profundo misterio de nuestros recuerdos. ¿Por qué un tono específico de verde nos recuerda a la niñez, o a una caminata que hicimos en primavera? ¿O por qué encuentro tan perturbadora la imagen de garabatos circulares en papel, superpuestos sobre una llama que avanza lentamente? Cada persona, con sus propias reservas únicas de memoria, tendrá una experiencia distinta en este espacio colectivo; Weerasethakul nos invita a crear nuestra propia poesía personal.

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Esta sensación de libertad es crucial para Weerasethakul, cuya carrera cinematográfica ha sido perseguida desde el principio por la junta de censura de Tailandia, con su película de amor del 2002 Blissfully Yours editada para eliminar escenas de sexo explícito. Su práctica en artes visuales le ha dado una forma de trabajar con más libertad. "Se está volviendo cada vez más difícil hacer cine personal. Y cuando eres inflexible, tienes que esperar años y años por financiación", dice. "En ese tiempo intermedio, esta práctica se ha vuelto muy natural, como respirar".

Afterimage, la primera instalación que Weerasethakul crea específicamente para el público australiano, ofrece una oportunidad para experimentar una de las imaginaciones más distintivas del cine.

"Simplemente animaría a la gente a verla durante mucho tiempo", dice Weerasethakul. "Siéntense en el suelo, caminen alrededor. Porque la obra no será igual".

A Conversation with the Sun (Afterimage): Apichatpong Weerasethakul en colaboración con Rueangrith Suntisuk y Pornpan Arayaveerasid se exhibe en el Museum of Contemporary Art Australia, Sídney, hasta el 15 de febrero de 2026.