El informe completo, que será publicado esta semana por el “Proyecto Dinah”, presenta más evidencia de que Hamas usó violencia sexual como arma contra israelíes durante la masacre del 7 de octubre.
Aviso: Este artículo trata temas sensibles como terrorismo, violencia, violencia sexual y trauma.
Un nuevo reporte, el más completo hasta ahora sobre la violencia sexual cometida por Hamas el 7 de octubre, será publicado esta semana por el “Proyecto Dinah”, una iniciativa de investigación y legal dirigida por la profesora Ruth Halperin-Kadari de la Universidad Bar-Ilan.
El informe muestra pruebas extensas de que Hamas usó sistemáticamente la violencia sexual como arma durante el ataque terrorista del 7 de octubre. Se basa en testimonios de rehenes liberados, víctimas de violencia sexual, testigos, profesionales de salud mental y rescatistas.
Según un reporte investigativo publicado el domingo en The Sunday Times, los hallazgos son profundamente perturbadores. Incluyen cuerpos de mujeres jóvenes, desnudas o semidesnudas, atadas a árboles o postes. Algunas habían recibido disparos en sus órganos íntimos y, en algunos casos, fueron violadas en grupo antes de ser asesinadas. Testigos describieron intentos de violación incluso post mortem.
El informe identifica seis sitios principales donde ocurrieron crímenes sexuales graves: el Festival Nova, la Carretera 232, la base Nahal Oz y tres kibutzim—Kfar Aza, Re’im y Nir Oz. Los investigadores notaron un patrón claro, indicando acciones sistemáticas y premeditadas.
Periodistas capturan imágenes de la casa destruida de Amit Soussana, rehén liberada tras ser secuestrada en el ataque de Hamas el 7 de octubre, en el Kibutz Kfar Aza, Israel, 29 de enero de 2024. (Crédito: REUTERS/ALEXANDRE MENEGHINI)
Algunos testimonios provienen de 15 rehenes liberados de Gaza, incluyendo víctimas de agresión sexual en cautiverio. Solo uno, Amit Soussana, ha hablado públicamente hasta ahora.
Otros sobrevivientes describieron exposición forzada, acoso, amenazas de matrimonio forzado. “La violencia sexual no es solo violación—desnudez forzada, bañarse frente a captores o amenazas explícitas también son parte”, dijo la abogada Sharon Zaggi-Pinhas, ex fiscal militar y coautora del informe.
El reporte surge por la decepción con la respuesta internacional, especialmente de organizaciones como ONU Mujeres, que evitaron condenar hallazgos ya publicados en investigaciones previas.
Los investigadores notan que el estándar internacional de “creer a las víctimas” no se aplicó aquí. “Mujeres en todo el mundo eligieron guardar silencio, y eso es un fracaso moral”, dijo Halperin-Kadari.
El informe propone un nuevo marco legal para casos donde la mayoría de víctimas están muertas y no se identifica a un perpetrador específico. “No es relevante probar quién dañó a quién. La violencia sexual fue parte integral de la masacre, y Hamas debe asumir responsabilidad colectiva”, enfatizó la jueza retirada Ben-Or.
La iniciativa, financiada en parte por el Reino Unido, lleva el nombre de Dina, la hija de Jacob en la Biblia, cuya violación se relata en Génesis pero cuya voz nunca fue escuchada. Como ella, las víctimas del 7 de octubre siguen sin voz—asesinadas o incapaces de hablar por el trauma. El objetivo, dicen sus creadores, es “dar voz a quienes no pueden”.
Entre los hallazgos más impactantes: testimonios de docenas de violaciones grupales, mujeres atadas desnudas a árboles, una rehén a la que rasuraron todo el cuerpo, y víctimas que tardaron meses en hablar por el trauma.
El informe pide al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, enviar una misión investigadora independiente y incluir a Hamas en la lista de grupos que usan violencia sexual como arma, junto a ISIS y Boko Haram. “Esto no fue accidental—fue una táctica planeada, y el mundo no puede cerrar los ojos”, concluyó Zaggi-Pinhas.
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