Un medicamento de Bristol Myers Squibb cuya histórica aprobación por parte de la FDA introdujo el primer mecanismo novedoso para tratar la esquizofrenia en décadas ha fallado una prueba decisiva destinada a respaldar la expansión de su uso, un resultado decepcionante que pone un gran golpe en las perspectivas comerciales del producto proyectado como un éxito rotundo.
