Empresas locales de Mallorca sufren un duro golpe este verano: el turista gasta menos.

Las pequeñas empreas de Mallorca han cerrado la temporada estival con resultados preocupantes. Según una encuesta realizada a más de 600 establecimientos por la asociación de comercio PIMECO, el 54,7% afirma haber vendido menos que en el verano de 2023, en contraste con un mero 12,5% que logró incrementar su facturación y un 31,25% que la mantuvo estable. «Este verano hubo mucha gente en las calles, pero pocas ventas reales. El pequeño comercio ha hecho un esfuerzo enorme, pero la rentabilidad se ha visto gravemente afectada», advirtió Carolina Domingo, presidenta de PIMECO.

Los sectores más perjudicados fueron el de moda y accesorios (34,4%), calzado (8,5%) y, en menor medida, alimentación y productos locales (3%). Precisamente aquellos más vinculados al denominado turismo de compras, que parece haber perdido fuelle. El estudio constata un cambio de perfil tanto en el turista como en el residente.

Uno de cada dos comerciantes ha percibido que los visitantes gastan menos y buscan más descuentos, mientras que seis de cada diez detectan que los residentes postergan sus compras y actúan con mayor prudencia. Todo apunta a una reducción del poder adquisitivo y a una mayor sensibilidad ante los precios. La percepción mayoritaria entre los encuestados es diáfana: muchos califican este verano como una temporada de «mucho tránsito en las calles, pero pocas compras efectivas». Casi un tercio de los negocios comparte esta misma sensación de frustación.

Entre las causas que explican esta debilidad, PIMECO señala las rebajas anticipadas de las grandes cadenas, que obligan al pequeño comercio a competir desde el inicio de la temporada con márgenes mínimos. A ello se suma el incremento del coste de vida en Mallorca, que ha llevado al turista a ajustar su gasto y recortar, principalmente, en las compras. La asociación también apunta a las restricciones de equipaje impuestas por las aerolíneas, que limitan la adquisición de productos voluminosos o de mayor valor. Además, un 25% de los comerciantes considera que el clima social y el debate en torno a la turismofobia han impactado negativamente en las ventas, generando desconfianza y enfriando las decisiones de consumo.

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Otro factor que contribuye a la debilidad del sector es la fragilidad del canal en línea. Solo un 16% de los negocios cuenta con venta digital y, en la mayoría de los casos, este canal tiene un peso marginal en la facturación total. La asociación reclama medidas inmediatas. PIMECO exige la regulación de las rebajas para frenar prácticas desleales, el refuerzo del apoyo institucional mediante ayudas directas, cheques consumo y bonificaciones fiscales, así como campañas de concienciación que pongan en valor el comercio de proximidad.

La organización insiste, además, en la necesidad de impulsar la digitalización del sector y alcanzar acuerdos con aerolíneas y puertos para facilitar el transporte de productos locales, con el objetivo de superar las actuales limitaciones. «El pequeño comercio es economía real, vida de barrio y empleo de calidad. Si le damos oxígeno ahora, aguantará hasta la próxima temporada. Mallorca no puede permitirse perder su comercio local», concluyó Domingo.