Elon Musk Exige la Abolición de la Unión Europea

Elon Musk ha desatado polémica tras pedir la abolición de la Unión Europea.
Crédito: Frederic Legrand – COMEO, Shutterstock

Elon Musk vuelve a acaparar titulares en Europa, y no por los motivos que Bruselas desearía.

Apenas unos días después de que la Unión Europea impusiera a su red social X (antes Twitter) una multa de 120 millones de euros en virtud de la Ley de Servicios Digitales (DSA), el magnate de SpaceX y Tesla pasó al ataque, abogando por nada menos que la disolución de la propia UE.

Publicando en su propia plataforma el sábado 6 de diciembre, Musk escribió: “La UE debería ser abolida y la soberanía devuelta a los países individuales, para que los gobiernos puedan representar mejor a su pueblo.” El comentario se propagó rápidamente, con miles de compartidos y decenas de miles de respuestas, atrayendo tanto aplausos de sus seguidores como duras críticas de quienes lo acusan de avivar la tensión política.

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Este arrebato se produce cuando X se convierte en la primera gran plataforma tecnológica sancionada bajo las nuevas normas digitales de la UE, diseñadas para acabar con prácticas de diseño engañosas e imponer estándares de transparencia más estrictos en las redes sociales.

Por qué Bruselas ha tomado como objetivo a X

En el centro de la decisión de la UE está el renovado sistema de verificación de la marca azul de X. Desde que Musk tomó las riendas de la plataforma, los usuarios pueden recibir el distintivo de “verificado” simplemente pagando una suscripción, sin someterse a una verificación real de identidad.

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Según la Comisión Europea, este sistema induce a error a los usuarios, haciéndoles creer que las cuentas con el distintivo azul son auténticas cuando no ha habido una verificación real. Bruselas sostiene que esta funcionalidad podría permitir que perfiles falsos o impostores parezcan creíbles, especialmente durante debates políticos sensibles o eventos de noticias de última hora.

Pero la marca azul no es el único problema.

Los reguladores europeos también acusaron a X de no proporcionar una base de datos publicitaria clara y de restringir el acceso a datos públicos para investigadores independientes, ambas obligaciones contempladas en la Ley de Servicios Digitales. Estas normas se introdujeron para permitir un mejor seguimiento de las campañas de desinformación, la publicidad política en línea y la manipulación de la opinión pública.

La Comisión ha dado ahora a X:

  • 60 días hábiles para reformar por completo la forma en que emite los distintivos de verificación.
  • 90 días para presentar un plan completo que solucione sus problemas de transparencia publicitaria.

Los funcionarios europeos han advertido de que podrían imponerse nuevas sanciones si X no cumple con los nuevos requisitos.

La reacción estadounidense aviva el conflicto

La medida de Bruselas desencadenó de inmediato una airada respuesta desde Washington, lo que escaló aún más la situación.

El Secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, tildó la multa de “ataque a las empresas tecnológicas estadounidenses y al pueblo americano.” Aseguró que la decisión iba más allá de la regulación y equivalía a una presión política destinada a silenciar a las plataformas estadounidenses en el extranjero.

Las declaraciones de Rubio fueron rápidamente secundadas por el Vicepresidente JD Vance, quien describió la acción de la UE como un asalto a la libertad de expresión en lugar de una supervisión justa, argumentando que el bloque debería defender la libre palabra en vez de perseguir a empresas estadounidenses.

Ambos utilizaron la propia X para expresar sus objeciones —un detalle que los críticos no han pasado por alto—, contribuyendo a avivar una tormenta transatlántica en redes sociales que ya estaba dominada por la provocadora petición de Musk de desmantelar la Unión Europea.

Un choque digital creciente

Para muchos analistas, los comentarios de Musk reflejan un choque cultural más amplio entre los líderes tecnológicos estadounidenses y los legisladores europeos. La UE insiste en que la Ley de Servicios Digitales no se trata de censura, sino de protección al consumidor, transparencia y seguridad pública en línea. Su objetivo, según los funcionarios, es reducir el fraude, la desinformación y la suplantación de identidad sin interferir en la libertad de expresión.

Musk y sus aliados lo ven de forma muy distinta, enmarcando las exigencias europeas como una intromisión burocrática y una amenaza al debate abierto.

Lo que está claro es que la petición de Musk de suprimir la UE ha tocado un nervio mucho más allá del mundo tecnológico, llevando las relaciones Bruselas-Washington al primer plano e inyectando un cariz marcadamente político en lo que originalmente era un asunto regulatorio.

Queda por ver si X cumplirá plenamente con la DSA en los próximos meses. Pero una cosa es segura: esto ya no va solo de marcas azules o registros publicitarios; se ha convertido en un enfrentamiento simbólico entre los gigantes tecnológicos y la autoridad europea.

Y con Elon Musk en el centro de la tormenta, es improbable que se desvanezca en silencio.

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