Hay dos cosas clave que hay que tener en cuenta sobre The Twisted Tale of Amanda Knox, un nuevo drama de crímenes reales. La primera es que tanto Knox como Monica Lewinsky –ambas parte de lo que Knox ha llamado “La Hermandad de la Mala Fama”– son productoras ejecutivas del programa. La segunda es que la familia de Meredith Kercher, la estudiante británica de intercambio de 21 años cuyo asesinato se le imputó a Knox y otros en 2007, no participó en la serie. Su hermana Stephanie dijo el año pasado al Guardian: “Nuestra familia ha sufrido tanto que es dificil entender qué propósito tiene esto.”
Respecto al primer punto: es innegable que el tema central es Knox y su supervivencia a una experiencia extraordinaria y horriblemente mala. Aunque no es una hagiografía, tampoco es un perfil que muestre todos sus defectos. Pero, ¿cuántos defectos podía tener una joven normal de 20 años, emocionada por estudiar por primera vez en el extranjero –en Perugia, Italia–? Si dejas de lado la narrativa sensacionalista creada por una prensa voraz y alimentada por las ideas preconcebidas de la fiscalía, eso es lo que ella era.
Respecto al segundo punto: el dolor de la familia Kercher y su pérdida permanente son terribles. Pero el propósito de la serie es claro: mostrar cómo ocurrió este error judicial en concreto y, por implicación, cómo diferentes fuerzas, prejuicios e impulsos pueden combinarse para provocarlos en general. Está diseñada para desmentir la idea atractiva de que la justicia es siempre ciega y sus administradores son siempre faros de rectitud.
A lo largo de ocho episodios densos y a menudo muy tensos, la guionista KJ Steinberg (conocida por This Is Us) traza el largo viaje de Knox desde su arresto por el asesinato de su compañera de piso hasta su eventual exoneración, pasando por una condena injusta, cuatro años en prisión y múltiples juicios. La serie ilustra bien cada punto crucial, como el error inicial al establecer la hora de la muerte, mientras una energía impulsora mantiene la narrativa.
Se hacen esfuerzos intensos para humanizar al fiscal Giuliano Mignini (Francesco Acquaroli), presentándolo como un hombre desviado por su sentido del deber y su frustración por el caso del infame Monstruo de Florencia. Sus subordinados reciben menos atención y se les muestra como cifras que se opusieron a Knox por capricho.
Quizás la parte más impactante es que el calvario de Knox continuó incluso después del juicio y condena de Rudy Guede, el hombre cuyas huellas y ADN (a diferencia del de Knox y los otros) estaban por toda la escena del crimen. O quizás lo más chocante es que su nombre casi no resuena, mientras que “Foxy Knoxy” todavía tiene potencia.
The Twisted Tale of Amanda Knox tiene sus defectos. Las introducciones estilo Wes Anderson de cada episodio no encajan bien con el contenido angustiante, y el guión a veces es malo. Afortunadamente, las partes principales se mantienen unidas por una actuación brillante de Grace Van Patten como Knox.
The Twisted Tale of Amanda Knox ya está en Disney+.