El arquitecto del sentimiento y la elocuencia sónica de la Generación X negra: Los 10 mejores temas de D’Angelo

Lady (1995)

D’Angelo irrumpió en la escena en 1995 con un álbum debut (Brown Sugar) que básicamente redefinió nuestro gusto musical, despertando recuerdos de las salas de estar de nuestros padres, donde el equipo de música siempre tenia puesta a Stevie, Marvin, Smokey y compañía. Lo que hizo de Brown Sugar un impacto tan grande en el panorama del R&B de los 90 fue su sensualidad ardiente, mezclada con actitudes del hip-hop; una instrumentación estudiosa y dedicada; y un compromiso contagioso con el arte del jam infinito. Lady es, por así decirlo, la hermana de la canción que da título al audaz álbum debut de D’Angelo. Y mientras que esta última presentaba a un Romeo del barrio intentando ligar, Lady disfruta de los placeres de un amante que ya ganó la carrera y cuya pasión gemela por la intimidad y la privacidad toma la forma de una recitación con un groove profundo y un bajo pesado. He aquí el nacimiento del neo-soul.

Higher (1995)

Déjaselo a D’Angelo, ese eterno y riguroso estudiante de la historia de la música negra, cerrar su primer álbum con una canción que muestra sus sensibilidades sagradas y profanas, entre el púlpito y el bar. Higher fusiona el brillo del gospel moderno de domingo por la mañana con un leve tono de alcoba (“‘Cause you take me higher / Further than the stars above / Send me in ecstasy, baby / With your love, with your love”). Pero su énfasis en la declaración de un amor épico y cósmico, un amor al estilo “Heroes” de Bowie, del tipo en el que “pones tus manos en las mías… y luego despegaremos hacia los cielos” – con la ayuda de ese órgano Hammond B3 elevándose – es prueba de que incluso en su primer disco, D’Angelo estaba interesado en imaginar el amor negro no solo como una forma de escape, sino como un refugio móvil, monumental en alcance e intensamente divino. Y como muchas de las canciones de *Brown Sugar*, nos recordó el preciado y singular poder del falsetto soul. En medio de una era dominada por MCs de hip-hop y productores-espectáculo, redobló la apuesta por las virtuosidades de la voz masculina negra, tratándola como el hijo pródigo, la joya de la corona del pop que siempre supimos que era. He aquí, entonces, el arquitecto del sentimiento y la elocuencia sonora de la Generación X negra.

Devil’s Pie (2000)

De su primera obra maestra, *Voodoo*, Devil’s Pie es, podría decirse, la secuela oscura e intrincada de *Lost Ones* de Lauryn Hill, su sermón hip-hop dirigido a ex-amantes y otros MCs derrotados por el materialismo del juego. Tanto en forma como en contenido, Devil’s Pie golpea incluso más fuerte que el tema de juicio de Hill con su sección rítmica minimalista y contundente, sus voces inquietantes y acumulativas, y su imaginería de película de terror. Nos sumerge en un universo *The Walking Dead* de zombis voraces, todos peleando por un pedazo y otro de todo el “pastel”, toda la lista de bienes y vicios del capitalismo racial: “greed and lust, jealousy, envious / Bread and dough, cheddar cheese / Flash and stash, cash and cream …” El propio D’Angelo comparó Devil’s Pie con “una canción de blues” con voces inspiradas en el sonido de una “cadena de presos… o como la sensación de… los esclavos del campo… recogiendo lo que sea que el amo nos hiciera recoger”. Su denuncia es audaz y fría mientras dirige la mirada hacia las pesadillas del fracaso sistémico y también hacia las nuestras. “No hay justicia”, declara D’Angelo, “solo estamos nosotros…”.

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Untitled (How Does It Feel) (2000)

Sí, es uno de los mayores tributos jamás hechos al héroe de toda la vida de D’Angelo: Prince. Sónica y sexualmente, Untitled irradia la magistral gramática de la ternura del ‘Purple One’, su alquimia irresistible de eros masculino e intimidad femenina. Pero también toma esos elementos del repertorio de su majestad y los lleva más allá, por así decirlo. Aunque el video que lo acompaña, más caliente que julio, sea lo primero que recuerdes de esta canción, lo último que conservarás es seguramente la forma en que Untitled te hace sentir, cómo te seduce para que contemples la maravilla y la gloria de un viaje lento y sexual desarrollándose en tiempo real, cómo te hace creer en la posibilidad de ser arrastrado por una canción y un artista que no quiere nada más que te rindas a una energía lenta, centrada en la mujer y orgásmica. Una de las obras más grandes del erotismo en la música pop jamás grabada.

Africa (2000)

La música pop de la era posterior a los derechos civiles tiene su parte de conmovedoras nanas y canciones de amor dedicadas a los hijos de los artistas. Es un subgénero que prospera a menudo entretejiendo alguna combinación de imágenes históricas, bíblicas o geográficas que enmarcan las condiciones de la llegada de un recién nacido y los legados que prometen brindarle consuelo y supervivencia a este niño dorado. Piensa en *Isn’t She Lovely?* de Stevie, *To Zion* de Lauryn Hill o *Bigger* de Beyoncé, esta última parece tomar inspiración directa de *Africa* de D’Angelo. Nacido Michael Eugene Archer, D’Angelo tuvo un hijo, Michael Jr., con la igualmente formidable cantante de neo-soul Angie Stone, quien, en un giro trágico del destino, falleció este año a causa de las heridas de un accidente automovilístico. Africa es un mensaje de padre a hijo, delicado como la brisa del océano, fluyendo suavemente como un río sobre la percusión constante de Ahmir “Questlove” Thompson. Es una canción de amor nacida de una herencia diaspórica (“Africa is my descent”), un reconocimiento de la escala del pasado de un pueblo (“from kings and queens becomes a prince”) y una aceptación de la humildad restauradora de la paternidad (“I receive the love that radiates from your glow”).

Ain’t That Easy (2014)

La sequía entre un disco revolucionario y el siguiente para D’Angelo terminó en las primeras semanas del invierno de 2014 cuando se lanzó el álbum *Black Messiah*. Si el amanecer de la era Black Lives Matter presentó un grupo de obras brillantes e incisivas de artistas como Kendrick Lamar, Solange y Beyoncé, la entrada de D’Angelo fue su propia revelación asombrosa. Su canción de apertura, Ain’t That Easy, es el sello de D’Angelo con su muro de sonido neo-soul de bajo y densidad percusiva. Somos arrastrados al mundo de amantes en desacuerdo, nos dejan caer en una relación al borde del colapso, pero D quiere que nos adentremos en la lucha con él. “You can’t leave me / ain’t that easy …” Al final de un largo año de personas negras saliendo a las calles y luchando por el reconocimiento de su humanidad completa, luchando para no ser abandonados por su país, Ain’t That Easy vibra con una electricidad metafórica mientras evoca el argumento de James Baldwin en *The Fire Next Time*: “Si nosotros – y ahora me refiero a los blancos relativamente conscientes y a los negros relativamente conscientes, que deben, como amantes, insistir en, o crear, la conciencia de los otros – no flaqueamos en nuestro deber ahora, podremos, siendo un puñado, terminar con la pesadilla racial y lograr nuestro país y cambiar la historia del mundo…”. No es una tarea fácil.

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The Charade (2014)

El golpe bajo de *Black Messiah*. Piensa en la versión de George Benson de *This Masquerade* de Leon Russell, acelerada y empapada en fuego político. Si ese clásico de 1976 surgió como una especie de balada irónica de la post-era de derechos civiles para los afroamericanos que vivían tras los avances de la lucha por la libertad y, a la vez, presenciaban una reacción gradual (“are we really happy here with this lonely game we play?” canta Benson), The Charade sube el volumen sobre los eslóganes de la igualdad racial en Estados Unidos. Estamos “arrastrándonos por un laberinto sistemático” con D y su furiosamente compacta banda, The Vanguard. Empapada de referencias sonoras a Prince, Hendrix y Sly, The Charade arranca la tirita y prospera en el interrogatorio, el testimonio y la confrontación en segunda persona (“Degradation so loud that you can’t hear the sound of our cries …”). Con el asesinato de Michael Brown y muchos otros fresco en nuestras mentes y corazones, D’Angelo regresó a la escena en 2014 para llamar las cosas por su nombre: “All we wanted was a chance to talk / ‘Stead we only got outlined in chalk”. Un tornado de canción cuya interpretación en vivo en *Saturday Night Live* sacudió los cimientos de la televisión nocturna, ofreciendo el feroz antídoto musical contra el antinegrismo.

Really Love (2014)

Él siempre será un amante y un luchador. La gran canción romántica de *Black Messiah*, Really Love, lleva sus ambiciones cinematográficas en la manga con versos iniciales de spoken word entregados en español por la artista boricua Gina Figueroa. Llegan los violines arremolinados y deja que Figueroa haga lo suyo con un monólogo corto y mordaz (“Yeah, you love me? I love you very much … I did not want to fight you. I only wanted to love you. But you are very jealous”). El mejor cantante de falsetto de su generación se dedica aquí a la serenata determinada, tomando la ruta sensual y juguetona para ganar de nuevo a esta mujer, con los lick de guitarra latina creando un tapiz delicado para nuestro pretendiente. Con pinceladas de melodrama y energía de comedia romántica, Really Love conjura el espíritu de Prince en cualquiera de sus himnos de ‘por favor nena, nena, por favor, eres-tan-difícil-de-conseguir’, deleitándose en el acto de la súplica; D’Angelo, como su ídolo, sabe cómo convertir la pasividad tierna en un coqueteo profundo.

Prayer (2014)

En una época en la que teníamos hambre de himnos (Alright, Freedom, Don’t Touch My Hair), D’Angelo le dio la vuelta al concepto de himno con Prayer, un holy revival de groove pantanoso, una odisea densa que nos lleva al centro de nuestra lucha por sobrevivir y perseverar; un exorcismo catártico y de tempo lento al estilo P-Funk de nuestra larga lucha transgeneracional por ser libres. D nos impulsa hacia adelante como un predicador en modo de llamada y respuesta, con un lick de guitarra blues de “Lord have mercy” como contrapunto. Él ve “the devil on your feet” y sabe “that he will … try to stop you / From seeing your days / But you got to pray all the way”. El momento es ahora, y los ominosos campanilleos en esta pista nos lo dicen. Esta es la exhortación negra desde el púlpito entregada en el club, coreada en las primeras líneas, cantada desde el borde del escenario. Es la oración cobrando vida con toda su fuerza, fuerza percusiva, marcada a palmas y una determinación que pisa fuerte. Es un step show de movimiento lento para el movimiento, el servicio de la iglesia, la fiesta. Es la esperanza, la fe y la resistencia negras hechas manifiestas en forma de rebelión espiritual sónica.

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Lauryn Hill – Nothing Even Matters (ft D’Angelo) (1998)

¿Cómo se mide la ternura? Lauryn Hill y D’Angelo nos mostraron el camino en uno de los grandes dúos de los años 90 – grande en su uso de lo “tranquilo”, este modo expresivo que el estudioso de estudios negros Kevin Quashie define, en parte, como una señal de un interior potencialmente “dinámico y deslumbrante”. Hill y D’Angelo construyen una fortaleza de tranquilidad mientras se absorben el uno al otro y dejan que todo a su alrededor desaparezca. “Your love makes me feel 10 feet tall / Without it I’d go through withdrawal / ’Cause nothing even matters at all”, canta D’Angelo mientras su calor compartido con Hill llena los espacios íntimos y minimalistas de la canción. Rodeados por chasquidos de dedos, una guitarra conmovedora, una suave sección rítmica que le da a estos dos titanes espacio para respirar, se absorben mutuamente. “These buildings could drift out to sea / Some natural catastrophe / Still there’s no place I’d rather be / ’Cause nothing even matters to me”, añade Hill. Quieres ver a estos dos en un romance de Barry Jenkins con las cámaras girando a su alrededor. Quieres perderte en este amor negro que es la salvación misma. El sello de D’Angelo junto a su compañero genio del neo-soul: cómo deseamos poder conservar esta escena para siempre.

Canciones extra: las versiones de D’Angelo

D’Angelo – Cruisin’ (versión de Smokey Robinson)

D’Angelo, Femi Kuti, Macy Gray, Roy Hargrove, the Soultronics y Positive Force – Water No Get Enemy (versión de Fela Kuti)

D’Angelo – Can’t Hide Love (En vivo en el Jazz Cafe, Londres, 1995) (versión de Earth Wind & Fire)

D’Angelo – She’s Always in My Hair (versión de Prince)

D’Angelo con Princess (Maya Rudolph y Gretchen Lieberum) – Sometimes It Snows in April (versión de Prince)

D’Angelo y Erykah Badu – Your Precious Love (versión de Marvin Gaye y Tammi Terrell)

Roman GianArthur – OK Lady (EP con mezclas de versiones de canciones de Radiohead y D’Angelo)