La policía española ha frenado en seco la creciente actividad mafiosa en la Costa del Sol mediante una macrooperación dirigida contra una serie de bandas interconectadas que formaban una ‘supermafia’ de liderazgo francés.
Una serie de registros armados en viviendas y propiedades de decenas de municipios, desde Estepona y Marbella hasta Mijas y la capital, así como en el interior, ha resultado en 55 detenidos durante el último mes.
Los agentes derribaron puertas mucho más allá de la costa, adentrándose en Ronda, Antequera, Alhaurín el Grande y Cártama, donde se descubrieron viviendas para almacenamiento y propiedades seguras, e incluso hasta el norte, en Jaén y Barcelona.
La mayoría de los detenidos eran de nacionalidad francesa, aunque la policía señala que la red también contaba con colaboradores marroquíes y de Europa del Este que actuaban como conductores, correos y sicarios.
Las bandas utilizaban villas, almacenes y urbanizaciones residenciales tranquilas de la costa como centros logísticos, confundiendose entre expatriados y turistas mientras trasladaban drogas hacia el norte, con destino a Francia y el norte de Europa.
Lo que comenzó como nueve investigaciones separadas pronto convergió cuando los investigadores se percataron de que los mismos nombres, vehículos y casas de almacenamiento aparecían una y otra vez.
Una banda de secuestradores en Marbella resultó estar conectada con pistoleros en Benalmádena, mientras que las armas incautadas en Estepona coincidían con las utilizadas en un tiroteo a plena luz del día en la ciudad de Málaga.
Conforme los casos se solapaban, emergió un patrón: una red de equipos de dirección francesa que movía drogas, armas y sicarios a lo largo del corredor criminal de la Costa del Sol.
En Marbella, un hombre marroquí fue secuestrado frente a un restaurante en octubre de 2024 y permaneció retenido varios días antes de ser liberado en Torre de Benagalbón, cerca de Rincón de la Victoria.
Dos meses después, la misma red intentó asesinar a dos hombres suecos en Benalmádena, acribillando su vehículo de transporte con ráfagas de una subfusil y una pistola.
Las víctimas sobrevivieron al saltar 30 metros por un terraplén antes de que los bomberos los rescataran.
Un registro posterior en Estepona sacó a la luz un alijo de 21 armas de fuego, entre fusiles de asalto y pistolas, ocultas en una vivienda de lujo.
Otro grupo de la misma organización perpetró una emboscada a plena luz del día en el aparcamiento de un supermercado Lidl en la calle Gerona de Málaga capital, disparando dos veces a un hombre durante un frustrado robo de dinero.
En Estepona, los agentes incautaron 14 armas más –tres de ellas fusiles de asalto– utilizadas en violentos ‘atraco’, robos a mano armada a traficantes rivales por toda la provincia.
En el interior, en Antequera, se interceptó un camión cargado con 374 kilos de hachís cuando se dirigía a Madrid tras salir de un almacén industrial registrado bajo un nombre falso.
En los municipios de Alhaurín el Grande y Cártama, en las afueras de Málaga, se produjeron incautaciones de más de tres toneladas de hachís ocultas en vehículos de lujo, deteniendo a un sospechoso reclamado en Francia por homicidio.
En los distritos malagueños de Bailén-Miraflores y Campanillas, los agentes descubrieron dos zulos subterráneos con 170 kilos de cocaína y detuvieron al cabecilla en Ronda.
Registros vinculados en El Saucejo y Marbella desmantelaron otra célula que transportaba armas de asalto en coches pequeños equipados con compartimentos secretos.
Y en Barcelona, los agentes se incautaron de 1,68 toneladas de hachís ocultas entre fardos de textiles preparados para su exportación al norte de Europa.
En conjunto, las pruebas revelaron una única superestructura criminal –un ‘supercartel’ de liderazgo francés– cuyas células interconectadas compartían pisos francos, arsenales y traficantes de un extremo a otro de la costa.
Javier Salas, subdelegado del Gobierno en Málaga, calificó las operaciones como “el golpe más preciso y contundente contra el crimen organizado en nuestra provincia en los últimos tiempos”.
El comisario jefe de la Policía en Málaga, Roberto Rodríguez Velasco, añadió: “No cejaremos. No permitiremos que quienes alteran la convivencia pacífica salgan impunes.
“Nos enfrentamos a personas peligrosas. Serán identificadas y puestas a disposición de la autoridad judicial, cueste lo que cueste.”
No obstante, admitió que “aún queda mucho camino por recorrer” para quebrar el férreo control que el crimen organizado ha establecido sobre la Costa del Sol en los últimos años.
El comisario compareció ante el botín de 37 armas de fuego, incluidos fusiles de asalto, subfusiles y pistolas, durante una rueda de prensa en la Jefatura Superior de Policía.
En el conjunto de las nueve operaciones policiales separadas se incautaron casi nueve toneladas de droga, entre hachís y cocaína, 150.000 euros en efectivo y 40 vehículos.
Los investigadores afirman que esta organización funcionaba como una federación de grupos interconectados que cooperaban cuando era necesario, agrupando armas, vehículos e inteligencia para controlar las rutas de la droga desde el Campo de Gibraltar hasta el norte de Europa.
Fuentes policiales creen que este modelo permitió a las bandas evadir la detección durante años, fusionando las estructuras del crimen organizado con la movilidad de los sicarios autónomos.
Fue esta red –la denominada ‘supermafia’ francesa– la que la última oleada de registros pretendía desmantelar de una vez por todas.
Las redadas forman parte del ‘Plan Costa del Sol’ nacional de España, una estrategia con un año de vida para desarticular a las mafias de dirección extranjera que operan a lo largo de la costa sur.
Solo en el último año, y en el marco de este plan, se han realizado más de 600 detenciones, con la incautación de 70 toneladas de hachís, 5,2 toneladas de cocaína y 170 armas.
Haga clic aquí para leer más Noticias de Crimen y Ley de The Olive Press.
