En la Nochebuena, en algunas partes de España, no es a Papá Noel a quien los niños esperan, sino a este personajillo que entrega regalos de una manera bastante poco convencional.
El Tió de Nadal es una de las tradiciones navideñas más peculiares de Cataluña. También se halla en hogares de Aragón y Valencia y, al igual que el caganer, une la Navidad con el acto de defecar, sin que nadie sepa a ciencia cierta el porqué.
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Se trata, en esencia, de un tronco con una cara alegre pintada en un extremo. Suele estar apoyado sobre dos patas delanteras, luciendo un calcetín rojo que emula la tradicional barretina catalana, y cubierto con una manta.
Puede encontrársele a la venta en los mercados navideños de toda Cataluña y en algunas otras regiones.
La figura aparece en la Festividad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y los niños lo cuidarán desde entonces hasta la misma Nochebuena.
La tradición manda que los pequeños “alimenten” al tronco, también conocido como Caga Tió, con restos de comida cada noche durante la previa a la Navidad, y que lo cubran con una manta para protégerlo del frío.
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Si se hace correctamente, en Nochebuena el tronco recompensará a sus cuidadores defecando regalos; tradicionalmente turrón, higos secos y frutos secos, aunque en tiempos modernos puede ser cualquier cosa, desde dulces hasta juguetes.
Sin embargo, no lo hará hasta que sea golpeado con un palo y se le ordene que defeque mediante una canción.
Se retira la manta que cubre su parte trasera y bajo ella yacen los regalos que disfrutará toda la familia.
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