D’Angelo fue mucho más que el símbolo sexual que retrataron de él

La noticia de la muerte de D’Angelo tras un diagnóstico privado de cáncer de páncreas dejó a los fans conmocionados, expresandose con palabras como ‘Mierda’ y ‘Maldición’ – un tema de culto de su álbum Brown Sugar de 1995 que lo consolidó como una fuerza en el floreciente movimiento neo-soul. Pero las referencias en las redes sociales a esa canción, que habla de un hombre que descubre a su novia en la cama con su mejor amigo, pronto fueron reemplazadas por imágenes del cantante sin camisa como tributo. Es lo último que él hubiera querido.

Todas las imágenes provienen de la misma fuente: el videoclip del 2000 para Untitled (How Does It Feel), de su segundo álbum, Voodoo. Y según contó el mismo artista multiplatino en varias ocasiones, él hubiera retrocedido rapidamente del set de grabación si pudiera repetir ese día. Aunque la canción era un homenaje a Prince, su equipo tuvo la idea de reposicionar el video como un teaser para Voodoo que también mostrara su transformación física, haciéndolo lucir aún más parecido al corredor de la NFL Marshawn Lynch.

Hecho para parecer una sola toma, el video de Untitled muestra a un musculoso D’Angelo sincronizando los labios la letra, aparentando estar completamente desnudo. Los pantalones de pijama que llevaba colgaban lo más bajo posible para permanecer fuera de vista. El director Paul Daniels lo enfocó desde la perspectiva de un amante, encuadrando sus pectorales, su torso y sus labios contra un fondo negro. El resultado, de casi cuatro minutos y medio, redefinió por completo a D’Angelo – de una estrella de R&B tímida a un símbolo sexual de primer nivel.

“Me siento culpable porque esa nunca fue la intención,” declaró su ex-mánager Dominique Trenier a la revista Spin en 2008. “Hasta el día de hoy, en la memoria del público, él es el tipo desnudo.” Mark Jenkins, su entrenador para el video, también tuvo sus arrepentimientos.

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Aunque Voodoo debutó en lo más alto de las listas, D’Angelo se sintió abrumado por las altas expectativas y llegó a odiar a las fanáticas que le exigían que se quitara la ropa mientras lanzaban lencería al escenario. Tras la gira, se alejó de la fama y cayó en la adicción, hasta que su arresto en 2010 por solicitar servicios sexuales lo devolvió a los medios. Su foto policial, con el rostro hinchado, fue aprovechada por algunos medios para burlarse de él, con titulares que preguntaban "How Does it Feel?".

“Una vez me enfadé cuando una mujer me tiró dinero en el escenario, eso me hizo sentir fatal, y le lancé el dinero de vuelta,” contó a GQ en 2012. “Le dije: ‘No soy un stripper’. Cuando regresé a casa, no fue fácil simplemente ser yo mismo.”

Pero para los fans que realmente amábamos a D’Angelo, la imagen de dios del sexo siempre fue solo una nota al pie de su genialidad musical. Solo había que escuchar para entender que D’Angelo era el cliché más antiguo del R&B: el hijo de un pastor del sur que se alejó de la iglesia para seguir su sueño de música secular. Mucha de su música, especialmente Voodoo, explora esta disonancia espiritual.

Mi introducción formal a D’Angelo fue el video de Me and Those Dreamin’ Eyes of Mine, de Brown Sugar – un álbum que no tiene ni una sola canción mala. Ese video, donde lo vemos como un cuarteto de una sola persona, representa mucho mejor su increíble talento artístico y su habilidad para fusionar el gospel y el hip-hop con sus melismas felinos, creando grooves de soul que te ponen cara de asombro.

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El video de Brown Sugar fue un respiro muy necesario de las guerras del rap de la época, y me envió en una búsqueda para saber más de él. Todavía recuerdo la emoción de descubrir que él podía tocar todos esos instrumentos mientras armonizaba consigo mismo, como un Marvin Gaye moderno. Artistas como Jamie Foxx y Anderson .Paak le deben mucho a D’Angelo por abrirles un camino en la industria para los polímatas del R&B.

D’Angelo era de esos artistas únicos que podían escuchar el pasado y el futuro a la vez. Su sonido distintivo te lanza a una búsqueda del tesoro para encontrar sus influencias, desde el productor de hip hop J Dilla hasta Sly Stone o los Pilgrim Jubilees. Uno de mis grandes arrepentimientos es haberme perdido la Gira Voodoo de D’Angelo – que un buen amigo mío, un melómano empedernido, todavía describe como “el mejor concierto al que he ido en mi vida”. La creación del álbum "Voodoo" – un proyecto grupal en los estudios Electric Lady que ocurrió mientras los Roots ("Things Fall Apart"), Common ("Like Water for Chocolate") y Erykah Badu ("Mama’s Gun") grababan allí y Jill Scott pasaba por lo menos – merece un lugar en el panteón de las leyendas musicales.

Uno de los últimos álbumes que compré antes de que alquilar música se volviera el modelo principal fue "Black Messiah" de D’Angelo – el tan esperado tercer disco que llegó en medio del creciente movimiento de protesta racial. Mantuve a toda mi casa despierta para ver a JK Simmons presentando SNL en 2015 – no porque me encantara "Whiplash", sino para poder ver la participación de D’Angelo como artista invitado en familia. En la interpretación de The Charade, un himno de protesta contra el racismo sistémico, D’Angelo cubrió su cuerpo más robusto de negro mientras sus compañeros de banda usaban camisetas que decían "I Can’t Breathe" y "Black Lives Matter". Esa imagen, tanto una declaración política como un rechazo a la persona de "Untitled", es la que todavía se me queda grabada. Hace un año, su viejo aliado Raphael Saadiq dejó escapar que D’Angelo estaba trabajando en un cuarto álbum. Uno solo puede imaginar la emoción y el revuelo que habría causado en estos tiempos tan tensos.

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En conjunto, D’Angelo deja atrás una gran cantidad de colaboradores (Method Man, Questlove, Lauryn Hill) y tres hijos; el mayor es un hijo adulto, Michael Archer Jr., quien seguro está asiendo el tener que sufrir esta pérdida solo siete meses después de que su madre, Angie Stone, muriera en un accidente de coche cerca de Montgomery, Alabama. Una pionera del neo-soul ella misma, Stone tuvo una gran influencia en el desarrollo artístico de D’Angelo, incluso hasta trenzando las cornrows que llevaba en la sesión de fotos para "Untitled" – que alcanzó el puesto 51 en la lista de Rolling Stone de las 100 mejores canciones de los 2000. Su videoclip quizás lo condenó a ser reconocido como un dios del sexo marcado por el destino, pero su obra completa sigue siendo su redención duradera. Al final, D’Angelo hizo tres álbumes de estudio que definieron las décadas en que se lanzaron y se mantienen juntos como uno de los catálogos musicales modernos más importantes de siempre. No quedan muchos artistas que puedan decir honestamente cómo se siente eso.