Un tribunal en Túnez ha impuesto penas de cárcel a docenas de líderes opositores, abogados y empresarios acusados de intentar derrocar al presidente del país.
Cuarenta personas, incluida la líder opositora Jawahar Ben Mbarek, recibieron condenas que van desde los cuatro hasta los cuarenta y cinco años por una supuesta conspiración para derrocar al presidente Kais Saied.
Veinte de los acusados huyeron al extranjero y fueron sentenciados en ausencia, mientras que otros están detenidos desde 2023.
Grupos de derechos humanos han criticado el juicio, considerandolo políticamente motivado, y describen las acusaciones como una escalada en la represión de Saied contra el disentimiento. Esto comenzó cuando suspendió el parlamento tunecino en 2021 y empezó a gobernar por decreto.
Las autoridades tunecinas argumentan que los acusados, que incluyen al exjefe de inteligencia Kamel Guizani, intentaron desestabilizar el país y derrocar a Saied.
Ben Mbarek y los líderes de partido Issam Chebbi y Ghazi Chaouachi recibieron condenas de veinte años de prisión. Los tres están detenidos desde la represión de 2023.
La condena máxima, de cuarenta y cinco años, fue para el empresario Kamel Ltaif, mientras que el político opositor Khyam Turki recibió una sentencia de treinta y cinco años.
Ben Mbarek lleva en huelga de hambre más de un mes y estaba en riesgo de morir, según informa la agencia de noticias AFP, citando a su hermana y abogada, Dalila Ben Mbarek.
Entre los sentenciados en ausencia se encuentran la política y feminista Bochra Belhaj Hmida, así como el filósofo francés Bernard-Henri Lévy, según grupos de derechos humanos.
Las sentencias definitivas fueron emitidas por un tribunal de apelaciones después de que las figuras opositoras fueran condenadas inicialmente en abril. Saied los había calificado de “terroristas”.
Un abogado de los acusados fue citado por Reuters describiendo el juicio como una “farsa” con la “clara intención de eliminar a los opositores políticos”.
Sara Hashash, directora regional adjunta de Amnistía Internacional, describió las sentencias como “injustas” y “una impresionante acusación contra el sistema de justicia tunecino”.
Dijo que, aunque tres acusados fueron absueltos por el tribunal de apelaciones, este había aumentado las condenas de otros. “Así, el Tribunal de Apelación también ha avalado el uso del sistema de justicia por parte del gobierno para eliminar la disidencia política”.
Después del fallo inicial en abril, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, dijo que el juicio generaba “serias preocupaciones sobre motivaciones políticas” y urgió al gobierno tunecino a “abstenerse de usar legislación amplia de seguridad nacional y antiterrorista para silenciar la disidencia”.
El sábado, miles de tunecinos marcharon por la capital, Túnez, en una protesta antigubernamental, acusando a Saied de consolidar un gobierno unipersonal a través del poder judicial y la policía.
Saied fue elegido en 2019 después de que Túnez surgiera del movimiento democrático de la Primavera Árabe. Pero desde entonces, esta nación del norte de África ha experimentado un retroceso democrático y la reimposición de aspectos del gobierno autoritario.
