ESPAÑA y Marruecos han dado un nuevo paso hacia la realización de una línea ferroviaria bajo el Estrecho de Gibraltar, con ingenieros elaborando actualmente el diseño para un ‘túnel de pruebas’ de 40 kilómetros.
El túnel se extendería de costa a costa entre el sur de España y el norte de Marruecos, constituyendo la primera fase física de un plan sumamente ambicioso para construir una conexión ferroviaria permanente bajo la segunda ruta marítima más transitada del mundo.
Es crucial destacar que la terminal propuesta en el lado español se situaría cerca de Barbate y Vejer para poder conectarse con el corredor ferroviario Cádiz-Sevilla, en lugar de terminar en Algeciras como en planes anteriores.
En el lado marroquí, la terminal se enlazaría con la red de alta velocidad en expansión del país en la zona de Tánger.
Los detalles fueron esbozados por ingenieros de alto rango de España y Marruecos durante una sesión técnica e institucional en el Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid.
Representantes de la empresa española de estudios de enlace fijo SECEGSA y su homóloga marroquí SNED señalaron que el proyecto se halla en una ‘fase de planificación avanzada’, con un plan de trabajo conjunto de tres años actualmente en marcha.
Los oficiales afirman que el túnel de pruebas se utilizaría para estudiar las condiciones de la roca y el lecho marino a lo largo de la ruta planificada, permitiendo a los ingenieros confirmar si se puede construir con seguridad un túnel completo para pasajeros y mercancías.
También podría transportar cables eléctricos y líneas de fibra óptica como un enlace de infraestructura permanente entre los continentes, incluso si el túnel ferroviario completo sufre retrasos.
El túnel pasaría a profundidades de hasta unos 465 metros bajo el lecho marino, lo que requeriría una tuneladora a medida diseñada para soportar presiones extremadamente altas.
Equipos españoles y marroquíes están realizando actualmente cartografía del fondo marino, monitoreo sísmico y modelado de ingeniería en etapas iniciales, esperándose que el diseño del túnel de pruebas se prolongue hasta el próximo año.
Los ingenieros afirman que el lecho marino bajo el Estrecho presenta ‘zonas de gran complejidad tectónica’, con canales ocultos profundos y capas de roca arcillosa que podrían desplazarse de forma impredecible bajo presiones extremas.
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Para abordar esto, los equipos español y marroquí están re-cartografiando el lecho marino y colocando sensores en el fondo oceánico para monitorear el movimiento, mientras científicos de Francia y Estados Unidos ayudan a analizar los datos geológicos.
Si se aprueba un túnel ferroviario completo, este constaría de dos tubos de vía única, cada uno con un diámetro interno de aproximadamente 7 metros, discurriendo en paralelo bajo el lecho marino. Una galería de servicio y evacuación más pequeña se situaría entre ellos, conectada mediante pasadizos transversales cada pocos cientos de metros.
El tramo submarino tendría aproximadamente 28 kilómetros de longitud, a profundidades de casi medio kilómetro bajo el lecho marino.
Los trenes circularían por los túneles, no así automóviles o camiones, manejándose conjuntamente el tráfico de pasajeros y mercancías, de manera similar al modelo del Eurotúnel.
El presidente español del proyecto, el general retirado José Luis Goberna, explicó que el proyecto del túnel es un esquema de ingeniería civil, no militar, pero señaló que la Armada Española y sus homólogos marroquíes están ayudando porque poseen los barcos, el equipo de sonar y la experiencia necesarios para estudiar el lecho marino.
Enfatizó que esto no significa que el proyecto esté bajo control militar.
Se describió a Francia como un país partidario pero a la espera de ver los resultados de los estudios actuales. Institutos de ingeniería franceses participan en los trabajos técnicos, pero Francia no ha comprometido financiación alguna aún.
Los oficiales también señalaron que la Unión Europea tendría que desempeñar un papel principal en la financiación de la construcción, si el proyecto sigue adelante.
El coste aún no está fijado, pues depende de lo que el túnel exploratorio descubra sobre la roca bajo el Estrecho.
No obstante, en base a los diseños actuales, se prevé que solo el lado español cueste aproximadamente entre 8 y 9 mil millones de euros, lo que significa que el coste total del proyecto probablemente excedería los 10 mil millones una vez se incluya la infraestructura de ambos países.
No se ha establecido una fecha para el inicio de la construcción, y ambos gobiernos deberán aprobar formalmente las obras una vez se completen los estudios.
El proyecto ha sido revitalizado mediante un plan de trabajo conjunto de tres años acordado en 2023, que tiene como objetivo actualizar los estudios de viabilidad preparados originalmente en la década de 2000.
La idea del enlace fijo existe desde el siglo XIX, pero la planificación moderna comenzó en 1979 cuando España y Marruecos firmaron un acuerdo de cooperación para explorar un cruce permanente.
Se tomarán decisiones adicionales sobre si proceder a la perforación después de que concluya la fase actual de estudios.
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