La neurología se encuantra en un punto de inflexión. Tras décadas de progreso limitado, los nuevos tratamientos modificadores de la enfermedad (TME) para afecciones neurodegenerativas como el Alzheimer y otras muchas están por fin llegando al mercado. Si bien algunos aún cuestionan los beneficios clínicos y los riesgos de seguridad de los TME, las nuevas terapias para el Alzheimer de Biogen (Leqembi) y Eli Lilly (Kisunla) son solo dos ejemplos de tan ansiados avances científicos.
Sin embargo, con la aprobación de nuevas terapias y muchas más en desarrollo, surge una pregunta crítica: ¿Está preparado nuestro sistema sanitario para administrarlas de forma eficaz y sostenible?
Actualmente, la respuesta es no. Pero esa brecha representa una gran oportunidad para la innovación. Nos aproximamos a un punto de convergencia único en el que la neurología pasará a ser una prioridad en todo el ecosistema sanitario, lo que exigirá nuevos enfoques audaces en la forma en que prestamos y financiamos la atención.
La prestación de la atención: La oportunidad pendiente de orquestación
La creciente disponibilidad de TME neurodegenerativos crea una oportunidad para que los sistemas de salud mejoren la rentabilidad de una línea de servicio neurológica de alta prioridad pero tradicionalmente de bajo margen, sustentada por el volumen de procedimientos. Estas terapias exigen flujos de trabajo operativos y clínicos perfectamente integrados de principio a fin para identificar correctamente a los pacientes candidatos, proporcionar educación, administrar los tratamientos, medir su eficacia y monitorizar los efectos secundarios.
Tanto Leqembi como Kisunla se administran por infusión, por lo que la colaboración entre hospital y farmacia y la capacidad de las clínicas de infusión son requisitos clave. La realización frecuente de pruebas de imagen también es crucial para controlar posibles eventos adversos y ajustar el tratamiento. Esto requiere disponibilidad de imagenología y una derivación adecuada basada en los resultados. Por último, si un paciente en tratamiento necesita atención urgente por efectos secundarios, los protocolos de urgencias deben estar configurados para dirigirlo correctamente.
La administración y monitorización de estas terapias requieren nuevos puntos de acceso y un alto grado de colaboración interdepartamental. El sistema sanitario carece actualmente de una infraestructura coordinada y una capa de orquestación, lo que genera vacíos que dificultan la administración de tratamientos potencialmente transformadores y la gestión adecuada de sus graves riesgos. La oportunidad para la innovación y las alianzas en este ámbito está madura para modelos robustos que integren los flujos de trabajo existentes con la aplicación de estas nuevas terapias.
El pago: La necesidad de sostenibilidad
La promesa de los TME es enorme, pero tiene un precio. Históricamente, los pagadores han visto la neurología como un conjunto de patologías de prioridad relativamente baja. La mayoría ha intentado mejorar las carencias en el acceso a la neurología en lugar de abordarla como una categoría de gasto. Sin embargo, se estima que Leqembi puede costar hasta 26.000 dólares anuales, sin incluir los cuidados de seguimiento, las pruebas o la monitorización. El gasto en terapias especializadas ejercerá presiones adicionales sobre los márgenes de los pagadores y reforzará la necesidad de formas más sostenibles de financiar la atención neurodegenerativa.
Algunos ven en el modelo GUIDE de los CMS, dirigido a beneficiarios de Medicare con demencia, una señal de innovación en los modelos de pago. Si bien GUIDE es un medio para una atención coordinada y colaborativa que puede mejorar los resultados y reducir servicios evitablemente costosos, no es una verdadera vía de acceso a la atención basada en valor (ABV) en neurología. GUIDE no tiene objetivos explícitos y cuantificados de ahorro de costes, ni siquiera métodos de medición.
La ABV en neurología se enfrenta a una complejidad increíble en la atribución de los ahorros, incluso mayor que en otros modelos de ABV especializados. Una razón es que los pacientes con una enfermedad neurodegenerativa rara vez ingresan en urgencias u hospitales con un diagnóstico neurológico. Por ejemplo, un paciente con demencia y deterioro cognitivo progresivo puede sufrir una caída o lesión inexplicable, una infección aguda o complicaciones de una enfermedad crónica. Aunque el desenlace y el diagnóstico subyacente de demencia están inextricablemente ligados, cuando este paciente llega a urgencias, comprensiblemente será ingresado por la afección aguda, no por la demencia.
Aunque la ABV en neurología es complicada, no es irresoluble. De hecho, las vías de atención más formalizadas y los TME crean la oportunidad para que los proveedores y facilitadores de ABV en neurología sean más precisos en el valor que generan. Este valor puede derivarse de identificar proactiva y adecuadamente a los pacientes candidatos al tratamiento, optimizar los costosos requisitos de monitorización y pruebas de imagen, y capacitar y aprovechar a otros miembros del equipo para casos menos complejos. Estas palancas no solo ahorran costes a largo plazo, sino que también respaldan a una fuerza laboral con capacidad limitada.
El camino a seguir para la atención y el pago en neurología
La administración de nuevos terapéuticos representa una oportunidad para que los sistemas de salud mejoren la rentabilidad de su línea de servicio neurológico. Sin embargo, el mercado carece de infraestructura y capas de habilitación para apoyar los nuevos flujos de trabajo requeridos. Esto incluye abordar el cuello de botella diagnóstico, identificar y triar a los pacientes candidatos, y gestionar la atención continuada y el seguimiento. La mayor demanda y el "tsunami plateado" amplificarán la presión sobre la neurología para aprovechar mejor a los proveedores de práctica avanzada. Por último, estos modelos deberían estar preparados para adaptarse a medida que aumenta el ritmo de la innovación. Por ejemplo, mejores biomarcadores podrían eventualmente reducir la necesidad de pruebas de imagen y nuevas formulaciones de fármacos.
En cuanto a la construcción de modelos de pago más sostenibles, es necesario que caigan algunos dominós más para que el mercado madure para la innovación. Deben llegar al mercado más TME aprobados, incrementando los costes para los pagadores y forzándoles a aumentar su enfoque. Las vías de atención deben seguir madurando, aportando más certeza a los resultados sin una odisea asistencial larga y costosa. Finalmente, plataformas más grandes deberán agrupar a un mercado de neurólogos muy fragmentado, creando espacio para probar y escalar acuerdos de reparto de riesgos que las consultas individuales no podrían gestionar por sí solas.
A nuevos tratamientos, nuevos desafíos. Pero los nuevos desafíos crean nuevas oportunidades. Los innovadores y emprendedores que se suban al impulso actual de la neurología y se preparen para escalar sus ofertas estarán en posición de transformar la neurología y las vidas de las partes más importantes: los pacientes y sus cuidadores.
Foto: Khanisorn Chaokla, Getty Images
Adeyoola "Yoola" Adeniji aporta experiencia tanto del mundo proveedor sanitario como de las startups de salud digital al equipo de inversión de LRVHealth. Trabajó en operaciones en Cohere Health, una startup de salud digital que automatiza transacciones administrativas en el sector, y ocupó cargos en Mass General Brigham (antes Partners Healthcare), donde codirigió la implementación y formación en historiales clínicos electrónicos para programas de salud poblacional y consultas de atención primaria. Como asociada en LRVHealth, Yoola ayuda en la búsqueda y apoyo en todos los aspectos de las inversiones de la firma, desde la debida diligencia hasta la ejecución. Yoola obtuvo su MBA en la Yale School of Management, donde fue la oradora de la graduación de su promoción, además de Consorcio Fellow y Forté Fellow. Se graduó summa cum laude en la Universidad de Florida con un B.S. en Educación para la Salud y una especialización secundaria en Estudios de Comunicación.
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