Acelerar videos y audios provoca sobrecarga cognitiva, afectando al cerebroNota: El título se ha adaptado al español manteniendo el significado original y con un formato visualmente atractivo.

Los estudiantes creen que aprenden más rápido acelerando las conferencias en video y audiolibros, pero sus calificaciones cuentan otra historia | Créditos: fizkes/Shutterstock

La gente en todo el mundo lee cada vez menos y consume más videos y podcasts que nunca.

Según una encuesta de Gallup en 2022, los estadounidenses leen menos libros al año que nunca. Y de acuerdo con datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., el tiempo dedicado a la lectura ha disminuido constantemente en los últimos 20 años. En Europa, la tendencia es similar: un informe de la Comisión Europea reveló que el 47,2% de los ciudadanos de la UE no habían leído un solo libro en 12 meses.

The Reading Agency en el Reino Unido publicó un estudio donde señala que el 50% de los adultos británicos no lee con regularidad. Los datos muestran un descenso significativo frente al 2014, cuando el 58% afirmaba leer con frecuencia.

Más móviles, menos lectores, más videos

Los hábitos están cambiando, principalmente por la proliferación de teléfonos móviles. Solo en EE.UU., el 98% posee un celular y el 91% un smartphone, frente al 35% en 2011, según un estudio de Pew Research.

Statista estima que, en abril de 2025, unos 5.560 millones de personas son usuarios habituales de internet. De ellos, el 92% consume videos digitales semanalmente, el 78% en línea y el 55% diariamente, de acuerdo con Telemprompter.

Aunque no hay estadísticas globales sobre acelerar audiolibros, podcasts o videos, un reportaje de la BBC indica que mucha gente utiliza esta función.

Cada vez más estudiantes aceleran las clases

La BBC mencionó en un artículo que «una encuesta a estudiantes de California reveló que el 89% altera la velocidad de las clases en línea». Además, abundan notas sobre el uso extendido de la lectura rápida.

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Escuchar o ver contenido más rápido tiene ventajas en un mundo acelerado: optimiza el tiempo en traslados o tareas. Muchos estudiantes creen que así aprenden más.

Acelerar el contenido da la ilusión de consumir más en menos tiempo o repasar material repetidamente, algo útil en entornos educativos. Además, evita distracciones al mantener la atención.

Pero, ¿cuáles son las desventajas?

Al procesar información oral, los investigadores distinguen tres fases: codificación, almacenamiento y recuperación.

Durante la codificación, el cerebro necesita tiempo para procesar el flujo de palabras, extraer su significado y contextualizarlo.

El habla promedio es de 150 palabras por minuto; duplicar (300) o triplicar (450) esa velocidad sigue siendo comprensible.

El problema radica en la calidad y duración de los recuerdos. La memoria operativa tiene capacidad limitada: si la información llega demasiado rápido, causa sobrecarga cognitiva y pérdida de datos.

Sobrecarga y pérdida de información

Un metaánalisis de 24 estudios sobre aprendizaje con videos mostró que, al reproducirlos a velocidad normal (1x) vs. acelerada (1.25x–2.5x), los resultados variaban.

Las pruebas evaluaban recuerdo de información o respuestas tipo test. El análisis reveló que, hasta 1.5x, el impacto era mínimo; pero a 2x o más, el perjuicio era moderado o grave.

Por ejemplo, si el promedio era 75% (con variación de ±20%), aumentar a 1.5x reducía la nota un 2%; a 2.5x, la caída era de 17%.

Curiosamente, un estudio incluido halló que adultos mayores (61–94 años) se veían más afectados que jóvenes (18–36). Esto sugiere que deberían ver contenido a velocidad normal o incluso más lenta.

Aún no está claro si acelerar los videos tiene efectos a largo plazo en la función cerebral o si el daño es reversible. Se necesita más investigación para determinar si las nuevas generaciones se adaptarán a este hábito o si, con el tiempo, derivará en problemas de salud mental.

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