Un abogado de diplomáticos canadienses y sus familias dice que cree que los misteriosos problemas de salud que sufrieron en Cuba fueron causados por un adversario extranjero, a pesar de un informe del gobierno federal que descarta esa teoría.
Ocho años después de que funcionarios del servicio exterior y sus familiares reportaran síntomas como dolores de cabeza, pérdida de memoria, cambios de humor, problemas de visión, náuseas y sangrado nasal, una demanda contra Ottawa por estos problemas de salud sigue en curso en el Tribunal Federal.
Los 17 demandantes, que buscan millones en indemnizaciones, alegan que el gobierno canadiense no los protegió, ocultó información crucial y restó importancia a los riesgos. El gobierno ha negado negligencia y mala conducta.
Varios empleados estadounidenses en Cuba han reportado problemas similares, conocidos como Síndrome de La Habana. Las teorías sobre la causa incluyen pesticidas, sonidos de grillos, dispositivos de espionaje defectuosos o ataques con energía dirigida por un estado enemigo.
El gobierno canadiense dice que no hay evidencia de acción maliciosa por parte de un adversario extranjero. Un informe de Asuntos Globales Canadá de agosto de 2024 concluye que los incidentes de salud "no fueron resultado de un acto malintencionado de un actor extranjero".
El informe, basado en expertos internos y externos, sugiere que condiciones médicas preexistentes, factores ambientales y enfermedades comunes "probablemente fueron factores importantes en muchos síntomas", pero no cuestiona la autenticidad de los reportes.
Paul Miller, abogado de los demandantes, dijo estar "muy seguro" de que un actor extranjero es el culpable: "No tengo ninguna confianza en el informe de Asuntos Globales, porque quieren imponer su narrativa".
La demanda, presentada en 2019, sigue sin resolverse. Hace tres años, las partes acordaron mediación, pero las conversaciones en 2023 "no llevaron a nada".
El informe detalla las medidas tomadas, como investigaciones de seguridad y evaluaciones médicas. En 2019, se instalaron instrumentos en las residencias diplomáticas en La Habana para detectar anomalías, pero no se encontraron pruebas concluyentes.
El equipo de seguridad nacional concluyó que "no hubo criminalidad ni evidencia que vincule los síntomas a un actor extranjero", alineándose con hallazgos de EE.UU.
Miller menciona investigaciones que contradicen esto. El abogado Mark Zaid, representando a afectados estadounidenses, declaró en 2024 que hay "evidencia clasificada que contradice las conclusiones públicas" sobre las causas.
Asuntos Globales mantiene sus conclusiones y asegura seguir apoyando a los diplomáticos, pero no comenta casos específicos por privacidad y seguridad.
Notas internas del departamento reconocen los desafíos de brindar atención médica en crisis imprevistas en el extranjero y anuncian una revisión del programa de salud para empleados en misiones internacionales.