Olvídese de buscar el sol invernal en España; ¿por qué no, en su lugar, abrazar el frío y la nieve y visitar algunos destinos españoles ideales en esta época del año? Esquí, baños en aguas termales, observación de estrellas: existen actividades invernales para todos los gustos.
Sierra Nevada para esquí y deportes de nieve
La Sierra Nevada es uno de los grandes centros de deportes de invierno en España, situada al suroeste de Granada y al norte de La Alpujarra. Alberga la montaña más alta de la España peninsular —el Mulhacén— y una de las mejores estaciones de esquí del país. Póngase los esquíes y deslícese por las pistas, pruebe suerte con el snowboard o diríjase con los niños a Mirlo Blanco para disfrutar de un parque de atracciones nevado y de lo lindo con los trineos.
La Sierra Nevada es uno de los mejores lugares para esquiar en España. Foto: Samuel Walker / Pexels
Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici para hacer raquetas de nieve en los Pirineos
Las raquetas de nieve constituyen otra forma, un tanto menos adrenalínica, de explorar los apacibles paisajes montañosos de España en invierno. Uno de los mejores lugares para ello son, por supuesto, los Pirineos, con una multitud de sitios entre los que elegir. Uno de los paisajes más extraordinarios de la zona es el del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Cerca de la estación de esquí y la localidad de Espot se encuentra una popular ruta circular con raquetas que incluso se puede realizar con niños. Tiene una longitud de cinco kilómetros y transcurre por bosques de pinos nevados y escarpados picos montañosos.
Practique el senderismo con raquetas de nieve en los Pirineos. Foto: OhCaN / Pexels
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Reserva de la Biosfera de Monfragüe para observar las estrellas en Extremadura
Si no ha tenido suficiente con las luces centelleantes tras la Navidad y desea explorar más allá de nuestro mundo, podría deleitarse con un viaje invernal de observación estelar. De hecho, el invierno es una de las mejores épocas para la astronomía en España, ya que las noches empiezan antes, lo que otorga más tiempo para la observación, y los cielos presentan menos bruma debido al calor, ofreciendo condiciones de visibilidad excepcionales. Extremadura es una de las mejores regiones para la observación de estrellas debido a sus vastos paisajes despoblados y con una contaminación lumínica mínima. El Parque Nacional de Monfragüe es el lugar idóneo, galardonado incluso con la certificación de Destino Turístico Starlight. Otra excelente opción es la Sierra de Gata. Ambas ubicaciones cuentan con observatorios, mapas estelares especializados para facilitar la identificación de los cuerpos celestes, visitas guiadas y alojamientos de astroturismo.
Vaya a Extremadura para observar las estrellas. Foto: baptiste_lheurette / Pixabay
Cataluña para degustar calçots
Una de las tradiciones culinarias catalanas más divertidas solo puede disfrutarse en invierno, concretamente entre los meses de enero y marzo. Los calçots son unas hortalizas similares a los puerros, muy apreciadas en Cataluña, que se suelen consumir en fiestas populares denominadas calçotadas. Se asan sobre brasas y llamas vivas y se untan en una salsa dulce con nueces llamada romesco. Los calçots pueden degustarse por toda la región, pero están más buenos en entornos rurales o pueblos pequeños que en grandes ciudades como Barcelona. La mejor forma de asistir a una calçotada es que unos amigos locales lo inviten, pues a menudo alquilan una barbacoa en el campo; pero si no es posible, existen numerosos restaurantes rurales que ofrecen menús de calçotada, acompañados de abundante carne a la brasa y vino. También puede visitar el pequeño pueblo de Valls, cerca de Tarragona, cuna oficial de los calçots, donde hay sitios magníficos para probarlos. Incluso celebran un festival anual de la calçotada el último domingo de enero, en el que todo el pueblo se reúne para comer este manjar, acompañado de concursos de comer calçots, bailes y puestos de comida.
Cuando los catalanes se reúnen para comer calçots, celebran una ‘calçotada’. Foto: Silvia Martín/Wikipedia (CC BY 2.0)
Ourense para disfrutar de las aguas termales
Conocida a menudo como la ‘Capital Termal de Galicia’ o la ‘Ciudad de las Aguas’, Ourense, en la región noroeste de Galicia, es un lugar para conectar con la naturaleza mientras se permanece calentito bañándose en sus múltiples manantiales termales. Su historia, y la de sus aguas termales, se remonta a más de 2000 años, hasta la época romana. Formando parte de la Asociación Europea de Ciudades Históricas Termales, dos de los puntos más populares son As Burgas, un antiguo balneario romano, y el Paseo Termal del Miño, donde varias pozas termales se disponen a lo largo del río.
Manténgase caliente en las aguas termales naturales de Galicia. Foto: José Antonio Gil Martínez / Wikicommons
San Sebastián para la fiesta de la Tamborrada
La mayoría de la gente piensa en visitar la ciudad vasca de San Sebastián en verano, debido a su preciosa ubicación costera y sus amplias playas de arena, pero también hay muchas razones para hacerlo en invierno. Para ver la ciudad en su máxima efervescencia, visite durante la Tamborrada, que se celebra cada año el 19/20 de enero. A la medianoche del día 19, la ciudad estalla en una gran batalla de tambores con gente vestida de soldados o de cocineros. Los tambores redoblan ininterrumpidamente durante 24 horas en una fiesta continua. Los historiadores creen que el origen de la festividad se remonta a las Guerras Napoleónicas, cuando los soldados franceses tomaron la ciudad, pero la primera batalla de tambores tuvo lugar en 1836 en un carnaval local.
Viva la fiesta de la Tamborrada en Donostia. Foto: SONY DSC / WikiCommons
Oviedo para una contundente gastronomía invernal
Aunque la capital de la región septentrional de Asturias ha cedido su título de Capital Española de la Gastronomía a Alicante para 2025, la ciudad sigue siendo un destacado foco culinario y un lugar ideal en invierno. La comida asturiana es contundente y de generosas raciones, y sus acogedores restaurantes y sidrerías son perfectas para el frío. Su plato más venerado es la fabada asturiana, un contundente guiso elaborado con fabes, chorizo, morcilla y hueso de jamón, aromatizado con el delicado azafrán.
Pruebe la famosa fabada asturiana. Foto: Flavio Lorenzo Sánchez / Wikimedia commons
El Valle de Tena para aventuras activas en Aragón
El Valle de Tena, situado en el corazón de los Pirineos aragoneses, ofrece multitud de aventuras invernales divertidas. Un área de 400 kilómetros cuadrados y 16 pueblos diferentes. Elija deslizarse por los parajes nevados en una moto de nieve en Piedrafita de Jaca, recorrer la tirolina doble más larga y alta de Europa en Hoz de Jaca, esquiar en la estación de esquí Aramón Formigal-Panticosa o construir un iglú y pernoctar en él.
Experimente las emociones del Valle de Tena. Foto: Willtron / WikiCommons
Mallorca para admirar la floración del almendro
Ir a admirar flores y almendros en flor podría parecer más una actividad primaveral que invernal, pero en la isla balear de Mallorca, la flor del almendro comienza a brotar tan temprano como a principios de febrero. Tómese un tiempo para visitar la isla en una de sus épocas más tranquilas, antes de que llegue el grueso de los turistas, y admire los pueblos de la sierra de Tramuntana rodeados de un polvo blanco de otro tipo: las delicadas flores de sus interminables almendrales.
Sienta la alegría de la primavera en invierno en Mallorca. Foto: Timmossholder / Pexels
Granada para vistas nevadas y teterías reconfortantes
Si lo suyo es más bien una escapada invernal urbana, no se equivocará con la ciudad andaluza de Granada. Puede que la ciudad en sí no esté cubierta de nieve, pero es seguro que verá montañas con las cimas blancas en todas direcciones a su alrededor. Contemplar el magnífico palacio nazarí de la Alhambra con los picos nevados de fondo lo hace aún más mágico. Y cuando termine, la ciudad está repleta de teterías de estilo marroquí que sirven infusiones fragantes para mantenerlo calentito.
La Alhambra es mágica con las montañas nevadas al fondo. Foto: grangramers / Pixabay
Y si realmente no le atrae la idea de abrazar el invierno y simplemente desea escapar del frío y obtener todo el sol invernal que pueda, siempre puede dirigirse a las Islas Canarias, donde la temperatura ronda los 20°C y hay un sinfín de playas que explorar.