John Oliver comenzó el último episodio de Last Week Tonight muy furioso por el cierre del gobierno de EE.UU., que ya lleva cinco semanas y ha puesto en peligro el programa de asistencia alimentaria del que dependen millones de personas. “Trump va a tener que asumir las consecuencias aquí,” dijo, “y aunque él sigue culpando a los Demócratas por este cierre, de alguna manera logra que se vea aún peor.”
Durante el fin de semana, Donald Trump insistió en que “todo es culpa de ellos,” a pesar de que los Republicanos tienen el control tanto de la Cámara de Representantes como del Senado. En su cobertura, CNN mostró imágenes de la fiesta de Halloween de Trump en Mar-a-Lago con temática de El Gran Gatsby, que un presentador describió como un libro “sobre gente rica festejando.”
“No solo eso es bastante insultante,” dijo Oliver, “supongo que también es muy exasperante para cualquier estudiante de secundaria agotado que acaba de escribir un ensayo de 4.000 palabras sobre El Gran Gatsby como una reflexión sombría de la disolución del sueño americano, solo para que CNN le diga: ‘¿Sabes qué? En realidad es solo un libro sobre gente rica de fiesta.’
“Y para lo que vale, el tema real de ese evento era aparentemente, y cito: ‘Una Pequeña Fiesta Nunca Mató a Nadie.’ Y supongo que eso es verdad,” continuó. “Aunque también es verdad que, como todos estamos descubriendo ahora mismo, un Gran Viejo Partido es capaz de matar a mucha gente, y desafortunadamente, a ellos no parece importarles una mierda recubierta de mármol y oro.”
Oliver luego pasó a su segmento principal sobre el peligro de las persecuciones policiales, que se está haciendo cada vez más evidente. Una investigación reciente del San Francisco Chronicle encontró que en un período de seis años, al menos 3,336 personas murieron en persecuciones policiales en EE.UU., un promedio de casi dos por día. La mayoría de los fallecidos no eran los conductores que huían, y más de 500 eran espectadores inocentes.
“Y aunque a los conductores que huyen usualmente se les muestra en películas y programas de TV como criminales violentos, en la vida real, ese raramente es el caso,” dijo Oliver. Un informe del 2023 encontró que el 90% de las persecuciones fueron iniciadas por infracciones de tráfico.
“Esta combinación de persecuciones de alto riesgo por infracciones de poca importancia” ha resultado en muertes trágicas, como la de William Johnson en Georgia, quien murió mientras estaba detenido en un semáforo por un auto que huía de un policía por una infracción del cinturón de seguridad. “Eso es absurdo,” se enfureció Oliver. “El propósito principal de la ley del cinturón de seguridad era mantener a la gente segura en la carretera, así que es más que un poco contraproducente hacerla cumplir convirtiendo la carretera en una puta pista de Nascar.”
Oliver investigó la historia de las persecuciones policiales, impulsadas por la persecución de OJ Simpson en 1994 que atrajo a 95 millones de televidentes, marcando el comienzo de una nueva era de las persecuciones policiales como entretenimiento. La gente todavía ama verlas; hace solo dos años, Pluto TV lanzó un canal de 24 horas de persecuciones policiales, “lo cual suena bastante correcto, ¿no?” se rió Oliver. “La frase: ‘Pluto TV lanzó un canal de 24 horas de persecuciones policiales’ es exactamente el tipo de frase deprimentemente precisa y sin sentido que impregna nuestro mundo ahora. Ya sabes, como ‘la chica Hawk Tuah estuvo en el piloto de Chad Powers en Hulu,’ o ‘Jimmy Fallon y Malala hicieron Bees in the Trap en TikTok.’ Si me dijeras esas palabras hace 20 años, hubiera pensado que me estaba dando un derrame cerebral.”
Dependiendo de donde vivas, las políticas que gobiernan las persecuciones policiales pueden variar mucho – no hay estándares nacionales, así que las 18,000 agencias de la ley en EE.UU. establecen sus propias políticas de persecución. Algunas solo permiten a sus oficiales perseguir por crímenes graves, como robo agravado u homicidio; otras no tienen ningún requisito.
“Los peligros que puedes enfrentar por las persecuciones policiales dependen mucho de donde estés,” dijo Oliver, “pero también pueden depender de quien eres, porque como es de esperar, algunos corren más riesgo que otros.” Los estadounidenses negros, que conforman aproximadamente un octavo de la población de EE.UU., constituyen más de un tercio de las muertes en persecuciones policiales, y más de un cuarto de los espectadores muertos.
Una cosa está clara: las persecuciones policiales no mejoran la seguridad pública. Investigadores que observaron el efecto péndulo de las políticas en distintas localidades que han endurecido y luego relajado las restricciones de persecución, encontraron que cuando el número de persecuciones aumentaba, el número de heridos y muertos también lo hacía. “¡Y por supuesto que lo hicieron!” exclamó Oliver. “Si tienes más de una cosa, vas a tener más de la otra. Es como cuando aumentó el número de programas de Ryan Murphy, también aumentó el número de pelucas de Sarah Paulson. Es causa y efecto básico.”
Y hay poco incentivo para que la policía cambie – incluso cuando los oficiales ignoran la política sobre persecuciones, resultando en heridas o muertes innecesarias, a menudo evitan cargos criminales o disciplina interna, “pero eso probablemente no debería ser sorprendente, dadas todas las barreras a la responsabilidad policial,” dijo Oliver.
¿Qué se puede hacer? Oliver argumentó que había algunos “pasos simples” que se podían tomar, incluyendo estándares nacionales estrictos sobre cómo y cuándo la policía puede iniciar una persecución. Además de eso, las ciudades y estados podrían aprobar leyes que permitan a individuos demandar a oficiales del gobierno por accidentes relacionados con persecuciones.
“Algo tiene que hacerse aquí, porque el compromiso de la policía con la seguridad pública no debería terminar efectivamente una vez que encienden sus sirenas y luces,” concluyó. Porque “a pesar de lo que dicen demasiados policías y de lo que el cine y la TV nos han condicionado a creer, la idea de que las persecuciones de alta velocidad son la única manera de garantizar la seguridad pública” era “una completa tontería.”