Crece la protesta por las prohibiciones a las autocaravanas en la costa

Una orden de tráfico instaurada en febrero prohíbe la circulación de vehículos de más de 2,20 metros de ancho por determinadas vías costeras. Crédito de la foto: Anetlanda/Shutterstock

La prolongada disputa sobre el acceso de autocaravanas al litoral valenciano se ha intesificado, tras la denuncia por parte de las asociaciones del sector de las nuevas restricciones implantadas en Elche y Santa Pola. Estos colectivos alegan que las prohibiciones de estacionamiento en playas como Carabassí y La Marina son ilegales, mientras que las autoridades locales insisten en que las medidas son necesarias para proteger los frágiles espacios costeros y frenar el campismo ilegal.

En Elche, el ayuntamiento anunció una ordenanza que veta el uso de ciertas carreteras de la costa a vehículos de más de 2,20 metros de anchura. Esta medida, que afecta directamente a numerosas autocaravanas, se implementó en febrero con el objetivo declarado de prevenir pernoctaciones no autorizadas y la consecuente degradación medioambiental. El concejal de Seguridad, Ramón Abad, señaló que la decisión se tomó tras repetidas quejas de vecinos y grupos ecologistas acerca de la masificación y la acampada incontrolada cerca de las dunas. Santa Pola ha introducido normativas similares, bloqueando el acceso de vehículos grandes a varias zonas playeras. Los oficiales municipales argumentan que esta política se ajusta a la legislación autonómica y respalda los esfuerzos por preservar espacios naturales sometidos a una creciente presión turística y de tráfico estacional.

No obstante, las asociaciones de autocaravanistas han reaccionado con contundencia, llevando a cabo protestas para visibilizar su descontento. A comienzos del verano, más de un centenar de vehículos se congregaron en Elche para manifestarse contra las restricciones. Sus representantes sostienen que las prohibiciones discriminan a los viajeros responsables que utilizan áreas de servicio y campings autorizados, sin distinguirlos de quienes practican el campismo ilegal. También se esgrimen argumentos jurídicos. Los colectivos señalan la normativa estatal de tráfico, que diferencia entre estacionar y acampar, y afirman que vetar específicamente el aparcamiento de autocaravanas constituye una prohibición injustificada. “Estacionar es un derecho si el vehículo está correctamente posicionado y no despliega elementos como sillas, toldos o generadores. Impedir el acceso únicamente por el tamaño o el tipo de vehículo es desproporcionado y discriminatorio”, argumentó un portavoz.

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El debate trasciende a una cuestión más amplia: cómo gestionan los municipios mediterráneos la creciente presencia de autocaravanas, un sector que se ha expandido rápidamente en los últimos años. España ha experimentado un notable aumento del turismo de autocaravana, tanto nacional como internacional, especialmente en sus costas. Sin embargo, la infraestructura de áreas de servicio designadas no siempre ha evolucionado al mismo ritmo, lo que deja a los consistorios lidiando con el equilibrio entre las preocupaciones vecinales y los derechos de los visitantes.

De momento, la controversia en Elche y Santa Pola permanece sin resolver. Las asociaciones de autocaravanistas sopesan interponer recursos legales y presionan para establecer un diálogo con los ayuntamientos, mientras las autoridades locales mantienen sus decisiones, subrayando la necesidad de salvaguardar los ecosistemas costeros. El desenlace podría sentar un precedente para otros municipios de la Comunidad Valenciana, donde están surgiendo tensiones similares.