¿Puedo intercambiar mi vivienda siendo inquilino en España?

El intercambio de viviendas puede ser una excelente manera de ahorrar dinero durante las vacaciones. Permite disfrutar de todas las comodidades del hogar y cambiar con otros que tengan una propiedad de tamaño similar. Sin embargo, ¿es posible hacerlo si se es inquilino?

No solo ayuda a economizar, sino que también brinda acceso a instalaciones que los hoteles suelen carecer, como cocinas, juegos de mesa o incluso bicicletas.

Resulta ideal para familias que intercambian con otras familias, ya que se puede confiar en que la vivienda ya será segura y apta para niños, contando con elementos necesarios como cunas o tronas. Los menores lo disfrutarán al tener habitaciones infantiles y juguetes nuevos.

Es posible especificar el tipo de huéspedes deseado —como no fumadores— e incluso incluir el canje de automóviles, evitando así alquilar uno al llegar al destino.

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En España, dejar la vivienda desocupada durante un viaje incrementa el riesgo de robos o ocupas ilegales, por lo que muchos consideran más seguro que alguien la ocupe en su ausencia.

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Existen numerosas plataformas digitales para intercambios, y por supuesto, es sencillo organizarlo si se es propietario. Pero, ¿cuáles son las normas si se alquila? ¿Es legal y qué pasos deben seguirse?

Antonino Joya, director de comunicación de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), advierte que “tanto el intercambio de domicilios como el alquiler entre particulares son actividades no amparadas por la legislación española de consumo. Son meros acuerdos entre individuos”.

Esto implica que no hay garantías ni protección legal en estos intercambios, algo a considerar si se pretende realizar con una propiedad que ni siquera es propia.

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No obstante, Gerald Gómez, representante en España de la plataforma Homelink International, aclara: “dado que la residencia habitual de cada uno está en juego, todos tienen el máximo interés en cuidar la vivienda ajena”.

El perfil de quien intercambia casas suele ser el de un viajero experimentado en este tipo de prácticas, que confía en sus interlocutores. “Si alguien se siente inseguro, mejor que no participe, pues va a pasar unos días muy malos”, añade Gómez.

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Esto es aplicable si se confía en alguien para cuidar la vivienda propia, pero la situación cambia radicalmente si no es así.

El primer paso para determinar su viabilidad es revisar el contrato de alquiler en busca de cláusulas que prohíban expresamente esta práctica.

En segundo lugar, y más importante: incluso si el contrato no lo menciona, es obligatorio obtener el permiso del propietario antes de registrar la vivienda en una web de intercambio o invitar a otros a hacerlo.

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Los arrendadores tienen derecho a saber quién ocupará su propiedad y por cuánto tiempo. Algunos pueden mostrarse favorables, prefiriendo que la casa no permanezca vacía durante el viaje.

Sin embargo, otros podrían negarse, y estarían en su pleno derecho. Como se mencionó, al no haber garantías legales, el propietario podría temer daños a la propiedad o incluso una ocupación indebida.

Otra razón para la negativa podría ser la póliza de seguros. Es probable que el seguro del inmueble cubra al inquilino habitual, pero no a terceros. El landlord debería contactar con su aseguradora para verificar si el intercambio es compatible con la cobertura contratada.

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¿Cómo proteger la vivienda durante un intercambio?

De obtener el permiso del propietario, aún deben considerarse varias medidas de seguridad al intercambiar un alquiler.

Es crucial utilizar plataformas reconocidas en línea, donde se puedan consultar valoraciones previas de los intercambiadores. Algunos ejemplos son HomeExchange y LoveHomeSwap.

Algunas webs incluso facilitan contratos digitales entre las partes que establecen las normas, protegiendo mejor tanto al usuario como a la vivienda del arrendador.

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Solicitar algún tipo de fianza. Aunque no haya transacción económica, es prudente pedir un depósito en previsión de daños. Aunque se habite recíprocamente la vivienda, los perjuicios podrían no notarse hasta la vuelta.

Recabar la mayor información posible sobre los interlocutores. Puede requerirse documento de identidad o copia del pasaporte, para contar con datos en caso de incidencias.

Si se siguen estas recomendaciones, se obtiene el permiso del landlord y se verifica la validez del seguro, no hay motivo para no aprovechar el intercambio casas y disfrutar de unas vacaciones más cómodas y económicas.