Julia Roberts defendió su nueva película, “After the Hunt”, relacionada con el #MeToo, de las acusaciones de que revive argumentos anti-feministas. Dijo que la humanidad corre el riesgo de “perder el arte de la conversación”.
La actriz ganadora de un Óscar debuta en el Festival de Cine de Venecia con este thriller psicológico del director italiano Luca Guadagnino. Se estrena fuera de competición este viernes.
El drama se ambienta en el mundo universitario y Roberts interpreta a una profesora admirada que se encuentra en una encrucijada personal y profesional cuando una alumna estrella (Ayo Edebiri de ‘The Bear’) acusa de agresión a su amigo y colega (Andrew Garfield). El elenco también incluye a Michael Stuhlbarg y Chloë Sevigny.
Como era de esperar, la exploración de los conflictos y dinámicas de poder se trasladó a una conferencia de prensa, donde la primera pregunta para Roberts fue si la película debilita los principios feministas.
“Sin ánimo de ser desagradable, porque no es mi naturaleza”, respondió Roberts sonriendo, “no creo que solo reviva el argumento de que las mujeres se enfrentan o no se apoyan. Hay muchos viejos argumentos que se rejuvenecen en esta película de una manera que sí crea conversación.
“Lo mejor de tu pregunta es que todos salieron del cine hablando de ello. Así queríamos que se sintiera. Te das cuenta de lo que crees con fuerza porque lo revolvemos todo para ti. Así que, de nada”, dijo la estrella en broma.
Guadagnino añadió: “Miramos a las personas en sus verdades. Cada uno tiene su propia verdad. No es que una verdad sea más importante que otra.
“Y desde la perspectiva de los cineastas, ¿cómo vemos el choque de verdades, y cuál es el límite de estas verdades juntas? No se trata de hacer un manifiesto para revivir valores anticuados”.
Hubo más preguntas sobre la política de la película y si intentaba avivar la controversia. También se les preguntó a Roberts y Edebiri qué les había atraído de interpretar a “mujeres problemáticas”.
“El problema es donde está lo jugoso”, dijo Roberts. “Es como un dominó de conflictos; una vez que uno cae, de repente hay un nuevo conflicto y desafío por todos lados. Eso es lo que hace que valga la pena levantarse e ir a trabajar por la mañana”.
“Así es como creces”, dijo Edebiri. “Ese es el tipo de película que me gusta ver”.
Roberts explicó que trabajar en esta película le recordó al drama de 1983 ‘Tender Mercies’, que seguía a una ex estrella de música country cuyo carrera y relaciones se arruinan por el alcoholismo.
“Pensé que había algo mágico en la idea de que una cámara llegara a un lugar y documentara lo que pasaba. Así me siento con esta película”, dijo.
“No es tanto que estemos haciendo una declaración. Solo estamos compartiendo estas vidas por un momento, y luego queremos que todos se vayan y hablen entre ellos. Eso, para mí, es lo más emocionante porque estamos como perdiendo el arte de la conversación en la humanidad”.
En otro momento, le preguntaron a Guadagnino por qué los créditos iniciales parecían hacer un guiño a la fuente clásica usada en las películas de Woody Allen.
“La respuesta crasa sería ‘por qué no'”, contestó. “Cuando empezamos a pensar en esta película, no podíamos dejar de pensar en ‘Crímenes y pecados’ o ‘Hannah y sus hermanas’. Había una infraestructura en la historia que se sentía muy vinculada a la gran obra de Woody Allen entre 1985 y 1991.
“También me pareció un guiño interesante a un artista que ha enfrentado problemas con su ser. ¿Cuál es nuestra responsabilidad al mirar la obra de un artista que amamos? Y, por cierto, esa fuente es clásica”, dijo Guadagnino.