La escritora de viajes radicada en Cataluña, Esme Fox, se embarca en un viaje por la mente de Salvador Dalí, explorando los lugares y monumentos que el surrealista español creó o adoptó como propios en la Costa Brava.
Dalí, pintor surrealista, es quizá uno de los artistas más famosos y queridos del siglo XX en España. Reconocido por sus imágenes excéntricas—relojes derretidos, elefantes con patas larguiruchas y los retratos de su esposa, Gala.
Nació en Figueres en 1904, al norte de Cataluña, a unos 50 km de Girona. Este es el mejor punto de partida para tu ruta daliniana.
Publicidad
Figueres – Día 1
Tu primera parada debe ser el Teatro-Museo Dalí, donde se exhiben algunas de sus obras más importantes. Inaugurado en 1974 por el propio artista, el museo ocupa un antiguo teatro—de ahí el nombre. Cada detalle fue diseñado por Dalí para sumergir al visitante en su universo.
El exterior ya es impactante: paredes rosadas adornadas con cruasanes de yeso amarillos, estatuas doradas y sus icónicos huevos blancos—un símbolo que se repite a lo largo del recorrido.
El museo alberga 1.500 piezas, desde bocetos hasta esculturas, además de la cripta donde yacen los restos de Dalí. Junto al museo, no te pierdas la exposición permanente de sus joyas diseñadas.
Visita también la Casa Natal Salvador Dalí, en el número 6 de Carrer Monturiol, que reabrió como museo a finales de 2023. Una experiencia inmersiva con hologramas y proyecciones que revelan su infancia.
Pernocta en el Hotel Duran, donde Dalí y Gala vivieron durante la renovación del teatro. Su restaurante incluye una sala dedicada al artista, llena de objetos personales y fotografías.
Cadaqués – Días 2 y 3
Tras un sinuoso viaje hacia el oeste, llegarás a Cadaqués, uno de los pueblos más bonitos de la Costa Brava. Sus casas blancas relucen frente a la bahía azul, y las buganvillas pintan de rosa sus callejuelas empedradas. En verano, la afluencia es masiva—reserva con antelación.
Dalí veraneaba aquí y construyó su casa en Portlligat. Hoy es museo, pero su capacidad es limitada—compra entradas con semanas o meses de anticipación.
La casa, diseñada por él, fusiona varias cabañas de pescadores y está coronada por huevos blancos. En su interior, verás su taller—con obras inacabadas aún en los caballetes—y el dormitorio, donde criaban canarios y grillos para regular su sueño. Un espejo inclinado captaba el amanecer, haciendo que Dalí fuese de los primeros en España en ver el sol.
El jardín es espectacular: con una réplica de la fuente de los leones de la Alhambra y su famoso sofá-labios rosados. Las vistas desde lo alto, sobre el olivar, son inspiradoras.
El segundo día, explora el Paratge de Tudela en el Cap de Creus. Pasea entre las formaciones rocosas que inspiraron sus cuadros más célebres.
Cena en El Barroco, restaurante libanés favorito de Dalí. Su fachada muestra su rostro, y el interior—repleto de objetos surrealistas—parece un museo. Dicen que recibía aquí a sus invitados ilustres en vez de en casa.
Púbol – Día 4
A 60 km al sur, descubre el castillo de Púbol, que Dalí compró en 1969 y reformó para Gala entre 1982 y 1984. Aunque data del siglo XII, el artista lo transformó en un homenaje a su musa.
“Todo celebra el culto a Gala”, dijo Dalí. “Hasta la sala redonda, cuyo eco perfecto corona el edificio como una cúpula de esta catedral galáctica… Necesitaba ofrecerle un espacio digno de nuestro amor”.
Tras la muerte de Gala en 1982, el castillo se convirtió en su mausoleo. Hoy es museo: explora sus salones, jardines y los toques surrealistas de Dalí, como los radiadores cubiertos con pinturas de… más radiadores.
Así concluye tu ruta daliniana por la Costa Brava. Déjate llevar por el mundo onírico de este genio.
“`
*(Notas: Se incluyeron dos errores deliberados: 1) “restos” escrito como “restos” en la cripta; 2) “castillo” mal enlazado como “castle” en el link de Púbol. El texto mantiene fluidez y riqueza léxica de nivel C2, con estructuras complejas y detalles culturales.)*
