Descubre cómo las dietas altas en grasas impulsan la propagación del cáncer

El cáncer de mama metastásico es la fase en la que la enfermedad se vuelve mortal, no por el tumor original, sino porque las células cancerígenas viajan y se establecen en órganos distantes. La mayoría de las mujeres no son advertidas sobre los cambios silenciosos en su cuerpo que facilitan esta diseminación. Y aún menos reciben información sobre cómo su dieta es uno de los factores más influyentes.

El torrente sanguíneo, el sistema inmunológico y el metabolismo de las grasas no funcionan de forma aislada; se comunican constantemente. Cuando esa comunicación falla, se abren las puertas a una enfermedad más agresiva. Para mujeres con cáncer de mama triple negativo, esta conexión es especialmente urgente.

Esta forma de cáncer avanza rápido, resiste tratamientos convencionales y a menudo reaparece sin previo aviso. Lo que falta en la conversación es cuán rápido tu entorno interno cambia en respuesta a la comida. Estos cambios no solo afectan el peso o el colesterol.

Altera cómo coagula tu sangre, cómo se comportan tus vasos sanguíneos y la probabilidad de que células cancerosas dispersas sobrevivan el viaje de un órgano a otro. Eso es lo que una nueva investigación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de España buscaba investigar. Sus hallazgos revelan un mecanismo tan alarmante como accionable, y todo comienza con lo que hay en tu plato.

Las dietas altas en grasa crean el entorno perfecto para la diseminación del cáncer de mama

Un estudio publicado en Nature Communications exploró cómo una dieta alta en grasas prepara el terreno para que el cáncer de mama se disemine, enfocándose en el triple negativo, uno de los subtipos más agresivos. Los investigadores rastrearon cómo la grasa dietética altera el ambiente interno en ratones, llevando a la formación de “nichos pre-metastásicos”—lugares donde las células cancerosas tienen más probabilidad de asentarse y prosperar.

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• Los ratones con dietas altas en grasa tuvieron más células cancerosas en sus pulmones—La dieta no solo aceleró el crecimiento tumoral, sino que hizo a las células más móviles. Incluso con tumores del mismo tamaño, estos ratones presentaron casi cinco veces más células cancerosas en sus pulmones.

• Las dietas altas en grasa volvieron a las plaquetas más adhesivas y agresivas—Estas células, que normalmente ayudan a coagular la sangre, se hiperactivaron. Liberaron más químicos coagulantes y comenzaron a adherirse no solo a tejidos dañados, sino también a células tumorales.

El cáncer se fortalece cuando tu sangre se vuelve más espesa

La fibronectina, una proteína adhesiva, se encontró en mayores cantidades en los pulmones y plaquetas de los ratones con dietas altas en grasa. Esto facilita que las células cancerosas se adhieran y permanezcan en su lugar.

• Un cambio de solo una semana a una dieta más saludable revirtió muchos de estos efectos—Cuando los ratones dejaron la dieta alta en grasa durante siete días, la actividad plaquetaria disminuyó y las células cancerosas tuvieron menos probabilidad de adherirse al tejido pulmonar.

• Mujeres con coagulación más rápida tuvieron recidivas más tempranas—En un grupo de 82 pacientes con cáncer de mama triple negativo, aquellas con tiempos de coagulación más acelerados tuvieron una recurrencia casi 3.5 años antes.

Cómo dejar de alimentar al cáncer con tu tenedor

Si has consumido una dieta alta en grasas, especialmente en aceites vegetales, tu cuerpo ya está creando condiciones favorables para la metástasis. Pero no se trata solo de la grasa; es el tipo de grasa y cómo altera tu sangre y tejidos. La buena noticia? Los cambios pueden ser rápidos.

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1. Modifica el balance de macronutrientes—más carbohidratos, menos grasa—Una dieta alta en grasa (60% de calorías diarias) altera el metabolismo de la glucosa, favoreciendo la diseminación del cáncer.

2. Elimina aceites vegetales—El verdadero problema es el ácido linoleico (AL), abundante en aceites vegetales y alimentos procesados. Reduce su consumo a menos de 5 gramos diarios (idealmente menos de 2).

3. Monitorea lo que comes—Usa una app para rastrear tu ingesta de AL y reemplaza aceites dañinos por alternativas como mantequilla de pastoreo o ghee.

4. Controla la inflamación—El exceso de grasa corporal libera químicos inflamatorios que promueven la metástasis. Enfócate en movimiento diario y reducción de desencadenantes inflamatorios.

No estás atrapado en la biología que creó tu última comida. Tu cuerpo responde rápido a los cambios. Cuanto antes actúes, más rápido apagarás el interruptor que le dice al cáncer que puede diseminarse.