Recuperando la mirada: Feminismo, poder y arte interactivo.

En una era cada vez más mediada por pantallas, sensores y simulaciones, el límite entre observador y observado no solo se ha adelgazado, sino que se ha fracturado. Para la artista visual y digital con sede en Londres, Yinzhe Qu, esta fisura es precisamente donde se puede construir significado. Su práctica, situada en la intersección del diseño espacial, la etnografía visual y la tecnología feminista, emplea la interactividad no como espectáculo, sino como un método crítico: uno que interroga cómo los cuerpos navegan, cuestionan y reimaginan los sistemas de poder.

Como artista visual y digital, el trabajo de Qu se basa en la creencia de que el arte trasciende la observación pasiva; es una experiencia activa y corporal. Su experiencia en prácticas curatoriales y diseño espacial ha influido profundamente en su enfoque artístico, permitiéndole crear entornos inmersivos que desafían las dinámicas de poder tradicionales e invitan a la participación.

Antes de adoptar por completo la creación artística como metodología central, Qu pasó varios años inmersa en infraestructuras institucionales, diseñando exposiciones y curando narrativas espaciales para instituciones como el Museo de Astronomía de Shanghai y el Museo de Planificación Urbana de Shekou. Estas experiencias le enseñaron a tratar el espacio no como un telón de fondo neutro, sino como una estructura narrativa dinámica. Su exposición virtual para la Bienal de Arquitectura de Beijing marcó un giro crítico: un rechazo a tratar el espacio como estático o neutral. En cambio, el espacio se convirtió en guion, archivo, interlocutor. Se convirtió, al igual que el cuerpo, en algo que se puede leer, reescribir y reinhabitar.

La instalación de Qu, Rewoven, ejemplifica este giro. Desarrollado a partir de una investigación etnográfica a largo plazo sobre el desplazamiento y la gentrificación en contextos urbanos chinos, el proyecto explora cómo las comunidades de ancianos, aunque desplazadas por la reurbanización desde arriba, continúan articulando la agencia a través de microgestos de resistencia espacial. El motivo recurrente de las sillas tejidas a mano no es incidental. Estas sillas, tanto domésticas como móviles, trazan una coreografía de cuidado: aparecen, desaparecen, reaparecen, como actos de protesta silenciosos. En la instalación, funcionan como símbolos vivientes, marcando no solo la memoria sino la continuidad, no solo la utilidad sino la voz.

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Su trabajo en realidad virtual, Rebuild the Unknown, lleva esta sensibilidad al ámbito de la intimidad especulativa. Aquí, la pantalla no media, sino que actúa. A través del movimiento, la respiración y la retroalimentación basada en sensores, el espectador no solo es envuelto, sino que es actuado. En este santuario digital, la proximidad se redefine no a través de la distancia, sino a través de la presencia. Las arquitecturas afectivas que construyen permiten que se desarrolle una especie de empatía corporal, una que escapa a la lógica del lenguaje y se sumerge en la sensación.

Las exploraciones recientes de Qu profundizan en la interacción entre tecnología y corporalidad. Utilizando herramientas como el seguimiento ocular y las interfaces de captura de movimiento, sus instalaciones invierten la espectacularidad tradicional. El espectador no solo está mirando, sino que está siendo mirado, produciendo un circuito de vigilancia mutua. En este bucle de retroalimentación cerrado, la mirada deja de ser una fuerza colonizadora; se vuelve relacional, contingente, inestable. La objetivación ya no es un hecho dado, sino una pregunta. El espectador, implicado en su propia visibilidad, comienza a habitar las estructuras de poder que está acostumbrado a criticar desde lejos.

Como artista visual y digital, Qu rechaza el consumo pasivo de la representación. Su trabajo coreografía encuentros en lugar de ilustrar ideas. Obliga al cuerpo a tomar conciencia y al yo a relacionarse. A través de disciplinas y dimensiones, mapean una política de atención: una cartografía feminista no de lo que vemos, sino de cómo vemos, quién ve y quién llega a ser visto.

Rastrear la práctica de Qu desde el diseño espacial hasta la interdisciplinariedad de espectro completo revela una tesis tranquila pero insistente: que el arte no es un espejo, sino una membrana. Al reclamar la mirada, también reclaman las herramientas de la narrativa, el sitio y la corporalidad. Sus instalaciones no son destinos, sino ensayos, no respuestas, sino ensayos de lo que más podría ser posible.

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Artista Bio:

Yinzhe Qu es una artista visual y digital con sede en Londres cuya práctica interdisciplinaria abarca el diseño espacial, el trabajo curatorial y las instalaciones inmersivas. Su trabajo explora las intersecciones del feminismo, la tecnología y la experiencia corporal.