Es la cumbre bilateral a la que todo líder europeo quiere asistir.
Y con razón. Este viernes, Donald Trump tiene previsto reunirse con Vladimir Putin en Alaska para hablar sobre cómo terminar la guerra en Ucrania.
Es probable que se discutan concesiones territoriales, y Europa (sobre todo Ucrania) no quiere que sus fronteras se redibujen por la fuerza.
Pero, tal y como está la cosa, no hay invitaciones para el país invadido ni para el continente donde está.
“Prepárense para demandas rusas bastante escandalosas”, advierte Lord Simon McDonald, exjefe de la Oficina de Relaciones Exteriores del Reino Unido.
“Será teatral”, añade. “Putin va a pedir cosas que nadie más concedería, con la posible excepción de Donald Trump.”
El presidente Zelensky ha dicho que no aceptará ceder ningún territorio, ni siquiera congelar el conflicto en las líneas actuales.
Su argumento es que eso no frenaría la máquina de guerra rusa, que lleva más de tres años y medio en guerra total. Afirma que las concesiones solo la acelerarían.
“Está claro que Putin quiere una foto con la persona más influyente del mundo, que es el presidente Trump, y quiere que se pospongan las sanciones, algo que probablemente conseguirá”, me dice Kaja Kallas, jefa de política exterior de la UE.
“La pregunta es, ¿qué sería un éxito para EE.UU. en esta reunión?”, plantea. “Si Zelensky está ahí, sería un éxito claro.”
Pero si el líder ucraniano no está en la mesa de Alaska, ¿cómo se podrán desafiar las propuestas del Kremlin?
“Podría ir”, dijo el presidente estadounidense sobre esa posibilidad. Pero Kiev y Europa quieren pasar del “quizá” al “sí”.
Aumenta su ansiedad el hecho de que el formato de reunión uno a uno fue una idea del Kremlin que la Casa Blanca aceptó.
El barrio europeo de Bruselas no suele estar tan activo en agosto, pero estas conversaciones entre EE.UU. y Rusia han cambiado eso.
El lunes, Kallas organizó una reunión virtual de ministros de exteriores donde pidieron un alto al fuego incondicional antes de cualquier acuerdo. También anunciaron nuevas sanciones contra Moscú.
Le pregunté a Kallas qué creía ella que quería decir Trump al sugerir un intercambio de territorios.
“Habría que preguntarle al presidente Trump”, responde. “Pero está claro que no se puede premiar a un agresor. Si no, veremos más agresión en el mundo porque sale rentable.”
Europa intenta hacer dos cosas: unirse en torno a Ucrania y meter baza en este proceso de paz liderado por EE.UU.
Independientemente de que Zelensky viaje o no, la puerta para Europa lleva cerrada desde que Trump volvió a la presidencia a principios de año.
Entonces, su enviado a Ucrania, Keith Kellogg, dijo que el bloque no participaría en las negociaciones de paz. Es una postura que los europeos no han podido cambiar con diplomacia.
Su relación con EE.UU. ha mejorado, en parte por el aumento del gasto en defensa. Pero Radoslaw Sikorski, ministro polaco, cree que necesitan un papel más central.
“Es un asunto de seguridad existencial para Europa”, explica.
“Agradecemos los esfuerzos de Trump, pero Europa también tomará sus propias decisiones.”
“Un simple alto al fuego no resolvería el problema.”
El canciller alemán Friedrich Merz ha logrado organizar una reunión virtual este miércoles entre líderes europeos, Zelensky y Trump.
Esperan ser consultados sobre el plan de EE.UU. para acabar con la invasión rusa, pero Lord McDonald se sorprendería si Europa recibiera una invitación de última hora para el viernes.
“El final será tan prolongado como lo ha sido la guerra”, advierte.
“Esta reunión es un hito, pero no significa que vaya a llevar a algún resultado.”
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